La letra muerta de la ley
La letra muerta de la leyontra viento y marea, porque no fue el resultado de un consenso, la Ley del Deporte boliviano fue promulgada en mayo de 2016, pero más de dos años después, aparte de no haber cumplido ninguna de sus metas sigue cuestionada.
La letra muerta de la leyontra viento y marea, porque no fue el resultado de un consenso, la Ley del Deporte boliviano fue promulgada en mayo de 2016, pero más de dos años después, aparte de no haber cumplido ninguna de sus metas sigue cuestionada.
Antes de su aprobación, desde distintos sectores del deporte hubo desacuerdo con la norma por considerarla —entre otras observaciones— un instrumento de injerencia del Estado en el deporte; no se hizo ninguna corrección y nada ha cambiado.
Uno de sus artículos reza: “Las entidades deportivas de alcance nacional deberán inscribirse para los fines de su reconocimiento deportivo en el Registro Único Nacional a cargo del Ministerio de Deportes”, lo que quiere decir que federaciones, asociaciones, ligas profesionales y clubes no pueden desarrollar sus actividades si no cumplen esa disposición.
El resultado no es otro que el rechazo masivo a esa norma que se traduce en su incumplimiento. Ante ello, las autoridades, lejos de echar mano de políticas de acercamiento que ayuden a cambiar ese panorama, optan por recurrir al camino que lleva por lo general a la imposición.
Una muestra más de ello es lo ocurrido la semana pasada: el Ministerio comunicó que ninguna entidad del deporte que no esté afiliada al Registro Único puede llevar la representación de Bolivia.
Antes de la llegada de la “nueva” ley, como después de promulgada la misma, la situación del deporte en los últimos años ha sido la misma: el Estado, que debería tener más participación “en directa coordinación con los dirigentes” —como dijo en su momento el presidente Evo Morales— se ha despreocupado de apoyar efectivamente a los deportistas y salvo contadas excepciones éstos han hecho esfuerzos personales sin que nada haya cambiado para “sobrevivir” y seguir adelante representando al país.
Lo que tiene que cambiar significativamente es esa política de hacer cumplir la letra muerta de la ley sin dar opción a nada y que priva a la mayoría de los deportistas de un apoyo verdadero. Si con esa idea sesgada se sigue conduciendo al deporte, el único resultado va a ser su continuo retroceso.