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El ejemplo de los alemanes

El último fracaso de una selección alemana fue el de la Eurocopa 2008, frente a España. A partir de ahí tomó un aire nuevo y comenzó a trabajar en un proyecto principalmente para ganar el título Mundial en Brasil 2014 e iniciar una hegemonía de varios años, algo que está comenzando a dar sus frutos.

Tanto la Federación Alemana como su seleccionador nacional Joachim Low irrumpieron al frente de un proyecto diferente en el que se embarcaron todos: por una parte, los equipos alemanes empezaron a invertir menos dinero en la contratación de figuras internacionales y decidieron dar más recursos a sus divisiones inferiores; por la otra, el seleccionador comenzó a abrir más espacio a los nuevos valores. La obtención de la Liga de Campeones a través del Bayern de Munich en la temporada 2012-13 fue el primer éxito grande de este tiempo, a la vez que varios de sus equipos,

por ejemplo el Borussia de Dortmund, empezaron a tener más fuerza a nivel internacional por sus éxitos. Todo fue apuntando a Brasil 2014, donde Alemania logró el título como resultado de un trabajo bien planificado, sobre todo en la formación de jugadores. Los alemanes jugaron ese torneo con una plantilla apta —salvo un par de futbolistas— para estar también en Rusia 2018 y con un poderío que sus rivales tendrían que tomar muy en cuenta.

Sin embargo, no contentos con ello, los clubes y la federación continúan sumando una gran camada que acaba de dar el salto a su selección ganando también la Copa Confederaciones, avisando que dará pelea para la nominación en el próximo Mundial. Antes del título obtenido ayer, el viernes la selección alemana Sub-21 obtuvo el europeo, otra demostración de que es correcto darles un lugar a los jóvenes, un camino por el que siempre se debería apostar en cualquier parte.