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La selección, abierta a todos

Eduardo Villegas no debería ni siquiera pensar en dejar fuera de la selección nacional a jugadores de clubes reticentes a cederlos, no hay una razón valedera para obrar de esa manera. No son ellos, los futbolistas, los que no quieren estar sino que son sus superiores, los que les pagan y dirigen, quienes se los impiden, eso está claro.

La molestia de Villegas es comprensible: sus colegas de Bolívar y Oriente Petrolero están poniendo trabas a su trabajo —por lo menos van dos veces que no atienden llamados a las concentraciones—, seguramente porque César Vigevani y el exseleccionador Mauricio Soria priorizan su propia labor por encima del bienestar de la selección. Ambos están mostrando una falta de compromiso con la Verde y también una falta de respeto por la manera cómo están obrando; sin embargo, eso no tiene por qué ocasionar un debilitamiento al interior del seleccionado.

Lo que Villegas tiene que hacer es persistir. Hacer su trabajo. Llevar su proyecto a todas partes. Mostrar de lo que se trata. Y así como tuvo un buen diálogo con un puñado de entrenadores de clubes, amerita que también se acerque al otro, por más que éste sea propenso a no colaborar. Si se repite esa suerte de boicot denunciado por el presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), César Salinas, quedarán en evidencia quienes lo propician.

Mientras tanto, hay que mantener la idea de que la selección nacional es de todos, y hay que hacerlo a partir de que ésta abra sus puertas para que estén los mejores, los que verdaderamente estén en condiciones de aportar desde el punto de vista deportivo.

La FBF, por su parte, debe de una vez recoger el compromiso de los clubes, si van o no a apoyar, pero que no sea de boca para afuera como ocurre en la actualidad con algunos. La selección necesita un fuerte espaldarazo por encima de las diferencias políticas.