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La pelota está feliz, ¡esto es fútbol!

El fútbol actual es infinitamente más atractivo que el del pasado por velocidad, despliegue, búsqueda del triunfo, número de goles, emotividad, vivacidad.

/ 13 de mayo de 2019 / 07:46

Una notable investigación sobre el juego (lamentablemente no podemos citar el origen, solo apelar a la memoria) comprobó a través de la medición en un video que, en la final del Mundial ’82 entre Italia y Alemania, el arquero Dino Zoff tuvo la pelota en sus manos durante 11 minutos. Desde luego sumadas todas sus intervenciones de esa tarde. Él solo se robó el 12,22% del tiempo del partido. Algo inaudito, atroz para el espectáculo. Y antes no se reponían, como ahora, dos minutos al cabo del primer tiempo y cinco o seis en el segundo. A los 90 se terminaba. Los árbitros eran hombres grandes, sesentones a veces, pesados, sin estado físico, y al llegar a los 90 reglamentarios daban los tres pitidos. No querían adicionar, estaban exhaustos; de allí que FIFA pusiera el tope de 45 años para ellos. Por supuesto, Zoff no fue amonestado. Ni apercibido. Estaba bien eso, era normal.

“La Libertadores en los años ’60 era una masacre”, contaba Roberto Perfumo, exzaguero del Racing Club campeón de América de 1967. Y sonreía, porque cincuenta años después aquello le parecía irreal. “En esas finales no se jugó”, nos comentó en una entrevista, refiriéndose a la definición de la Libertadores de aquel año entre Racing y Nacional de Montevideo. ¿Cómo así?, preguntamos. “En las dos primeras, que salieron 0 a 0, prácticamente no hubo juego. Se movía la pelota, dos tipos iban a disputarla, se pegaban, empezaban a pelear y ya otros diez se arremolinaban, discutían, se empujaban… Se reanudaba el juego y a los pocos segundos otra vez roces, reclamos, demoras, manotazos… Una cosa insólita, no hubo partidos casi. En el desempate, en Chile, sí, fue distinto, se jugó más. Ahí Racing fue superior y ganó bien. Lo increíble es que después de tres batallas, cuando estábamos en el hotel cenando, cayeron los muchachos de Nacional. Pensamos que se armaba la Tercera Guerra Mundial, pero no, vinieron a saludar y fue todo cordialidad, sin embargo los primeros dos choques fueron de locos, hoy te da risa de solo pensarlo”.

Argentina fue subcampeón del mundo en 1990 marcando apenas 5 goles. Un récord paupérrimo que tal vez nunca se repita. En ese Mundial se registraron 1.586 pases hacia atrás al arquero. Y fue la Copa con menos goles de la historia.

Cien o quizás doscientos ejemplos como éstos volcamos en nuestro libro Fútbol de ayer y de hoy – ¿Antes era mejor? ¡Por favor…!. Los ’60 y los ’80 fueron un castigo para los ojos del público. Se jugaba poco, se pegaba mucho, se quemaba tiempo, había especulación, simulaciones, protestas permanentes, excesiva brusquedad, el ritmo era más lento, el juego más cortado, con escasas situaciones de gol, tedioso… Y los árbitros y el reglamento eran permisivos. Aunque nos empeñemos en idealizarlo, así era, en líneas generales, el fútbol hace treinta, cuarenta y cincuenta años.

Las semifinales de Copa de Europa que acabamos de ver —Barcelona 3 – Liverpool 0, Liverpool 4 – Barça 0, Ajax 2 – Tottenham 3— son la antítesis de aquello. No solamente fueron extraordinarias, también una iluminación: ¡qué hermoso fútbol estamos viendo! Los dos ingleses, estando tres goles abajo, lograron darlo vuelta y llegar a la final en partidos que fueron un tsunami emocional. Liverpool debía ganarle por 4 a 0 al Barcelona para pasar. ¡Al Barcelona de Messi…! Lo hizo, lo arrasó. Al Tottenham le quedaban 35 minutos para hacerle tres goles al equipo sensación del torneo, de visitante y sin Harry Kane, su estrella y goleador. Lo logró en el minuto 95 en una epopeya personal de Lucas Moura. Heroico. A nadie del Ajax se le ocurrió la sudamericana receta de hacerse el lesionado o irse hasta el banderín del córner a pisarla para perder tiempo ni pegar un patadón o alguna de nuestras tradicionales artimañas. A propósito: ¿cuántos partidos se definen actualmente en el tiempo añadido…? Toneladas. La prensa europea coincide que se trata de la mejor edición de la historia del torneo.

El jueves, por semifinales de la Liga Europa, hubo otros dos choques espectaculares: Valencia 2 – Arsenal 4 y Chelsea 1 – Eintracht Frankfurt 1. Si los anteriores nos asombraron, este último nos dejó boquiabiertos: un duelo de una velocidad e intensidad como no recordamos. Impresionante. Fue a galope tendido en los casi 130 minutos que duró. No se dieron tregua ni un instante.

  • Los jugadores de Liverpool celebran su gran remontada con la que dejaron a Barcelona fuera.  Foto: AFP

Una joya como el Manchester City 4 – Tottenham 3 antiguamente ni siquiera era concebible. No se pensaba en jugar así. Ni que se podía jugar así. Conste que el grado de oposición nunca fue mayor que el actual. Hoy, hasta los delanteros están obligados a retroceder marcando. Lo cual dificulta el armado de juego, el quiebre de líneas que activa el peligro de gol. No obstante, el futbolista aprendió a pensar, decidir, controlar, pasar y rematar en velocidad. Y con el rival presionándolo encima. Igual desequilibra. Por eso se ven infinidad de jugadas de riesgo frente a los arcos. En el Ajax-Tottenham anotamos veinte acciones de gol inminente, varias en los palos, salvadas milagrosas de los arqueros, tiros que se fueron por milímetros.

Y además está el VAR, que marcará una nueva era. Aunque en etapa de perfeccionamiento, ya está funcionando bien. Es una bendición que ayuda a evitar el 80 o 90% de los errores graves que se cometían. Y que decidían partidos y campeonatos. Es tan maravilloso que, ahora, un enfrentamiento sin VAR nos parece de la era Paleozoica. ¿Cómo… no hay VAR?, preguntamos.

El fútbol actual es infinitamente más atractivo que el del pasado por velocidad, despliegue, búsqueda del triunfo, número de goles, emotividad, vivacidad. Y por limpieza. No hay crispación, hay vibración. No se dan las patadas salvajes de otros tiempos ni equipos que salgan al 0 a 0. No hace mucho volvimos a ver, entera, la final europea de 1984 entre Roma y Liverpool que igualaron 1-1, fueron al alargue y a los penales, donde ganaron los Reds. Comparado con los del presente parece un encuentro de viejas glorias a beneficio de los inundados o de la lucha contra algo.

Este presente es producto de la evolución de la actividad. Y, naturalmente, los principales agentes de cambio son los técnicos. Viven pensando en mejorar cada aspecto del juego, del entrenamiento, del cuidado del protagonista. Muchas voces ponen reparos: que tales partidazos solo se ven en Europa. Lógico, allá están los mejores jugadores y entrenadores. Pero Europa marca tendencia, y esa línea se esparce por el planisferio. Además, ahora somos espectadores globales y consumimos lo que más nos agrada. ¿O apagamos la tele y nos guardamos para ver solo nuestro prosaico fútbol criollo…? Entre nosotros: ¡qué lejos estamos…! Desde los siete u ocho años venimos escuchando la frase célebre y agorera: “El fútbol se muere”. Siempre respondemos igual: no muere, se recicla, se reinventa. Tiene la fuerza intrínseca de cien volcanes. Y está viviendo su propia reivindicación.

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‘¡Marquen a los nuestros…!’

Jorge Barraza, columnista de La Razón

Por Jorge Barraza

/ 9 de febrero de 2025 / 22:04

Con su 5 a 0 a domicilio al Valencia por Copa del Rey, el Barcelona alcanzó un impresionante promedio de 3,11 goles por partido. Desde la llegada de Hansi Flick dejó los pases laterales, la cadencia, la posesión y va directo al ataque.

Juega al espacio para Lamine Yamal, Raphinha y Lewandowski y estraga defensas. En once ocasiones marcado 5 goles o más. Y aunque falta todavía mucha temporada, está a un solo gol de igualar su marca global del curso 2023-2024. El año pasado cerró con 110 goles en 53 partidos, ahora está en 109 con 35 salidas al campo.

Es un rodillo. En los dos choques de Copa le anotó 12 al Valencia: 7-0 y 5-0. Esto nos trajo a la mente un suceso acaecido en los albores del profesionalismo, referido por viejos maestros del periodismo que nos dieron aulas de profesión en nuestros inicios.

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Los hijos y los nietos, felices

Hace ya muchos años -86 exactos- el Racing Club de Corbatta y Perfumo, actual campeón de la Copa Sudamericana, produjo un hecho sensacional, que seguramente es un récord mundial, sobre todo por haber acontecido en el máximo nivel de juego. Marcó 8 goles en tres partidos consecutivos.

En tres domingos, uno detrás del otro, 24 gritos. Y en partidos oficiales. El 2 de octubre de 1938, en Avellaneda, aplastó a Platense 8 a 2. Siete días después, en La Plata, goleó a Estudiantes 8 a 2, y el 16 de octubre, nuevamente en su viejo estadio de madera, le hizo 8 a Lanús: 8 a 1.

Una proeza goleadora jamás repetida. Diez de esos goles fueron de Evaristo Barrera, un cordobés tan grandote que le llamaban “El Ómnibus”. Al año siguiente Racing lo transfirió al Lazio de Italia y, dicen, no volvió nunca más, ni de vacaciones, murió allá. Había surgido del mismo club de Dybala, Dertycia y Mario Kempes: Instituto.

Otros seis tantos fueron del Chueco García, de cuya fabulosa pierna izquierda supimos también por nuestros mayores. “La derecha la usaba para caminar solamente”, evocaba mi padre, simpatizante de Rosario Central, donde el zurdo deslumbró. Contaba maravillas del Chueco, refería una costumbre suya de limpiar todo el camino de rivales y dejársela en bandeja al “9” para que anotara, tras lo cual le decía “¡servido…!”.

También fue el ídolo del escritor Osvaldo Bayer, otro centralista irredento. Enrique García rivaliza con Félix Loustau, de River, y con Juan Ramón Verón y Oscar Mas por el cetro de mejor puntero zurdo de la historia del fútbol argentino. No obstante, hay coincidencias en sentar en el trono al Chueco.

Los hinchas y los diarios le amontonaban apodos como si fueran ofrendas florales: El Fenómeno, El Imparable, El Mago; finalmente se impuso y perduró para siempre El Poeta de la Zurda. Era de la época de los wines-wines, esos sujetos peculiares pegados a la raya que hacían maravillas y tiraban centros venenosos, más orgullosos de bailar al marcador que de marcar goles.

Enrique García excitó tribunas en los años ’30 y ‘40. Los futbolistas estaban lejos todavía de adueñarse del fútbol (hoy son los patrones que deciden cuando se van, cuando se quedan). El romanticismo era un manto que abrigaba toda la actividad. Se jugaba por el aplauso, por la camiseta y por el honor. Los jugadores soñaban con el pase a un cuadro grande, pero si se daba, se daba, si no, felices igual.

Con el Chueco se dio el primer caso de la historia en que hubo de recurrirse a una votación para decidir si era transferido o no. Defendía los colores de Rosario Central y Racing ofreció un dineral por su pase. Los hinchas centralistas no querían saber nada de perder al gestor de sus mayores alegrías domingueras. Se opusieron tenazmente. Sin embargo, la plata estaba, y era grande.

La directiva, para no sufrir costos políticos, llamó a asamblea de socios. Que decidieran ellos. Y se votó por el sí. En enero de 1936 Racing pagó unos 12.000 dólares más lo recaudado en un partido amistoso entre ambos. Era una cifra altísima. El Chueco se mudó a Avellaneda, para felicidad de la grey racinguista.

El segundo caso, en Argentina, se dio también en Central. Había surgido otro gigante: Mario Kempes. El Valencia de España lo quería sí o sí. El público canalla decía no y no. Y se llamó a votación. Se impuso, como siempre, el vil metal. Y el Matador se convirtió en el ídolo supremo de la historia futbolera valenciana. Nadie lo supera hasta hoy.

Hubo dos casos más de voto popular, estos dos en Uruguay. El primero fue el de Alcides Silveira, el inefable Cacho, fantástico zaguero y volante. Jugaba en Sud América, clubcito montevideano donde también apareció Alzamendi. Lo pretendía Independiente y la gente se oponía a venderlo.

Hubo sufragio. Aquí la anécdota: todos lo querían a Cacho, mas en la asamblea sorprendieron muchas voces desaprobatorias. “Que se vaya”, “No lo queremos…”, “Fuera, vendido”, “Andate, mercenario…” Resultado: ganó el sí. Pero ¿Qué había sucedido? ¿Por qué esos gritos? Pícaro, Cacho pretendía emigrar a toda costa y llevó a la asamblea a amigos, primos y vecinos. Ellos eran los que gritaban, armaron el clima e influyeron en los votantes.

El último, en 1983, fue el de Enzo Francescoli. Los parciales de Wandereres lo querían matar a Mateo Giri, presidente del club, por intentar cederlo a River Plate. Y el hombre se lavó las manos: que lo decidan los socios en asamblea. Ganó la venta y Francescoli pasó a ser un histórico de los Millonarios. Wanderers sigue igual.

Además de fantástico gambeteador, el Chueco fue un personaje que hablaba todo el tiempo en el campo. Ocurrente, bromista con sus compañeros, irreverente con los rivales. Más de una vez, luego de una jugada genial, volvía por donde había pasado y frotaba el césped con sus botines, como cepillándolo. “¿Qué estás haciendo…?”, le inquirían sus compañeros: “Estoy borrando la jugada para que no me la copien”, respondía.

Ponciano Souto, masajista de Racing durante aquellos años, contaba que cuando le tocaba trabajar sobre la pierna derecha del Chueco, éste le decía: “Esa no, esa dejala, ni la toques que la tengo de palo”.

Sin embargo, aquel Racing ultragoleador lo ponía muy serio a Enrique. Le tocaron años malos, sin títulos. Era un equipo muy irregular. Después de aquella proeza de los 24 goles en tres fechas, perdió con Tigre 2 a 1, con Independiente 3 a 2 y con San Lorenzo 5 a 3. El Chueco deslumbraba, el ataque era contundente, pero la defensa era un peligro, recibía muchos goles, sobre todo de cabeza. Una tarde, ante un nuevo córner para el rival, García bajó gritando “¡Marquen a los nuestros…!”

La frase entró en la mitología popular y el fútbol, constituido en una metáfora permanente de la vida, la incorporó a las cosas cotidianas.

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Ascarrunz y Pacheco, hoy en La Razón

/ 15 de enero de 2025 / 09:01

¿The Strongest es un club secuestrado…? ¿Por qué se perpetúa la crisis institucional en el club de Achumani…? ¿Hasta cuándo será gobernado interinamente…? ¿La Federación Boliviana de Fútbol tiene atenazado al club…? ¿Quién contrata técnico y jugadores…? ¿Montes, elegido democráticamente, no puede reasumir…? ¿En catorce meses no se han podido adecuar un puñado de artículos de los estatutos…?

Todos los interrogantes serán develados hoy a las 12.00 en Fútbol sin Anestesia, por el streaming de La Razón y en Palenque TV a través de una entrevista con Douglas Ascarrunz y Jorge Pacheco, expresidentes atigrados que se reunieron ayer a la mañana con Fernando Costa, titular de la FBF, para tratar de encausar institucionalmente al club oro y negro.

(15/01/2025)

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‘Montes puede asumir, nunca fue notificado’

Montes nunca fue notificado de sanción alguna, por lo que podría reasumir su cargo se supo en Achumani

Héctor Montes en su etapa anterior en la presidencia de The Strongest

Por Jorge Barraza

/ 3 de enero de 2025 / 13:01

Alguien alertó a Héctor Montes de que, pese a que el Tribunal Constitucional Plurinacional lo restituía en el cargo de presidente de The Strongest, no podría hacerlo por una suspensión de 2 años que le habría impuesto la Federación Boliviana de Fútbol, en la que, al parecer, encuentra grandes resistencias.

Por ello, Montes no acudió la mañana de este viernes al club para reasumir sus funciones en prevención de encontrar algún tipo de conato o resistencia. O para evitar un mal momento. The Strongest es un club excesivamente politizado. Por ello fueron de avanzada el vicepresidente Jorge Nolasco y el directivo Marco Villegas para examinar en detalle la situación legal.

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Héctor Montes restituido como presidente de The Strongest

No obstante, apersonados en el Complejo de Achumani para recabar información, periodistas de La Razón fueron informados de buena fuente que Héctor Montes nunca fue notificado de sanción alguna, por lo que podría reasumir hoy mismo su cargo.

Una veintena de periodistas se dieron cita en el complejo de Achumani esperando encontrar a Montes, pero éste no estaba y tras una hora de espera los periodistas fueron notificados de que no habría rueda de prensa, por lo cual se retiraron.

(03/01/2025)

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Héctor Montes restituido como presidente de The Strongest

Las esperadas elecciones en The Strongest no tendrán lugar: Héctor Montes fue restituido como presidente de la entidad decana del fútbol profesional boliviano. El Tribunal Constitucional Plurinacional con asiento en Sucre dejó ayer por la tarde sin efecto la medida por la cual había separado de su cargo al dirigente atigrado.

Héctor Montes delante de un mural en el Complejo Deportivo de The Strpngest

Por Jorge Barraza

/ 3 de enero de 2025 / 10:28

La medida generó un gran entusiasmo en el stronguismo, que ya no soportaba más ver a su club bajo un interinato que en principio debía ser por 45 días y que finalmente se prolongó por un año y 50 días.

La Razón fue el primer medio periodístico que logró comunicarse con Héctor Montes, quien hoy regresaría a su despacho en el Complejo Rafael Mendoza de Achumani, aunque desde las primeras horas de la mañana ya hizo su desembarco en el club parte de su directorio, en las personas de Jorge Nolasco y Marco Villegas.

-¿Feliz, Héctor…?

-Imagínese… Feliz porque se ha hecho justicia y por la dimensión de la gente a la que me he enfrentado, gente muy poderosa.

-¿Cuándo fue informado de que volvía a su cargo…?

-Ayer como a las nueve de la noche. El abogado me comunicó.

-En un encuentro casual, usted nos había adelantado hace mes y medio que podía darse esta resolución.

-Sí, era cuestión de esperar, finalmente se resolvió para bien.

-¿Va a ir hoy a Achumani?

-Estoy analizando diversas cuestiones. Mi directorio ya está allá.

-Están circulando noticias de que Strongest tiene casi contratado como entrenador a Antonio Carlos Zago y a algunos jugadores, ¿se corta todo eso…?

-Hay que ver, lo estudiaremos, no tenemos que apresurarnos.

Héctor Montes ganó las últimas elecciones de la institución atigrada y asumió como presidente el 30 de julio de 2022; el 13 de noviembre de 2023 fue apartado del cargo por una resolución del Tribunal Constitucional Plurinacional, que ahora da marcha atrás.

-Héctor, ¿hasta cuándo entonces estará al frente del club?

-El abogado estudiará bien la sentencia y me dirá, pero entiendo que debo cumplir íntegramente mi mandato de cuatro años.

A último momento circuló una versión de que Montes no reasumiría por estar suspendido internamente por el club por dos años, lo cual está por resolverse.

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Fútbol mundial: Las claves del 2025

Por Jorge Barraza

/ 2 de enero de 2025 / 18:08

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