Bolivia tuvo solo tres opciones reales de gol: Convirtió una —de penal—, rifó otra y en la tercera, que en realidad fue la primera, no supo definir. Demasiado poco en ataque para una selección que necesitaba ganar y que pregonaba en la previa un protagonismo que ayer se quedó en mitad del camino. Y así le fue, perdió contra Perú (3-1), que tuvo muchas más ambiciones y a la larga hizo figura a Carlos Lampe. Si no era por el golero nacional, el resultado habría sido una goleada.
Cierto, el comienzo fue prometedor. La Verde empezó jugando de mitad de cancha para adelante: a los 18 minutos, un centro de Diego Bejarano no logró ser cabeceado por Alejandro Chumacero, mientras que la pelota le rebotó a Marcelo Martins. Esa fue la primera.
Con esa actitud diferente, de ir al frente, vino la jugada que provocó el penal, un disparo de Fernando Saucedo que Carlos Zambrano interrumpió con la mano; penal que Martins transformó en gol a los 28 minutos.
Y el tercer ataque cierto, dentro de su escasez, fue el de la segunda mitad cuando Bolivia ya perdía (2-1): Nació en un buen disparo de Raúl Castro devuelto por el manotazo del golero Pedro Gallese, pero Erwin Saavedra lo desperdició rematando por encima del travesaño y se perdió el empate.Nada más.
La Verde fue más de lo mismo. Volvió a aparecer esa pobreza, esa falta de fuerza, que no la saca de última, que le impide ponerse a la par del resto. Si bien tuvo un poco más la pelota que contra Brasil, que era lo menos que se podía esperar, de nuevo careció de profundidad y su juego ofensivo —salvo aquellas jugadas contadas— fue en realidad inofensivo.
La selección al mando de Eduardo Villegas no logró sostener lo que parecía un buen planteamiento. Su mérito fue hacer un primer tiempo equilibrado, pasando además pocos riesgos, pese a que un error —de Saavedra al perder la pelota en la mitad de la cancha— le costó el empate a los 45, obra de Paolo Guerrero.
Perú mostró su jerarquía y fue superior en la segunda mitad, en la que Jefferson Farfán anotó el segundo tanto a los 10 minutos, de cabeza, luego de un centro de Guerrero.
Bolivia —lo ya anotado— dejó escapar el empate parcial en la única opción verdadera que tuvo en la segunda mitad; después, Perú pudo haber conseguido una goleada de no haber sido por las atajadas de Lampe, una tras otra, aunque el guardameta ya no pudo a los 50, vencido por Edison Flores para el definitivo 3 a 1.