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El fútbol boliviano, fracturado

El fútbol boliviano está fracturado. Qué hay por detrás de ello es la cuestión, porque desacuerdos debido a una simple norma, que además todos respaldaban en un comienzo, no pueden llevar a tanto. Si era eso, la cosa era sencilla, entonces si las reglas no estaban claras no había que permitir que el torneo Clausura arranque; en cambio, lo avalaron, aunque luego amenazaron con impugnaciones y por último se pertrecharon para arruinar el desarrollo de la segunda jornada utilizando “problemas de logística” como un banal pretexto. En el fondo parece que hay más.

Es inevitable pensar en un motivo regional. Ojalá no lo sea. Son seis clubes de Santa Cruz los que han provocado todo. Demasiada coincidencia. Un asunto reglamentario como que el que esgrimieron en un comienzo podría ser también de interés de los otros, pero ninguno de los ocho restantes —que son la mayoría— pronunció su disconformidad.

El presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) es susceptible al respecto, dice que “hay un intento por desestabilizar” su gestión por ser él un hombre del occidente, con el añadido de que “hace tiempo buscan regionalizar el fútbol”.

Desde el otro lado también ven cosas. Según el expresidente de Oriente Yimy Montaño, desde la FBF “se ha montado un plan para hacer descender a un equipo de Santa Cruz” y apunta a Destroyers —el equipo con más riesgo de perder la categoría por su bajo rendimiento deportivo— como el directo afectado.

En lo deportivo justamente resulta incómodo para una región tan futbolera como la cruceña que lleve años sin saborear títulos. Tampoco juegan conformes los torneos aprobados que desde hace rato los han alejado de los éxitos.

En lo político, es sabido que Salinas llegó a presidir la FBF con un fuerte respaldo, excepto de la mayoría de los clubes cruceños acostumbrados por años a un presidente de “ellos”. Hoy, son los principales responsables de haber desatado la peor crisis en una gestión que ni siquiera tiene año y medio de vida.

Tiene que haber cordura para salir de ella. El torneo ya se ha manchado, pero al fútbol boliviano aún se lo puede salvar. Si las diferencias persisten no será posible, el único camino será la unidad.