‘Corrupción’
Desde el año pasado, antes de que se realicen las elecciones en la FBF, se ha venido hablando alegremente de corrupción, pero nadie da el siguiente paso, que es ir al fondo del asunto y, finalmente, comprobar el delito.
Corrupción por aquí, corrupción por allá. En el fútbol boliviano pareciera que esa palabra está de moda. Dirigentes, técnicos, jugadores y hasta periodistas no solo la mencionan una y otra vez, sino que lanzan acusaciones y por lo general su blanco preferido es la gente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF). El problema es que nadie hace una denuncia formal.
“La corrupción no deja pruebas”, según dicen, y amparados en ese tan superficial concepto manchan una y otra vez a las instituciones y mayormente a las personas.
En realidad, todo delito tiene una manera de ser probado, por eso hay un montón de corruptos en las cárceles. Sin ir lejos, la fiscalía de Estados Unidos destapó en 2015 una olla de corrupción en el fútbol mundial y los que la cometieron cayeron como fichas una tras otra y lo siguen haciendo. La cuestión es indagar, buscar indicios, lograr datos, comprobarlos y demostrarlos.
Desde el año pasado, antes de que se realicen las elecciones en la FBF, se ha venido hablando alegremente de corrupción, pero nadie da el siguiente paso, que es ir al fondo del asunto y, finalmente, comprobar el delito.
La semana pasada, el turno fue de Julio César Baldivieso, quien se estrelló contra la FBF y contra el seleccionador nacional César Farías. ¿Dónde están las pruebas de todo lo que dijo? Encima lo hizo en tono de xenofobia que no es algo nuevo en él.
El fútbol boliviano tiene sus líos y peor mediante quienes solo pretenden hacer prevalecer sus odios en vez de buscar verdaderos aportes para ayudar a levantarlo.
En el fondo, son tiempos difíciles marcados por la desunión, por las rivalidades políticas, por los desencuentros si los intereses no son los mismos. Está ahí el problema.Y ojo que también es delito acusar y no probarlo, eso deberían tener muy en cuenta quienes actúan a su libre albedrío para hacer el mal.