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Rolando Vargas: ‘El destino no me eligió y estoy agradecido’

Rolando Vargas es uno de los tres jugadores del plantel de The Strongest de 1969 que no integró la delegación que viajó a Santa Cruz para jugar un cuadrangular internacional  —23 y 25 de septiembre— y que desapareció de manera trágica el viernes 26 después de que el avión que la trasladaba desde la capital oriental hasta La Paz se estrellara en la Cordillera de Los Andes, solo unos minutos antes de aterrizar en el aeropuerto de El Alto.

Junto con Vargas, quien era el capitán y referente de ese equipo, se salvaron de morir Marco Antonio Velasco, porque se había fracturado unas semanas antes en un clásico, y Luis Gini, fue descartado a horas del viaje porque le colocaron mal una inyección.

Vargas, que el 10 abril cumplió 80 años, no fue porque tenía que atender asuntos laborales en la agencia aduanera de su familia —Vargas y Cia. Ltda.— y en la que su padre Carlos Alberto antes de morir lo había dejado al frente, motivo por el que club le dio un permiso especial.

Del trágico hecho han pasado casi 50 años y don Rolando repite casi siempre que “el destino no me eligió” y que tras del fatídico accidente “volví a nacer”.

— Se van a cumplir 50 años de la tragedia de Viloco y el destino quiso que usted no viajara y salvara la vida. ¿Cuándo aviso al club que no iba con la delegación?

— Casi al mismo tiempo que los dirigentes habían firmado el contrato para ir a jugar al cuadrangular. Recuerdo que jugamos con 31 de Octubre el 20 de septiembre y después ellos viajaron (lunes 22) a Santa Cruz.

Unos días antes un notario me notificó que mi papá (Carlos Alberto), un fanático hincha de The Strongest, quien había fallecido un tiempo antes, me había dejado un poder como apoderado de la firma ‘Vargas y Cia. Ltda’ (agencia despachadora de aduana) y el día veintitantos de septiembre me tenían que entregar en la notaria, entonces no podía viajar a Santa Cruz y eso comuniqué al club.

—  ¿Cómo se enteró del accidente?

— El día que volvía el The Strongest fui al trabajo como siempre, después a la Aduana que era en la Plaza Antofagasta, donde ahora es la terminal de buses. Tenía que hacer un trámite, pero me encontré con todo cerrado y rodeado por militares (ese mismo día se produjo el golpe de estado de Alfredo Ovando Candia a Adolfo Siles Salinas) porque ahí cerca era el arsenal o algo así del Ejército, entonces me volví a la casa. Después de almuerzo estábamos descansado con mi esposa (Lourdes) y mi teléfono empezó a sonar constantemente.

Contestó mi esposa y le pregunté: ‘¿Quién molesta tanto?  Son tus tías, están preguntando por vos’, me responde, y yo le digo: ‘La próxima contesto yo’. Casi de inmediato volvió a sonar el teléfono, habrán sido las cuatro o las cuatro y media, y era mi tía Aurora, hermana de mi papá, quien me dijo: ‘Hijito, ¿dónde estás?, me ha dado mucho miedo. Te cuento que en la radio han dicho que al avión en el que estaba volviendo The Strongest de Viloco lo han declarado en emergencia’.

Ese rato se me pararon los pelos, solo el de arriba sabe lo que sentí ese momento. Saqué mi carro, yo tenía una petita, y con mi señora nos fuimos directo a la avenida Camacho, a las oficinas del Lloyd (Aéreo Boliviano). El espectáculo era impresionante, porque era como un partido de fútbol por la cantidad de gente que había: los hinchas, los familiares y también los dirigentes del club habían llegado al lugar y el tráfico estaba cortado totalmente.

— ¿Qué hizo entonces?

— Dejé mi auto a un costado y fui a ver qué pasaba, uno de los empleados del Lloyd que era muy amigo, él hacía la descarga de las mercaderías en El Alto y nos avisaba siempre que llegaba algo para las diferentes empresas con las que trabajábamos, me dijo: ‘Rolando ven’, me lleva a una oficina y me dice que lo siente: ‘Hermano, tranquilito, faltando poco para que el avión cruce el Illimani, de ahí son cinco minutos al aeropuerto, han dado el alarma de emergencia y después se ha cortado todo, no sabemos nada; por los cálculos que hicieron los técnicos es muy probable que se haya estrellado, porque debería estar sobrevolando La Paz después de 3 o 4  minutos, así que tienen que prepararse para lo peor, Dios no quiera que sea así, pero preferimos decirte la verdad’.

— ¿Y cuándo le confirmaron del accidente?

— Dos o tres días después, porque ese mismo día no habían rastros, no había nada, no se veía nada, no sé cómo los ubicaron. Los primeros en llegar habían sido los mineros, no los juzgo mal, pero según dicen cuando llegó otra gente todo ya estaba rebuscado. También cuentan que por la noche habían pumas, porque dice que había pedazos de huesos. Fue terrible.

— ¿Se animó a ir a Viloco en esos días o espero acá?

— Estaba por viajar, pero la familia no me permitió.

— ¿Qué pasó cuando trajeron los cuerpos de sus compañeros, posteriormente el velorio y el entierro?

— Estuve metido en todo eso, pero es un tema del que no puedo hablar, tengo prohibido, porque fue  muy fuerte emocionalmente, fue muy difícil reconocer los cuerpos. Mi hija no quiere que dé entrevistas porque dice que es recordar y uno se emociona.

— ¿De ese grupo que desapareció alguno era más amigo suyo?

— La verdad, era un grupo en el que todos éramos amigos, fueron varios años de jugar juntos. Yo vivía por la Plaza Villarroel y casi todos los del plantel vivían por Villa Fátima, donde ahora es la fábrica La Cascada, así que todos estábamos muy cerca.

— Ahora que se van a cumplir 50 años de la tragedia, ¿cómo lo toma?, ¿qué recuerdos tiene?

— Son recuerdos inolvidables, unos más tristes que otros. Tengo en el corazón a todos los compañeros. El mismo día del accidente, moría el arquero Armando Angelacio y nacía su hija (Amanda), además ‘Oqui’ (Óscar) Velasco tenía  que casarse ese día.

— ¿Algo que se le venga a la mente en este momento?

— Algo que me ha quedado hasta el día de hoy y que pocas veces lo he contado es que poco tiempo antes del accidente fuimos a jugar a Sucre o Potosí y cuando volvíamos había nevado aquí en La Paz, entonces la azafata o el piloto nos dice que no nos asustemos, que vamos a dar unas vueltas hasta que terminen de limpiar la pista. En ese entonces no era tan fácil estar en un avión y en esas condiciones. Estábamos muy nerviosos, preocupados, la ciudad estaba blanca, pero finalmente aterrizamos y cuando bajamos del avión el primero en bajar fue nuestro entrenador Eustaquio Ortuño y nos decía ‘calma muchachos, ya estamos todos tranquilos’; pero Miguel Ángel Porta bajó llorando de emoción y Eustaquio le dice: ‘¿Qué le pasa, usted es un Tigre, un valiente?’ y Porta, quien terminaba de bajar, le contesta: ‘Profe usted es mayor, usted ya ha vivido la vida, en cambio yo soy un pibito, míreme soy lindo, tengo una vida por delante’. Y cómo es la vida, al poco tiempo pasó el accidente.

— Más de una vez le he escuchado decir que el destino no le eligió esa vez y que después del accidente fue como volver a nacer…

— Es cierto, el destino no me eligió a mí y yo estoy agradecido. También es cierto que volví a nacer, pero me costó. Recuerdo que cuando volví a jugar y teníamos que ir a Cochabamba el doctor me daba pastillas, me sedaba para que pudiera viajar.

— Usted no viajó por su trabajo, ¿sabe por qué no viajaron Velasco y Gini?

— Velasco estaba fracturado, Villarreal de Bolívar lo fracturó en un clásico, y Gini no viajó porque días antes le habían puesto una inyección intramuscular en la nalga; qué pasaría, seguramente le pusieron mal, y a los pocos días se le hinchó terriblemente.

— ¿Sabe algo de ellos?

— Velasco vive en Santa Cruz y Gini en Asunción, alguna vez nos hemos comunicado y hemos compartido.

— Después de la tragedia vino la reconstrucción…

— Había muy buenos dirigentes a la cabeza de don Rafael Mendoza, en esos momentos del entierro saltó la voz de que había que reconstruir al Tigre. Fuimos a jugar un partido con Boca, en La Bombonera, un partido para recolectar fondos. Boca se ofreció a cooperar por las familias, porque había varios jugadores argentinos y ahí su presidente, Alberto Armando, le ofreció a don Rafo colaborar con jugadores a la reconstrucción del The Strongest, de ahí vivieron Romerito y Bastida. Ese fue el principio.

Todos eran nuevos, yo era el extraño, a mí me costó mucho volver, prácticamente cuando empezó el The Strongest Símbolo, yo estaba con médico, estuve un buen tiempo con psicólogo. Yo estaba saliendo de la crisis y me hablaron para que me reincorpore al plantel oficialmente.

— Tiene unas fotos con Pelé, él con la camiseta del Santos y usted con la del Tigre.

— Fue dos años después de la tragedia, esa es una foto histórica. Él habla portugués, pero me dijo que sentía mucho lo que había pasado.

— ¿Va a estar en la misa de los 50 años este 26 de septiembre?

— Nunca he faltado a la misa en este tiempo. Haga o no haga el The Strongest yo estaba en la Catedral, como un homenaje a mis compañeros. Yo he sido, además, el que ha pedido se haga la misa todos estos años.