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Lino Vargas, el masajista de las estrellas celestes

Lino Vargas trabaja en Bolívar hace más de 30 años. Llegó en 1986, cuando el técnico era Jorge Habegger. Su función en la mayoría de ese tiempo ha sido la del kinesiólogo. La kinesiología es muy importante para el jugador de fútbol, ayuda a sus músculos, a sus movimientos. No solo se trata de masajear, va mucho más allá para ayudar al desempeño físico del deportista.

Es un bolivarista de siempre. “Desde muy niño. Mi amor por Bolívar surgió de pequeño. Ayudaba a confeccionar banderines de ceda que los repartíamos el día de los partidos. Con el tiempo, mi segundo hogar ha sido Bolívar”, afirma.

Estudió la carrera de auxiliar de enfermería, “entonces empecé a trabajar en el Ministerio de Salud, en el Departamento de Epidemiología como inspector. También le dediqué tiempo al referato en el fútbol de salón; sin embargo, a la vez en mis momentos libres iba a la Asociación de Fútbol de La Paz para masajear a los jugadores de Chaco Petrolero, Litoral y Always Ready”. Así fue como llegó al fútbol.

“Entonces recibí la invitación del profesor Abdul Aramayo para presentarme en Bolívar, me dijo que estuviera un lunes en horas de la tarde y así fue, llegué, me contacté con él y le dijo al técnico Jorge Habegger: ‘profe, es el muchacho del que le hablé’, entonces Habegger me dijo ‘bienvenido y empiece a trabajar’, así que tuve que hacerlo sin siquiera estar con la ropa adecuada. Estuve a prueba tres meses y me quedé 32 años”.

La última vez que vino Habegger, invitado por Bolívar para una distinción hace unos meses, “fui a agradecerle porque él me dio la oportunidad de llegar al club, donde conocí además a grandes dirigentes, a grandes técnicos y sobre todo a grandes jugadores con los que compartí, desde Carlos Borja, Vladimir Soria, Marco Etcheverry, Erwin Sánchez, Erwin Romero, Ramiro Castillo y muchos otros”.

Su relación más directa en tanto tiempo de trabajo fue con los médicos del plantel. “Conocí a excelentes profesionales y me dejaron grandes enseñanzas, como mi padrino de matrimonio, el doctor Raúl Alberto Morales, quien también fue jugador del equipo. Recuerdo a Miguel Elías Zaiduni, Freddy Duarte, Freddy Uscamaita, Guillermo Aponte y ahora a Freddy Patti, ellos siempre me orientaron y yo los escuchaba con mucha atención, porque en el fútbol siempre es bueno escuchar los consejos”.

En sus más de tres décadas en el club tuvo relación con varios presidentes. “Me tocó compartir con buenos dirigentes como Mario Mercado, Jorge Lonsdale o Guido Loayza. Tengo un lindo recuerdo de don Mario: una vez me citó a uno de sus hoteles y yo lo iba a masajear. Una tarde él me obsequió un lindo maletín para llevar mi material de trabajo. Lo utilicé poco. Cuando él falleció lo guardé como uno de los mejores recuerdos de una persona que si bien tenía un carácter fuerte, también se preocupaba por el bienestar de todos”.

Aún no sabe cuál será su futuro. Hay mucha gente que le sugiere jubilarse. “Sí, ahora cumplo otras funciones y seguramente veremos hasta dónde sigo. Hace cinco años me operaron de la cadera, la salud está bien, pero siento que se acerca el final de una linda y hermosa actividad que la llevé como profesión. Veremos hasta dónde me aguanta el cuerpo. Sinceramente, tengo fuerzas para continuar trabajando y ganas de seguir cumpliendo mis funciones. Mientras el cuerpo lo permita hay que trabajar; cuando uno sienta que ya no puede, entonces debe dar un paso al costado”.

Vargas se ganó el respeto de los futbolistas, aunque la relación con el paso del tiempo es diferente. “Antes hablábamos bastante, compartíamos lindos momentos, hasta chistes nos contábamos; hoy eso ha cambiado, pero lo que no cambia es el respeto. Los de ahora me respetan y me quieren y una prueba de ello es que me ayudaron para que me sometiera a una cirugía de cadera, hicieron un partido para recaudar fondos que sumado a lo que tenía guardado, sirvió para que hoy por hoy ya me sienta bien de salud y con fuerzas para continuar trabajando”.

Lino es el único que queda en el plantel de tres trabajadores y a la vez amigos. Omar Rocha, el fisioterapeuta, dejó el club hace un tiempo; Óscar Montes, el utilero de años, tampoco ya está en esa función. “Son grandes amigos con los que compartimos lindas cosas en el club, logramos alegrarnos en 21 ocasiones dando vueltas olímpicas y levantando también trofeos de los campeonatos conseguidos. Y lo mejor fue la medalla de plata que alcanzamos como subcampeones de la Copa Sudamericana (2014) en una final ante Boca Juniors. Tengo una habitación llena de láminas y cuadros. Mis compañeros de esos momentos ya no están en Tembladerani, pero continúa la amistad entre los tres”.}

‘Temblé al masajear a Maradona’

En su carrera de kinesiología, Lino Vargas tuvo la oportunidad de masajear a Diego Armando Maradona, el exastro del fútbol argentino, hoy director técnico.

“En 2008 tuve la suerte de compartir con Diego Maradona. Hubo un cotejo para recaudar fondos por las inundaciones del Beni, entonces jugó el equipo del presidente Evo Morales y estuvieron varios jugadores de la selección como Marco Antonio Sandy, Marcos Etcheverry y Miguel Rimba, ellos me invitaron”.

Entonces aceptó colaborar, “llegué al camarín y me dijeron ‘vaya a masajear al astro’, pero no sabía de quién me hablaban, ingresé y lo vi a Diego. Pese a mi experiencia y a los tantos años de estar en actividad me puse a temblar al tocarle las piernas de un ídolo del fútbol mundial y de la Argentina como Maradona”.

Ahí conversaron por unos instantes. “Él me dijo: ‘maestro, cuántos años lleva en esto’. Le respondí: ‘muchos años’ y él agregó: ‘siga adelante que va a llegar lejos’”.

“Me sacaron algunas fotos con él, y esas fotos fueron publicadas en una revista que salió en la Argentina. Al poco tiempo tuve la oportunidad de viajar, pero no encontré la publicación, aunque tuve la suerte de que Nahuel Fioretto, que fue jugador de Bolívar, me regalara como recuerdo esa revista que para mí es un gran trofeo”.

Lino Vargas también fue colaborador de la selección nacional como kinesiólogo, cuando la Verde estuvo al mando del español Antonio López Habas.