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Ovando: ‘San José sale apenas de una y cae en dos’

Mario Ovando se convirtió en el jugador más antiguo de la actual plantilla de San José, club al que llegó en 2012. Es palabra autorizada para hablar de la crítica situación convertida en el pan de cada día de un plantel que la semana pasada volvió al paro por incumplimiento de la dirigencia en temas salariales.

La dura realidad golpea fuerte al club orureño. Los futbolistas que se quedaron reclaman el pago de cuatro sueldos del año pasado, parte del premio por el título del torneo Clausura de 2018, el premio de clasificación a la Libertadores de 2020 y dos meses de sueldo de la presente gestión.

“A puro corazón” es la frase con la que el futbolista grafica a la perfección cómo jugadores y cuerpo técnico le ponen el pecho a las balas y en cada jornada se olvidan de los problemas y salen a la cancha a tratar de ganar.

Al margen de los reclamos que son de conocimiento público, a veces también se presentan inconvenientes de otro tipo, como la falta de agua en las duchas, o el líquido elemento para hidratarse en los entrenamientos.

“La verdad es que en la mañana de cada día pienso en qué nuevo problema le puede caer a San José, pues el club sale apenas de una demanda y entra en dos. Eso ya se ha vuelto una costumbre y es por culpa de la dirigencia que a mi parecer firma contratos sin pensar. Encima, sobre la plata que ingresa no sabemos nada, parece que se va a otro lado”, enfatiza Ovando.

Los jugadores antiguos alertan a la dirigencia sobre pagos urgentes que debe cumplir y también cooperan con la organización de viajes.

“He visto a San José en sus etapas buenas, pero ésta que es la más crítica me pone mal. No me fui porque aquí hay cariño de la gente, entonces se hace difícil salir. Tuve ofertas, pero dije que ‘San José me necesita y le pondré el pecho y le daré una mano’”.

No sabe nada más sobre la actividad dirigencial, solo que cuando llega un presidente le echa la culpa al anterior por la crisis.

 “Entre tanta pelea, la dirigencia se olvida de las obligaciones para los servicios básicos. Hay hinchas que se organizan y a veces nos traen agua como una forma de ayuda. Un club profesional no debe manejarse así”.

Ovando señala también que, como cualquier persona, los jugadores tienen obligaciones: “Hay que pagar alquileres, pensiones de colegio, útiles y necesidades de la familia. El dueño de casa no dice ‘San José está mal, no le voy a cobrar el alquiler’, exige el cumplimiento de los pagos y está en su derecho”.   

Agradece la solidaridad de sus colegas de otros clubes que están pendientes de la situación. “Ese respaldo es nuestra fortaleza”.

Siente que la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) está “muy distante”. Piensa que podría ayudar a diseñar un plan para arreglar la crisis.

“Es imposible contactarse con ellos, mientras la deuda crece. El dinero que ingresa se lo pignora para terceros, para el club no queda ni el uno por ciento”.

¿Quiénes se llevan el dinero?

De las muchas demandas en contra que tiene San José, las hay de gente que aportó poco o casi nada al plantel durante su estadía y ahora reclama el pago de varios miles de dólares.

Están en su derecho, la justicia deportiva les da la razón, pero Mario Ovando piensa que deberían hacer conciencia y no presionar al club.

No da nombres, pero su mensaje es directo.

“La rabia que tengo es que la mayoría de quienes le reclaman al club son jugadores que no aportaron, pero que terminan saliendo con millones (de dinero) del club por las demandas que meten en los tribunales deportivos. Ellos disfrutan de lo que nosotros nos esforzamos en el campo de juego y le damos al club clasificaciones a torneos internacionales”, dice Ovando con enojo.

Asegura que como jugador habitual titular se siente con la obligación de expresar su punto de vista.

“Soy futbolista y me da bronca los reclamos de gente que sabiendo que no aportó al equipo mete demanda. Hay compañeros que batallaron en la cancha para conseguir clasificaciones a torneos de la Conmebol, ellos merecen cobrar todo lo que se han ganado; la rabia es por otros”.

A comienzo de año, Futbolistas Agremiados de Bolivia (Fabol) sugirió al plantel que terminó la campaña de 2019 meter demandas ante el Tribunal de Resolución de Disputas (TRD); el tema fue analizado por el grupo, sobre todo por los que decidieron seguir en Oruro.

“Los que seguimos acordamos no iniciar demanda, analizamos la situación y llegamos a la conclusión de que si lo hacíamos el club se iba a hundir, iba a desaparecer y no queremos eso. Una vez más pusimos el hombro para ir adelante”.

En medio de tanto lamento, asegura que la mayor satisfacción deportiva es salir a la cancha y pelear por el triunfo en duelos de 11 contra 11.

“Mi club es San José y no lo voy a abandonar, pondré toda mi fuerza para ganar en momentos difíciles. El compromiso del grupo es de sentirse orgulloso y de responder en cancha, pues los millones no ganan un torneo. Por ahí otros clubes nos pueden dar por muertos, pero hay que jugar y veremos al final de qué estamos hechos”.