Karen Tórrez, la nadadora número uno del país y Rudolf Knijnenburg, uno de los mejores tiradores bolivianos, han cambiado abruptamente su rutina de entrenamientos debido a la falta de escenarios, que en su caso son necesiarios.
Las piscinas cerradas en La Paz y lo mismo el polígono de tiro en Santa Cruz les obligan a ambos, atletas bolivianos olímpicos y aspirantes a ir a los Juegos de Tokio en 2021, a realizar otro tipo de labor.
Los deportistas ahora se entrenan como pueden en sus casas, conscientes de que no es bueno “bajar la guardia” para no perder forma.
La cuarentena total que dictó el Gobierno Nacional les afecta ya que no pueden ir a los escenarios y la más perjudicada es Tórrez, quien se aboca solo a realizar ejercicios físicos para no perder la forma.
“Hago ejercicios en casa con un par de circuitos, empleando a veces el balón medicinal, las ligas y con mi peso corporal. También corro en mi casa. Busco maneras de poder entrenar con lo que se puede. El cuerpo pierde la forma muy rápido y para un deportista de alto rendimiento parar una semana es equivalente a un mes de recuperación posterior, entonces no podemos tomar esto como una vacación”, explicó la “sirena” nacional.
Knijnenburg tampoco puede ir al polígono, por ello “hago ‘tiros en seco’, que son movimientos técnicos. Esto es parte de un entrenamiento, que para mí no ha sido nada raro porque mucho tiempo lo hice cuando hubo el problema de falta de munición, ya que en vez de hacer los 2.000 o 3.000 tiros al mes requeridos solo 500 disparos, entonces apelaba a este ejercicio de movimientos técnicos”.
El marchista Ronal Quispe se adelantó a la cuarentena y desde hace días se encuentra en Santiago de Huata (a orillas del lago Titicaca), donde viven sus padres y trata de entrenarse con regularidad.
“Igual hay control acá, pero puedo realizar algunos entrenamientos en un circuito de un kilómetro, troto y hago marcha, también hago fortalecimiento en la montaña”, explicó Quispe, quien se quedará ahí hasta que termine la cuarentena.
(26/03/2020)