Bolivia 6 – Argentina 1, la historia íntima de la gran victoria del 1 de abril de 2009
Se cumplen 11 años. El silencio inicial ante un video motivacional, las ofertas luego pagadas de dos premios en dólares. El apoyo familiar invalorable. La reacción de Erwin Sánchez y sus muchachos.
El vestuario de la selección nacional estaba en silencio, ni jugadores ni cuerpo técnico hablaban. El psicólogo que había llegado desde Portugal hizo que fueran apagadas las luces y proyectó una película de acción motivacional.
De pronto los focos fueron prendidos para dar paso al ingreso de “personas ajenas” a la intimidad del grupo. Uno era el enviado del entonces presidente Evo Morales y su presencia obedecía a formalizar la oferta de un premio de 1.000 dólares por cada futbolista si esa tarde la Verde lograba una victoria.
Inmediatamente después entró un empresario de la televisora dueña de los derechos y ofreció 11.000 dólares (1.000 por jugador en cancha) por cada gol convertido.
La selección nacional, más “afilada” que nuca, explotó en el camarín norte del estadio Hernando Siles y saltó al gramado decidida a devorarse a su rival.
Ocurrió el 1 de abril de 2009, hace 11 años. Ese día Bolivia firmó una histórica goleada sobre Argentina, del técnico Diego Armando Maradona y el astro Lionel Messi, por 6 a 1, en un partido por las Eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica 2010.
Fue una tarde especial. La Verde jamás le había ganado a la albiceleste por tanta diferencia y a ésta nunca antes le habían hecho tantos goles.
Joaquín Botero firmó tres y luego se despidió de la Verde. Tras anotar el tercero abría y cerraba sus brazos varias veces dando a entender que todo había terminado.
Marcelo Martins hizo uno, el primero de la goleada. Fue cuando comenzó su buena racha frente a la selección albiceleste, ya que cuatro de los 18 que lleva hasta ahora para la Verde los hizo ante Argentina.
Alex de Rosa, brasileño naturalizado boliviano, hizo otro tanto, Y cerró la paliza Didí Torrico. Ambos aún recuerdan los detalles íntimos de esa jornada.
“Me acuerdo como si fuera hoy. El camarín era un silencio total, no como en otros partidos, pues no había música, no había nada. Estábamos viendo una película de motivación y de pronto se encendió la luz y entró una persona que nos dijo que era el brazo derecho de Evo Morales y nos anunció 1.000 dólares para cada uno. Luego entró otro tipo con el ofrecimiento de 11.000 dólares por gol. De repente reventó ese camarín, comenzaron los gritos de apoyo, todos nos alentamos, nos abrazamos, nos volvimos locos y salimos a calentar”, cuenta Da Rosa.
Erwin Sánchez, que era el DT de la selección nacional, les había dicho: “vayan a la cancha a calentar y luego diviértanse porque ustedes tienen el privilegio de jugar contra los mejores del mundo”.
Los premios llegaron a las cuentas de los futbolistas días después, fueron repartidos por igual entre el cuerpo técnico y los futbolistas. “Cobré algo más de 5.000 dólares”, dice Da Rosa.
Didí Torrico tampoco olvidará lo que pasó aquella vez, ya que en ese partido tuvo una gran actuación que cerró con un bonito gol, el sexto de la Verde.
Dos días antes ya sabía que iba a ser titular, se dio cuenta en la sesión de fútbol que desarrolló al mando de Sánchez y compañía en el estadio Hernando Siles.
“Invité a mi familia para que viniera, hablé con mi papá, mi mamá y mi hermano Jair, ellos me dijeron que hiciera lo mejor, que era el partido que habíamos soñado todos en la familia. Yo desde niño, con mi hermano y mis padres, queríamos que nos pase lo que finalmente ocurrió en el partido frente a Argentina”.
José Torrico, su progenitor, no pudo viajar pero no dejó pasar la ocasión de hablarle por teléfono pocas horas antes de que rodara el balón.
“Me comunicó que estaba imposibilitado. Recuerdo que me dijo que era la primera vez que íbamos a enfrentar a jugadores tan destacados, me pidió que todo lo que entrenamos lo pusiera en práctica en la cancha. ‘Lucha, mete pierna, no tengas miedo de hacer lo que tanto te gusta’, fueron sus palabras. Esa charla fue muy buena para mí porque luego vino la siesta y después nos fuimos al estadio, había llegado el momento de hacer realidad lo que tanto había soñado el chico humilde de barrio que siempre luchó en la vida”, dice un Torrico emocionado.
Al frente estaban Maradona y Messi, saludó al astro del Barcelona antes del pitazo inicial -como a todos los demás rivales en el acto protocolar- y luego se dedicó a jugar.
La gente en la tribuna no lo podía creer y su alegría era grande. Hace mucho que no se la veía reir y gozar.
La fiesta de la celebración fue íntima en el vestuario. “El profesor Erwin Sánchez no era de mucho festejar, no era de mucho tener contacto con los medios y nos saludó en la cancha al terminar el partido; sin embargo, en el vestuario se abrió un poquito y entre todos celebramos la victoria. Él se mostró muy feliz por lo que habíamos conseguido, nos dijo que dimos al país una alegría inmensa y que estaba orgulloso de todos nosotros”.
Torrico no esperó su vuelo del día siguiente rumbo a Cochabamba sino que esa misma noche se fue a la terminal de buses y abordó el primero disponible para estar cuanto antes con su familia.
“Me vine a casa para compartir ese orgullo con mi padre y mis hermanos, todos estuvimos felices por semejante goleada. En la madrugada mi padre me recibió con un abrazo y la felicidad de haber hecho celebrar al país en algunos casos hasta las lágrimas”.