Carlos Cárdenas anota goles solidarios en favor de la gente de Porvenir, su pueblo
A diario reparte almuerzos a los más necesitados en los días de cuarentena. “No soy rico, lo hago es por mi eterna gratitud a Dios”, dice. Alejado del fútbol, espera que Bolivia vuelva a un mundial.
Carlos Cárdenas irrumpió en el fútbol boliviano de un momento a otro. Goleador nato, se hizo un lugar jugando primero en Bolívar –que lo descubrió en Pando- y Chaco de La Paz, luego en Wilstermann de Cochabamba, con el que fue campeón nacional después de una larga sequía aviadora, y también transcurrió por Blooming, Aurora y Universitario de Sucre. Incluso llegó a la selección nacional.
Tras su periplo futbolístico regresó a su pueblo natal Porvenir, donde hoy, en plena cuarentena por la pandemia del coronavirus, les extiende la mano a familias de bajos recursos llevándoles el almuerzo de cada día.
“No podía siquiera imaginarme que un padre o una madre sola, con muchos hijos, no tengan qué darles a sus niños, por eso decidí hacer estos almuerzos desde la semana pasada y es una forma de ayudarles”, dice el exfutbolista.
Jugó al fútbol en los años 90 y 2000. También fue asistente técnico en Universitario, el equipo de Cobija que estuvo una temporada en la extinta Liga.
“Un día con mi esposa Paola y unos amigos, entre ellos mi cuñado, nos enteramos de que mucha gente la pasaba mal debido a la cuarentena, no tenía alimentos, entonces estudiamos la situación y dijimos que íbamos a cocinar para los más necesitados. Claro que al final quedamos solo los de mi familia, pero igual lo hicimos y ya llevamos dos semanas completas de esta labor”.
En los primeros días sirvieron 50 raciones, pero debido a la demanda, poco después aumentaron a 100 y ahora “ya son muchas más”, incluidas las cenas para policías y otras personas que trabajan en beneficio de la población.
“No soy rico ni pobre, me solvento bien, esto es la gratitud que le tengo a Dios porque nos dio y nos seguirá bendiciendo. Tengo condiciones para apoyar a la gente más sencilla de mi pueblo y lo hago con mucho gusto, yo mismo sigo siendo un hombre sencillo y no me olvido de mis orígenes”.
Carlos Cárdenas no abandonará su obra, “lo bueno ahora es que salieron el alcalde y algunas otras autoridades a ayudar a la población más necesitada”, y espera que lo hagan también sábados y domingos, días en que él ya no puede moverse.
“Aquí (en Porvenir, situada a unos 35 kilómetros de Cobija) somos más de 4.000 habitantes, hay alguna gente con dinero que puede apoyar aunque aún no lo hace, ojalá se anime para darles a los que no tienen”.
Con sus ahorros que logró como jugador de fútbol, Cárdenas pudo introducirse en la producción de almendras, castañas y otros productos, y le va bien.
Al saber de su acción, algunos de sus excompañeros del fútbol ya lo llamaron para felicitarlo.
Cárdenas nació en Porvenir, donde reside junto con su esposa Paola Burgos y sus hijos Carlos Darío y Carla Yovanna.
La solidaridad de Cárdenas
¿Y el fútbol?
-No olvida sus inicios en la preprofesional de Bolívar y en Chaco Petrolero de La Paz ni al profesor Abdul Aramayo de la Academia, menos su consagración en Wilstermann. Asimismo, espera que Pando vuelva al fútbol profesional.
¿Ya no estás ligado al fútbol?
-Veo y escucho, lo triste es que no estamos bien, los dirigentes deben unirse más si queremos salir adelante, pero hay gente que hace daño. Debe trabajarse como antes, todos apoyándose.
Iban a comenzar las eliminatorias y otra vez la posibilidad de ir a un Mundial…
-Pensaba ir a La Paz a ver algún partido. Tenemos que soñar con ir a otro mundial. Yo fui testigo de cómo nuestros jugadores clasificaron a Estados Unidos y un año después yo enfrentaba a esos mundialistas, incluso William Ramallo fue mi compañero. Un sueño sí, pero es posible.
¿Qué cosas recuerdas de tu época de jugador?
-Todo, todo, desde que llegué a la preprofesional a Bolívar y cómo el profesor Abdul Aramayo me trabajó. ‘Pandino, al gimnasio’ me decía. Y hasta que fui campeón con Wilstermann.
-¿Chaco Petrolero?
-Me acuerdo todo de Chaco, desde cuando llegué, peleábamos el descenso y siendo un club humilde luego fuimos al hexagonal. Me acuerdo del presidente Jorge Téllez, el entrenador René Molina y muchos compañeros bolivianos y extranjeros.
¿Con Wilstermann fue lo mejor?
-Sí, un salto grande. Mauricio Méndez me apoyó mucho. No creían en mí, pesaba 58 kilos, no era ni soy grandote, pero trabajé duro y fuimos campeones luego de 19 años.
-¿Cómo ves a los futbolistas de ahora?
-Tienen más condiciones para trabajar mejor, para lograr éxitos, depende de ellos y que sepan administrar su dinero, porque es fácil caer en la extravagancia y equivocarse fuera de la cancha.
¿Pando volverá a la División Profesional?
-Sí, por eso digo, los dirigentes deben unirse todos. Aquí en Pando, en Bolivia, la división nos mata, solo unidos vamos a surgir como en el Mundial del 94. Cobija tuvo al ‘Jaguar’ (Club Universitario) un año en la Liga, pero por falta de mayor apoyo no siguió, por eso es importante estar unidos.