Más de un mes después, los futbolistas la extrañan: ‘sin la pelota no hay nada’
Debido a la cuarentena se realizan trabajos físicos, pero los jugadores han perdido el contacto con lo más importante.
Los jugadores ya extrañan a la pelota, después de más de un mes sin contacto con ella debido a la cuarentena. Casi todos tienen una en sus domicilios, pero solo la pueden ver o máximo “acariciar” mediante un jueguito o un golpeteo contra una pared. Pegarle “como Dios manda” y mandarla al arco en una cancha de fútbol es lo que más añoran.
Todos los equipos en Bolivia están trabajando, ya sea que realicen sesiones a través de videoconferencias o individuales; sin embargo, no es lo mismo, ya que esas labores apuntan solo a mantener el estado físico, no así el “convivir” con la redonda en un rectángulo de césped.
“Un nadador necesita una piscina, no puede nadar en su tina; en el caso de un futbolista, necesita la pelota y también la cancha”, matiza Eduardo Puña, mediocampista de Always Ready.
Los balones de fútbol están archivados en los cuartos de utilería de los escenarios en donde hasta hace algo más de un mes las prácticas eran habituales, incluso muchos están ya desinflados.
“La pelota es lo más importante en el fútbol. Todo puede faltar menos la pelota. Además, un jugador, para estar en ritmo, necesita estar en constante contacto con ella. Cuando todo vuelva a la normalidad vamos a necesitar de unas cuantas semanitas para readaptarnos”, agrega.
Su colega de San José, el goleador Rodrigo Vargas, asegura que no solo extraña a la pelota, sino a todo lo relacionado con el fútbol: la cancha, el césped, las prácticas y el compartir con sus compañeros.
“Lo que antes nos parecía una rutina, ahora lo extrañamos una barbaridad. En todo caso, si bien no estamos trabajando como se debe debido a la cuarentena, es cierto también que primero está la salud”, enfatiza.
Él armó en su casa “una pequeña canchita”, tiene pelotas de todos los tamaños y comparte peloteos con uno de sus hijos, pero es solo un esparcimiento.
“Por un lado está lo físico y, por otro, lo futbolístico, que es trabajo de grupo y el control de la pelota. Esto último no lo estamos haciendo y nos tomará un tiempo volver”.
Un talentoso con el balón como es Ramiro Vaca, mediocampista de The Strongest, se imagina estar en su Villamontes natal y saltar a una pequeña cancha en los terrenos de su familia. Pero la realidad es que3 está “encerrado” en su departamento de La Paz, así que no le queda otra que acomodarse a la situación.
“Claro que se extraña a la pelota, con ella está la gambeta, están los goles y todo lo que uno puede imaginarse hacer en el fútbol. Sin la pelota no hay nada”, concluye el futbolista de 20 años de edad.
El que no la pasa muy mal es el delantero de Aurora José Gabriel Ríos, quien todos los días juega “un picadito” con sus familiares en Santa Cruz.
“Tengo un patio grande, armé una cancha de fútbol-tenis y ahí jugamos cada día con mis primos. Y en el caso de mis compañeros de equipo, cada uno debe estar dándose modos para estar con la pelota”, afirma.
Estar en la capital oriental durante la emergencia sanitaria “fue lo mejor que me podía pasar, pues no me imagino metido en mi departamento de Cochabamba”.
El capitán de Real Potosí, Maximiliano Gómez, admite que, salvo excepciones, no es posible trabajar en casa con la pelota. “Se extraña y demasiado, ya estar sin pelota una semana es mucho, imagínate ahora…”
No es que se vayan a olvidar de jugar, pero los futbolistas están perdiendo el control del balón y la noción de su volumen, peso y bote, todo lo que implica dominarlo.
Según el entrenador de Guabirá, Víctor Hugo Andrada, tomará un tiempo que los jugadores se reacomoden.
“Estamos un mes sin jugar y ya perdimos todo el ritmo futbolístico, eso es lo que más hay que trabajar al volver. Sería irresponsable reanudar el torneo rápido. En lo físico puedes estar bien, a 100 por hora, pero eso sirve si no sabemos resolver bien cada acción con la pelota”.