El esquí boliviano ha tocado las puertas de los torneos mundiales y los Juegos Olímpicos gracias a dos deportistas que le han tomado cariño al país y se han naturalizado: el austriaco Simon Breitfuss y el finlandés Timo Grönlund.
Hoy están lejos de Bolivia, cada uno en su país natal, donde experimentan las dos caras de la medalla mientras la pandemia del coronavirus ha paralizado casi todo en el mundo, incluido el deporte. Breitfuss convive con las restricciones; Grönlund, no tanto.
Austria
“En Austria la situación está como en todas partes, muy difícil con este virus, muchas personas están infectadas y todo está cerrado”, dice Simon, quien ya compitió en varios eventos defendiendo la bandera nacional.
Según los últimos informes, en Austria hay unos 15.000 infectados, cerca de 600 han fallecido.
El esquiador de 27 años está en Pitztal, un valle que se encuentra al suroeste del país, en la casa de sus abuelos.
“En el pueblo estamos tranquilos, no hay mucha gente, somos como 500 personas y vivimos lejos entre los pobladores, así que no hay mucho problema. Actualmente tenemos cinco personas infectadas, pero todo está tranquilo, aunque en otros lugares está más fuerte”.
Breitfuss extraña a El Alto, su ciudad cuando le toca estar en Bolivia.
Extraña Bolivia
La cuarentena en ese país europeo comenzó a mediados de marzo y está previsto que se extienda hasta fines de abril. Para el 15 de mayo “el gobierno ya quiere abrir tiendas, turismo, todo”.
Durante este tiempo hay reglas estrictas que deben seguir los ciudadanos para evitar contagiarse con el COVID-19 y una de ellas —como pasa en varios países del mundo— es que la gente debe usar barbijos al ir de compras.
“Solo podemos salir para comprar comida y nada más, todo es muy estricto por la protección de las personas. Podemos salir cualquier día, no uno en específico. Tenemos que usar barbijo y gorra, en las tiendas siempre tenemos que usar el alcohol en gel para las manos”, detalla el deportista que practica las disciplinas de esquí alpino: eslalon, eslalon gigante, combinado, descenso y súper gigante.
Su entrenamiento también se ve afectado, ya que no puede ir a los nevados a esquiar porque está cerrado, aunque con un grupo de deportistas elevaron un permiso especial al gobierno para que les permita prepararse en una montaña cerca de su hogar.
“Esperamos que nos den la respuesta el 15 de mayo”, sostiene Breitfuss, quien aprovecha todo el espacio que hay en la casa de sus abuelos para seguir un plan de trabajo.
“Hago mucho entrenamiento físico con pesas, corro, también uso bicicleta. Cerca de casa tenemos algo de nieve y estuve esquiando un poco ahí, pero no es tanto como para entrenar bien porque la nieve no es buena”.
Finlandia
Grönlund, de 32 años, afronta de mejor manera la pandemia, ya que en su país no hay muchos infectados. Son un poco más de 4.000 casos, con 172 muertes.
Vive en su pueblo de nacimiento, Kitee, al sureste de Finlandia, donde la situación es mucho más tranquila.
“En esta parte del país casi no hay casos, pero las escuelas están cerradas, igual los gimnasios y piscinas. Podemos salir (a la calle), pero no hay que estar con mucha gente, solo entre familia. Estamos casi normal”, señala Grönlund, quien vivió en La Paz durante cinco años.
A mediados de marzo el gobierno declaró estado de emergencia con el cierre de los colegios y otras actividades, aunque no hay cuarentena.
No es obligatorio que las personas usen barbijos al salir, pero “hay que mantener dos metros de distancia, no hay otras restricciones”.
Grönlund, quien practica esquí cross country en la especialidad de 15 kilómetros velocidad, aclara que “en principio las medidas que tenemos son hasta el 13 de mayo, siendo posible una ampliación”.
Para su preparación lo único que no puede hacer es ir al gimnasio.
“Hace dos semanas se acabó el invierno y ya no se puede esquiar, pero ahora estoy haciendo ciclismo y corriendo, también practico esquí sobre ruedas para tener movimiento”.
Un aspecto que siempre recalca es que el vivir por bastante tiempo en La Paz le ayudó sobremanera, ya que la altitud hizo que “aquí tenga un 20 por ciento más de fuerza en bicicleta, así que también puedo esquiar y correr mucho más rápido”.
Hacia los Juegos
Los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022, en China (del 4 al 20 de febrero) están en el punto de mira de los esquiadores bolivianos Simon Breitfuss y Timo Grönlund, el primero de ellos ya consiguió su clasificación, mientras que el otro buscará su plaza en 2021.
Breitfuss se clasificó a la cita olímpica gracias a que obtuvo los puntos necesarios en los cerca de 90 torneos en los que participó desde fines de 2018 hasta principios de 2019.
Sin embargo, debe seguir en competencia para mantenerse en una buena posición en el ranking, a fin de evitar ser desplazado.
“Esta temporada estuve corriendo en Estados Unidos, en el World Pro Ski Tour, que son carreras paralelas, pero por el coronavirus todo se paralizó”.
Entre diciembre y febrero participó en diferentes eventos como las Copas de Europa en Italia y Austria.
“Con suerte creo que en Argentina y Chile se podría reanudar la competición en agosto, pero hasta ahora nada es seguro. En Europa normalmente la temporada inicia en septiembre, cuando hay bastante nieve”, agrega.
Grönlund apunta a clasificarse en los 15 kilómetros velocidad del esquí cross country y para ello debe asistir al campeonato mundial.
Entre marzo y este mes tenía planificado participar en diferentes eventos al norte de Finlandia, “ahora ya no hay mucha nieve por el verano, igual entrenamos mucho en otras facetas”.
En noviembre arrancará nuevamente la temporada y “casi cada fin de semana habrá buenas competencias en Finlandia”.
Los dos son esquiadores olímpicos, tras participar en los Juegos de Pieonchang, Corea del Sur 2018, por lo que Bolivia regresó a una cita de invierno luego de 26 años.
En Pieonchang, Breitfuss compitió en eslalon, eslalon gigante, combinado, descenso y súper gigante, mientras que Grönlund lo hizo en 15 kilómetros cross country.
(26/04/2020)