Hace 50 años, el fútbol boliviano fue Mariscal Santa Cruz
Aunque ya desapareció, el equipo militar es, hasta hoy, el único del fútbol nacional que obtuvo un título de clubes de la Conmebol.
Remberto ‘Chembo’ González, Juan Américo ‘El Tanque’ Díaz y Juan ‘Gitano’ Farías, entre los tres convertían 40 goles o más por torneo, eran los ‘Criminales del área’ que hace 50 años, el 26 de abril de 1970, un día como hoy, aportaron para que el recordado Mariscal Santa Cruz conquistara la Recopa Sudamericana, el único título de un equipo boliviano a nivel de clubes de la Conmebol.
Justo era domingo como hoy y el viejo estadio Hernando Siles fue testigo de cómo Mariscal se impuso al ecuatoriano El Nacional, de Quito, por 2 a 0, alcanzando lo más alto de un certamen organizado por la Confederación Sudamericana de Fútbol.
Como bandidos del lejano oeste, los integrantes de ese trío de delanteros ingresaban a las áreas rivales para sembrar el terror en las defensas adversarias y acribillar a goles a los arqueros contrarios.
Uno de esos ‘forajidos’ era Farías. Lo recuerda desde su domicilio en la zona sur de La Paz.
“Mariscal Santa Cruz fue campeón porque las Fuerzas Armadas conformaron un buen equipo, la prensa decía que teníamos la delantera más goleadora de Bolivia y era así, porque desde 1967 anotamos cada año 40 goles para arriba en cada torneo. Nos decían ‘Los criminales del área’. Esa potencia ofensiva ayudó a cumplir una buena campaña”.
Años más tarde, el ‘Gitano’ Farías saltó a The Strongest y se convirtió en un ídolo atigrado y de la selección nacional.
González tenía velocidad, Díaz exhibía potencia y Farías, proyección, cabezazo y gol. Juntos eran imparables.
La Conmebol organizó ese año un torneo para los equipos que quedaron terceros en sus respectivos países. Mariscal jugó en representación de Bolivia. Antes superó (4-1) en una eliminatoria previa a Oriente Petrolero, que en la tabla final del certamen boliviano fue también tercero.
“En los primeros partidos no se tuvo gran apoyo ni de la gente ni de la misma prensa, pero luego nos comenzamos a hacer fuertes en La Paz y demostramos que estábamos para cosas grandes. De a poco la hinchada se largó a respaldarnos un poco más y logramos lo que casi nadie creía, ser campeones internacionales”, evoca Farías.
Los equipos rivales “eran bastante fuertes, de ligas mucho más competitivas que la boliviana de entonces, además trajeron a sus mejores planteles”. Según Farías, todos tomaron con seriedad el certamen y llegaron con sus destacadas figuras.
“Mariscal tenía un equipo muy compacto, a ese trío de atacantes se sumaba un cuarto volante ofensivo como ‘Peje’ Hurtado, que nos aportaba un fútbol muy generoso. Contábamos con mucha gente de oficio, buen carácter y otras virtudes que marcaron el desequilibrio para ganar ese campeonato”.
Fue vital comenzar ganando al argentino Atlanta y al uruguayo Rampla Juniors, desde ahí los jugadores del equipo nacional comenzaron a soñar con el título.
“El equipo por naturaleza tenía un juego ultraofensivo y en eso marcamos diferencia. Los rivales fueron igual luchadores, tenían lo suyo, pero nosotros hicimos respetar la localía”.
En la final, ante El Nacional, en la ida, jugada en el estadio Olímpico Atahualpa de Quito, Farías estuvo cerca de marcar el gol del triunfo a los 44 minutos del segundo tiempo, pero el arquero rival le tapó en gran acción en un mano a mano.
“La casualidad fue que los dos equipos fuimos militares, teníamos cosas parecidas. La vuelta en La Paz fue muy ríspida, ambos corrimos mucho, pero Mariscal tenía una delantera demoledora y ganas de gloria”.
Farías confiesa que el título en Bolivia en esa temporada no tuvo su real valoración y la repercusión fue más a nivel internacional porque se trataba de un club diferente a The Strongest o Bolívar, que siempre tuvieron mayor hinchada.
“Nos queda la satisfacción deportiva de haber logrado la gloria para el fútbol boliviano. Un éxito que hasta ahora no fue siquiera igualado, porque en lo económico y en otros aspectos no hubo nada fuerte, todo fue simbólico”.
Aquella vez primaba bastante el cariño y la identificación con la camiseta de los clubes, ese factor también fue muy determinante y diferente al fútbol actual, donde el tema económico está por encima.
“En esos años de fútbol había mucha más pasión, compromiso por lo que hacíamos y el pago era menor y diferente. Ahora se invierte mucho, se arman buenos equipos y se dan todas las condiciones a los jugadores, pero los resultados son diferentes”.
González y Díaz ya fallecieron. Farías los recuerda con cariño y les rinde homenaje “sobre todo por su calidad humana”.
Los ‘héroes’
“Mariscal Santa Cruz, campeón Sudamericano”, fue el título que utilizó el matutino El Diario, en su edición del martes 28 de abril de 1970, dos días después de la conquista.
“Mariscal Santa Cruz conquistó para Bolivia el primer título sudamericano del torneo ‘Ganadores de Copa’, luego de vencer a Nacional de Quito, Ecuador, por dos goles a cero”, se lee en la reseña periodística de la época.
Esa gesta de un equipo boliviano en el ámbito internacional se hizo realidad el 26 de abril, ante 15.000 espectadores que se dieron cita en el antiguo estadio Hernando Siles, donde el cuadro ‘militar’ se impuso por 2-0 a su par castrense ecuatoriano de El Nacional, de Quito.
El plantel quiteño ganó su serie en la otra zona al derrotar al paraguayo Libertad y al venezolano Deportivo Canarias. Se habían excusado de jugar los representantes de Brasil y Colombia.
La primera final fue en Quito (0-0), la segunda en La Paz y, de ser necesario un tercer cotejo, debía realizarse en Lima, Perú.
Los componentes del Mariscal Santa Cruz campeón fueron: Zimmerliz, Soria, Barrientos, Gramajo, José Gonzales, Angel Báez, Zamorano, Jiménez, Ortegoza, Ortega, Hurtado, Eliseo Baez, Remberto Gonzales, Díaz, Dimeglio, Carrizo, Montoya y Farías.
Félix Deheza fue el entrenador, Guido Ferrufino el preparador físico, Gonzalo Calderón el kinesiólogo, Lorenzo Villarreal el masajista, Constancio Paco el utilero.
Entonces el general Armando Yoshida, el teniente Oscar Angulo y el mayor Juan Peralta estaban designados para atender al club en la parte deportiva.
En la era del profesionalismo boliviano, que comenzó en 1950, Mariscal Santa Cruz no ganó ningún título boliviano. A principios de los 90, el club dejó de existir porque las Fuerzas Armadas le retiraron su sostén económico. No llegó a jugar en la Liga.
Su origen se remonta a 1965, cuando llegaron a Bolivia los restos del Mariscal Andrés de Santa Cruz, entonces, en una ceremonia emotiva, el histórico Club Northern (fundado el 17 de junio de 1923) decidió cambiar su nombre al de Mariscal Santa Cruz.
Farías: ‘Como soldados’
¿Cómo fue ese equipo de Mariscal Santa Cruz campeón?
Era un verdadero equipo militar, no solo todos corríamos como militares, no sabíamos lo que era el cansancio, el trabajo era exigente y éramos un equipo goleador, ofensivo, ese fue un punto de quiebre para que Mariscal gane la Recopa.
¿Era un equipo de estrellas de la época que fue armado para ganar el título?
La dirigencia militar de entonces tenía un programa económico muy limitado, porque en las Fuerzas Armadas lógicamente eran otras las prioridades. Yo creo que había jugadores ganadores, fuertes, rápidos, con ganas de triunfar. Nos preparamos como soldados para ir a la batalla. No había ínfulas de estrellas, pero sí hubo buenos jugadores como Gramajo, Montoya, Barrientos, Báez, Hurtado, Jiménez y otros más.
¿Cómo jugaba el equipo?
Ultraofensivo, un 4-2-4, pero no era solo de ese año, sino mucho antes, desde que yo llegué al club en 1967 había ese criterio con el entrenador Félix Deheza y su preparador físico Guido Ferrufino. Eran maestros muy dedicados con el equipo, nos hacían asimilar las cosas y nos mataban en lo físico. Eso hicimos pesar en La Paz. Deheza era un gran técnico, como lo fue Freddy Valda.
¿Y los rivales?
Todos los rivales fueron buenos equipos porque venían de ligas más fuertes. Vino el peruano Héctor Chumpitaz con Municipal, el argentino Horacio Awuad con Atlanta, y Rampla tenía un buen equipo como también Unión Española. La diferencia era como la de ahora, con la novedad de que ese torneo lo ganamos nosotros.
¿El Nacional era un equipo militar muy similar al de ustedes?
Era igual militar que nosotros, pero tengo dos cosas para destacar de ese gran equipo: que todos sus jugadores eran ecuatorianos, ni un extranjero, y en La Paz, en la final, recuerdo un gesto caballeroso que tuvieron cuando se quedaron a felicitarnos a cada uno de nosotros. Ah y nosotros en Mariscal estuvimos con jugadores paraguayos y argentinos, claro que algunos nos quedamos a hacer vida en Bolivia.
¿Cómo fue la final, la vuelta y la fiesta?
Para ser sincero, solo en la final hubo un gran apoyo y hubo algo de expectativa porque veníamos de empatar en el estadio Atahuallpa, donde ellos llenaron su estadio. Dimos la vuelta olímpica en La Paz y la fiesta solo la hicimos nosotros. No hubo premio económico ni nada, solo quedó la satisfacción de haber hecho historia, algo que nadie iguala hasta ahora.
Gitano, usted vino por unos meses y ya vive en Bolivia medio siglo…
Estoy 53 años. Vine por unos meses porque Atlético Tucumán me cedió a un equipo que ya tenía al paraguayo Baltazar Ortegoza y a los entonces argentinos Serafine Albertus, Juan Américo Díaz y Víctor Montoya. Yo llegué luego y mira tanto tiempo que ya pasó. Nunca me olvido cómo llegué: salí en bus desde Tucumán, hicimos muchas escalas hasta la frontera y desde Villazón ingresamos en un tren bien equipado, aunque con muchas horas de viaje.
¿Ese título fue lo mejor de Mariscal?
Fue lo más importante para un club de Bolivia, porque hasta ahora que yo sepa ningún otro club ganó un torneo afuera. Pero el 67, cuando llegamos con los demás refuerzos, el 68, el 69 Mariscal estuvo muy cerca de ser campeón; siempre nos faltó un poquito de suerte. Luego, en The Strongest, gané varios títulos y tuve la satisfacción de jugar en la selección.
¿Qué opciones hay de que ahora un club boliviano gane un torneo internacional?
Uno como boliviano es lo que más quiere, sería bueno hablar de un título de The Strongest, Bolívar o Wilstermann, pero hemos retrocedido, porque hace años que no llegamos nunca más a una final y nos cuesta pasar de fases, pese a que ahora hay mejores condiciones de trabajo para los futbolistas; sin embargo, nos está faltando un proceso y trabajo de base. Ojalá que algún rato un club boliviano nos dé esa alegría.
(26/04/2020)