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Tania Ayala Rocabado: ‘el Voleibol me dio armas de lucha para la vida’

Fue una destacada voleibolista en los años de 1990 y parte del 2000. Con un carisma particular en lo deportivo y una personalidad singular fuera de las canchas. Hace años que dejó la actividad del voleibol, no vive en Bolivia, reside actualmente en Belice, desde donde cuenta su presente y revive el pasado del deporte de toda su vida.

— ¿Hace cuánto tiempo que se fue de Bolivia?

— Ya son 15 años que estoy fuera, aunque siempre regreso a Bolivia a visitar a mis padres. Estuve en marzo pasado, vi el carnaval de Oruro y salí con lo justo, poco antes de la cuarentena. Casi salí escapando porque ya estaban cerrando las fronteras.

— ¿Qué actividad cumplió en todo este tiempo en Belice?

— Acá todo es turístico, es la actividad que tiene el país. Yo estaba hasta hace poco con dos restaurantes en unos ressort en Coco Beach, muy lindos, pero ahora están cerrados por la pandemia. También estaba en el negocio de la hotelería y la gastronomía internacional. Hubiese querido poner comida boliviana, pero aquí no hay las especies lo alimentos de allá, es totalmente diferente.

— ¿Cómo se ve a Bolivia a la distancia?

— La gente de Belice no conoce del país, incluso creen que Bolivia está en Europa. La visión personal mía desde afuera es desesperante en mi caso, porque me apena todo lo que pasa. Se la ve tan inestable, con tanta pugna de todo lado. No quiero hablar de política, porque no me agrada, pero ahora cuando más unidos deberíamos estar, parece que no lo estamos y eso me apena que llegásemos a eso.

— ¿Y qué sabe de cómo está el deporte boliviano?

— Solo hablando del voleibol, no sé lee muchas noticias, pero por lo que me comentan e informan, estamos con los mismos problemas de hace 20 años, cuando yo jugaba, como que es la misma historia. Antes el sueño de un deportista como nosotros era ser profesionales y era imposible porque no había voley profesional. Creo que se creció en infraestructura por lo que supe, pero no en ser profesionales. Y no es porque falte talento, al contrario, siempre hay, pero falta respaldo y eso siempre pasó y ojalá que algún rato pueda cambiar.

— ¿Cómo era el voley de antes?

— Recuerdo que habían muchas jugadoras descollantes, con un nivel impresionante como Patricia Asturizaga, Zulema Céspedes, Fabiola Martínez, Marisol Paccieri, Jacqueline Ibáñez las de mí época y mucho más antes Marylin Triantáfilo y otras. Habían jugadoras que marcaron la historia del voleibol en Bolivia. Ahora me dicen que no se escucha de jugadoras que transmitan esa pasión y ese arrastre que tenía esa generación que yo tuve.

— ¿Por qué surgió esa generación de dorada?

— Se dio de pronto un conglomerado de figuras de diversos lugares y se juntaron para hacer una buena selección luego de muchos años. Jugamos torneos internacionales. Todos teníamos una gran pasión, dejamos la universidad, algunos sus trabajos y todo para entrenarnos y lograr un buen nivel. Nadie nos daba un peso, por el contrario había que poner para nuestros gastos. En esa época jugamos torneos internacionales, sudamericanos, bolivarianos y un Mundial en Brasil y era alucinante. No sé si ahora será igual.

— ¿Qué pudo influir?

— No sé. Yo estoy fuera hace años. Creo que hasta la prensa de esa época daba un apoyo incondicional. La verdad que nos otorgaban una gran cobertura, creo que era por la garra, el talento, la calidad y el cariño que demostrábamos y jalamos mucha gente. Después del fútbol, el voleibol era el que tenía mucho apoyo.

— ¿Cómo era un campeonato nacional de antes?

— Era todo un éxito, era una combinación entre las jugadoras nacionales de antes y los refuerzos de nivel. Jugadoras de selecciones extranjeras llegaban al país, y se daba un hermoso espectáculo para el público y nosotros mismos. Se jugaba la Liga nacional y algunos sudamericanos.

— ¿Qué faltaría para recuperar toda esa dinámica?

— No lo sé, no estoy en Bolivia, pero en este tiempo aprendí que el deporte es el reflejo de la estabilidad de un país y el nuestro se volvió en un país tan inestable que no sé qué cosas vendrán y eso está mal. No quiero hablar de política, no me meto en ello, pero como que nos falta respaldo. Ahora siempre se apoya al fútbol en primer lugar y los deportistas de otras ramas no tienen atención, cuando debe ser el apoyo a quienes más lo necesitan. Seguimos como amateurs cuando nos presentamos a los sudamericanos. Ahora no quiero ser injusta con las voleibolistas o los deportistas de esta época, porque estoy segura que hay capacidad, talento, pero no está ese respaldo que siempre faltó. Los padres son quienes sí apoyan.

— ¿En su época había más apoyo?

— No sé, no teníamos tampoco gran respaldo. Excepto los dirigentes de clubes y la familia, tampoco se tenía un masivo respaldo, y parece que eso se mantiene y es una pena que se repita la misma historia. Uno como deportista sueña con representar al país, con entrenarse bien durante meses, con concentraciones largas y con mayor tiempo al deporte hasta ser profesionales, pero es difícil.

— ¿Y eso cómo se nota en los hechos?

— Que Bolivia siempre va a ganar experiencia, a participar y no a competir como nos gustaría a los deportistas, de dar pelea en buenas condiciones, de igual a igual. Ahora no pretendo que en fútbol le vayamos a ganar a Brasil en su cancha o juguemos de tu a tu, pero podemos pelear mejores sitiales si tuviéramos mejor preparación.

— ¿Entonces no basta ir y participar?

— No, porque se va con poco tiempo de trabajo, así era y me comentan que casi no cambió eso, debemos tener mucho más roce. Sabemos que somos amateurs por la breve preparación que tenemos, pero las ganas y el talento siempre se tuvo en Bolivia.

— ¿Sigue el voleibol actual en Bolivia?

— Casi nada, porque estando en un país alejado con otro idioma no se sabe nada del deporte. Gustavo Dávila, mi exentrenador en la selección de mi época me cuenta que mejoró la envergadura de los y las jugadoras, mejor promedio de estatura que en nuestra generación, pero me dicen que aún nos falta un roce internacional.

— ¿Algo pendiente que no cumplió en el voley?

— Siempre tuve en el corazón una espina, que con Oruro nunca pude ganar un título a nivel nacional en ninguna categoría, ni con Anglo, ni la selección de Oruro, pero eso se me pasó hace años cuando me enteré que mi selección ya ganó títulos nacionales y eso me tranquilizó, que alegró que esas niñas lograrán una corona así. Sentí que me quitaron un peso de encima y se mató ese tabú y me alegré de esos logros.

— ¿La Tania de antes cambió con relación a la de ahora?

— La Tania de antes, es la de hoy; garra y pasión. Todo lo que aprendí en la cancha lo apliqué en la vida. Tener lucha, personalidad y temperamento. El voleibol me dio armas de lucha para la vida, que los tuve que aplicar en un país extraño, diferente en el que uno debe empezar casi de cero y fue bien duro, por eso mismo tuve que ser la misma Tania para salir adelante, no tenía opción. Ahora cuando veo a mi hija Tiana y creo es un reflejo mío.

— ¿Cómo vivió entonces?

— Bueno, pensé en el voleibol, pero en una isla el deporte no tiene ese rango vital, yo soy abogada pero no me convalidaban el título y era complejo. Debía ir a Jamaica para estudiar un año y me convalidarán, y yo podía hacerlo en ese momento y luego me estabilice con mi pareja, tengo dos hijos. Trabajé muy bien, tuve suerte, pero siempre luchando.

— Desde su vestimenta Ud era diferente antes, ¿ahora qué piensa de esa característica?

— Es que esa era yo y si tuviera que retroceder en el tiempo lo haría todo igual, no cambiaría nada, ni mi pelo suelto, ni mis uniformes y nada de mi estilo. Sé que fui criticada por las mismas mujeres, pero para mí lo importante era el juego y después el estilo. Yo nunca hice eso por provocar, sino me sentía bien porque no hacía nada malo. Pasa que es difícil ser mujer, pero a las niñas les digo crezcan sin temores, seguras de sí mismas.

— ¿Ahora en las redes se la ve haciendo hasta tik tok, esa es la rebeldía moderna?

— (Risas) Trato de seguir siendo yo, me expreso, me visto como me siento cómoda y no hago daño a nadie, yo me siento bien. Los tik tok los hice en la cuarentena y yo no soy una vergonzosa, el machismo sigue fuerte, y si un hombre hace eso, no pasa nada, pero una mujer, la gente juzga, prejuzga y por eso digo a las niñas crezcan sin temores sino seguras no tengan miedo en sus sueños, su forma de sentirse si a ellas les agrada y se sienten bien, si otros lo interpretan mal, el problema es de ellos. Una hace las cosas porque se siente bien.