Nadie nos gana
En el fútbol de hoy en día, ningún manual es “ley de Dios”
El regreso de la Copa Libertadores ha quemado los libretos. En el fútbol de hoy en día, ningún manual es “ley de Dios”. Estos son los tres mandamientos que han dejado de estar escritos en piedra:
Uno: para jugar en La Paz hay que llegar sobre la hora. Falso. Palmeiras se instaló en Achumani días antes y venció a Bolívar. La altura tiene mucho de mito fabricado. Hace 90 años un equipo argentino jugó por primera vez en el Siles y ganó. No llegaron sobre la hora. Atlético Tucumán venció por partida doble (y mismo resultado: 1-3) a dos combinados de La Paz Football Association en febrero de 1930.
Llegar sobre la hora es parte de la campaña contra la altura. ¿Seguirán a partir de ahora el ejemplo de Palmeiras otros equipos? Hace rato que los únicos que se ahogan en La Paz son nuestros jugadores por su nefasta condición física.
Dos: el fútbol es de la gente. Falso.
El regreso de la Copa ha demostrado el poder de la industria. El fútbol nació como deporte aristocrático y se popularizó a nivel mundial cuando fue apropiado por las clases trabajadoras. La pandemia ha llegado para la venganza de los ricos: la televisión, los grandes capitales de los patrocinadores y los dueños millonarios han sacado, por fin, a los pobres de las canchas. Como escribe Carles Viñas en la revista Panenka, solo pedimos una cosa: “no lo llamen fútbol”. El fútbol, sin hinchada presente, no es tal, acaso puro y vil negocio. Falta el alma.
Tres: los partidos oficiales dan ventaja. Falso. La Libertadores de este año es un torneo injusto, prostituido. Viola una regla esencial: competir en igualdad de condiciones. Países como Brasil llevan cuatro meses jugando y otros como Argentina, Venezuela o Bolivia han detenido sus torneos desde marzo. ¿Cuál fue la excusa que algunos pusieron para las dos derrotas bolivianas en casa —de Wilstermann y Bolívar— en la Copa?
No jugamos desde hace seis meses.
Estudiantes de Mérida remontó un 0-2 en casa contra Alianza Lima y otro equipo venezolano (Caracas F.C.) venció a domicilio por primera vez en Colombia (frente al histórico DIM). Nosotros también somos campeones: nadie nos gana en el torneo de las vergüenzas dirigenciales. Mientras las “leyes divinas” del fútbol son quemadas, en Bolivia seguimos fieles a nuestro mandamiento favorito: Amarás a la derrota —y a la excusa— sobre todas las cosas.
(*) Ricardo Bajo es periodista