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Ricardo Fontana: ‘En Bolivia tengo un lugar y un nombre’

El exzaguero de The Strongest y de la selección boliviana Ricardo Fontana está de cumpleaños. Hoy celebra 70 abriles, de los cuales medio siglo los vive en Bolivia, donde se enraizó e hizo su vida, que la cuenta al detalle.

—¿Cómo se encuentra con 70 años de vida?

—Desgraciadamente ya no me gusta cumplir años. Ya son muchos y no hay forma de parar esto (risas). Bueno son 70, doloroso, pero qué vamos a hacer. Ya en serio, me encuentran bien de salud, al final uno debe cuidar eso a esta altura de la vida. Siempre fui sano, no cometí excesos y me siento bien, pues no tengo ningún mal.

—¿Por qué desgraciadamente?

—Es que uno está cada vez más grande; muchos amigos ya no están, unos viven enfermos, otros regular. Yo estoy lejos de la familia, que por esta pandemia no se puede viajar. A ver cuándo voy a ver a los hijos, a los hermanos; hay mucha nostalgia.

—¿Cuántos años en Bolivia?

—Ya estoy 50 años en Bolivia. Llegué en mayo del 70. Vine por seis meses y mira todo lo que me quedé. No es que me queje, pero hubo momentos difíciles, sobre todo en los primeros años, cuando hasta nos tocó pasar dificultades para alimentarnos porque no cumplían los sueldos. En Always no andaban económicamente bien y aguantamos porque teníamos 19 años, y porque quería jugar.

—¿Recuerda cómo se dio su llegada a Bolivia?

—Recuerdo como si fuera ayer. Estaba en la tercera de San Lorenzo y luego de un partido me dicen que dos personas querían hablar conmigo: uno era Miky Jiménez y otro el coronel Correa de Always Ready, me propusieron venir a Bolivia, consulté a mi familia, me animaron y me vine.

—¿Por seis meses, como dice?

—Sí, después de esos seis meses ya me iba a volver, con esos líos ya no daba, pero justo antes me habló René Rada, DT de Litoral, y me convenció cambiar de equipo,  igual tocó duro, no se ganaba mucho y era difícil cobrar y volví a Argentina a hacer el servicio militar.

—¿Cómo se dio la transferencia a The Strongest?

—Fue por lo que hicimos en Litoral y Always, The Strongest se fijó y compró mi pase y la situación mejoró bastante y me quedé 15 años en el club, de ahí salté a una preselección el 85 y luego a la selección el 89 con Jorge Habegger y estuvimos cerca de ir al Mundial de Italia 90 y el 91 dejé el fútbol luego de 22 años intensos. Pasaron como 30 años que dejé el fútbol y sigo en Bolivia.

—¿Cuándo decide y por qué se queda en Bolivia?

—Cuando me casé y comenzaron a venir los hijos en el 85. Eso me obligó a pensar distinto y una vez que dejé el fútbol fui unos meses a Argentina y ves que es un país complicado, la seguridad y otras cosas, y aquí tú vives en paz, mayor tranquilidad y decidí quedarme. El ambiente fue importante para seguir acá y pasan los años y uno se quedó nomás.

—¿Qué le grada de Bolivia?

—Siempre digo una cosa: yo vuelvo a mi barrio en Buenos Aires y nadie sabe quién eres, para nada, ni el verdulero. Vuelvo a Bolivia y paso la frontera y a l g u i e n siempre te sorprende con un saludo que te reconforta y ni qué decir en La Paz y en Santa Cruz. Hace 30 años dejé de jugar y no sé, los padres o abuelos contarán y te saluda gente joven.

—¿Qué tan gratificante es eso?

—Mirá, primero que uno no vive ni de los saludos ni abrazos, pero que como hace 50 años sientas un aprecio de la gente, de The Strongest y hasta de Bolívar. Siento que en Bolivia tengo mi lugar y un nombre de que algo habré hecho Eso me deja tranquilo, me llena el alma.

—¿Qué le dio Bolivia?

—Prácticamente todo: mi trabajo, mi familia y aquí encontré amigos de verdad, esos que dicen de vida, ahora no voy a decir que todos me quieren, tuve problemas y varios, pero ya pasó. Me gusta el fricasé, el chicharrón. Me siento un paceño y un boliviano más, que lo soy, porque me naturalice e iré a votar. Me acostumbré a los problemas sociales y protestas en La Paz, soy un stronguista más y la altura siempre me sentó bien, pero nunca lo sentí, para nada. Soy un boliviano muy querido, así me siento.

—¿Fue la mejor decisión venir a Bolivia y quedarse?

—Y sí, por supuesto, sino no seguiría. Al principio la pasé mal, como conté, pero luego se dieron las cosas y creo que hicimos algo de historia, sobre todo en el Tigre, por eso será tanto cariño. De verdad, si voy para el centro en La Paz, como 20 personas que ni conozco te hablan y uno agradecido responde.

—¿Qué significa The Strongest para Ud.?

—Es el desarrollo de la parte importante de mi carrera, no me hice millonario, pero me alcanzó para vivir relativamente bien y, bueno, no me quejo. Lo más importante es que tengo es salud y mucho aprecio.

—¿Tres cosas que le marcaron vistiendo la casaca atigrada?

—La primera es que caí bien de entrada, mi forma de jugar y de ser se adecuó al equipo. Nunca olvido la bravura que tenían los jugadores del Tigre de antes, a eso yo le puse mucha técnica y la gente de antes me elogia eso. La vida quiso que marquemos época y eso a la gente le gustó. Luego haber conocido a don Rafael Mendoza, Jaime Pando y al general Quinteros, personas que hicieron grande al Tigre. Y lo tercero es este cariño, ya te digo, dejé de jugar hace 30 años y se siguen acordando, hay jugadores que se fueron hace un año y ni los reconocen, algo será.

—¿Cuál habrá sido el mejor equipo atigrado que conformó?

 —Pienso que ese que ganó en 1977, ese primer campeón de la Liga, creo que tenía de todo, técnicos, aguerridos, caudillos, obreros, de todo.

—¿Los clásicos con Bolívar?

—Era un lujo jugar contra Bolívar, ellos tenían equipazos. Nunca me olvido que los clásicos lo jugábamos con 45 mil a 50 mil personas, no sé cómo pasaba eso. Ellos tenían a Aragonés, Reynaldo, Tamayá Jiménez, Miguel Aguilar, unos monstruos. Nos ganaban y les ganábamos. Luego vinieronlos Borja, Soria, Salinas, Urruti y Carlos López, qué equipazo, muy bravo.

—¿Cómo fue su pasó a Bolívar?

—Una gente mala que estuvo de paso por The Strongest me dejó abandonado, lesionado y me prestaron a Oriente y luego a Bolívar. No fue mi decisión, mi pase era del club y ellos me negociaban. Otro club grande, eso no se puede negar, me fue bien. Cuando se fue esa gente, volví y di cinco años más al Tigre.

—¿Qué significó la selección?

—Cuando me llamaron a la selección boliviana fue uno de los mejores días. Tenía 38 años y jugué todo, nunca me cambiaron. Desde un amistoso contra Paraguay en Asunción cuando debuté, hasta el último partido en Montevideo ante Uruguay, jugué todo, todo. Nunca hice banco.

—Estuvieron cerca de un Mundial.

—Estuvimos a un gol de ir a Italia, porque hicimos buena Eliminatoria y ya esa vez había gente mala en la Federación, porque nunca nos pagaron lo acordado y no importa, el gusto de vestir la casaca verde nadie te lo quita.

—¿La anécdota con Maradona en la Copa América?

—Fue en Brasil. Argentina venía de ser campeona del mundo; estaban Maradona, Cannigia y ya en el vestuario le dije a Eligio (Martínez) que estemos atentos, si no nos pintan la cara, y en la cancha se me salió y le dije: ‘Eligio, agarralo al petiso’, y Maradona se enojó y me recordó que era campeón del mundo y le contestamos y no nos ganaron.

—¿Cómo ve el presente?

—Ya veía venir todo esto, por el conjunto de pícaros como son algunos dirigentes. Hay mucho dinero en el fútbol desde lo que manda FIFA, Conmebol, sueldos, viáticos, derechos de televisión, hay tanta plata que por eso se pelean, no es porque sean patriotas.

—¿Quiénes deberían asumir?

—Los exjugadores de fútbol, quiénes mejor. En Cochabamba están Jhonny Villarroel, William Ramallo; en Santa Cruz están Erwin Sánchez, Marco Etcheverry, Milton Melgar, y aquí en La Paz están Carlos Borja, Vladimir Soria, que tienen conocimiento y saben de fútbol.

—¿Qué le parece el candidato Fernando Costa?

—Creo que es una persona honesta y trabajadora. En pocos años mire a dónde llevó a Always, que estaba por desaparecer y recuperó un sitial. Pero tengo miedo de que estos pícaros lo rodeen y hagan más de los mismo.

—En lo futbolístico, ¿qué le pareció la selección?

—Y nos dejó tristes, mal y con un señor que tiene no sé cuántos colaboradores, pero no se vio eso en la selección. No sé, da la impresión de que lo engañó al señor (César) Salinas en su buena fe de querer apuntar alto y lejos. Que iba a hacer esto y lo otro. Está bien, Brasil nos ganó y goleó; pero aquí en La Paz, Argentina nos superó y eso dolió.

(19/10/2020)