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¡Bravo Chura!

El día que cumplió ocho años, el 3 de febrero de 2010, pidió un regalo. No era la pelota más cara, ni siquiera era una “Play” para imitar a Messi o Neymar. Jeyson Ariel Chura Almanza pidió a su madre y a su padre que lo inscribieran en la Academia Tahuichi. Debutó con The Strongest a  inicios de año en un clásico paceño y metió el cuarto gol de lo que luego iba a ser una derrota por 5-4. Provocó un penal en su segundo clásico y el día de Nochebuena convirtió su primer doblete frente a Nacional Potosí. También le hicieron un penal. Cuando el “fisio” Quispe lo atendía, preguntó: “Juanca, del uno al diez, ¿cómo estoy jugando?” Chura cumple 19 años en febrero y recordará, como pocos, lo lindo que ha sido este feo 2020.

Jeyson tiene maneras de “crack”. Como las jóvenes estrellas crecidas en la era Messi, es introvertido, sencillo, humilde, tímido, de sonrisa pícara; y es zurdo, muy zurdo. “Es un sonso vivo”, dice alguien que lo ve todos los días. Chura a ratos parece distraído pero cuando agarra la pelota, volcado en banda derecha, a pie cambiado, despliega su mejor repertorio: gambeta eléctrica, muy corta; disparo fácil, como un latigazo.

De cabeza bien amueblada, posee una inocencia extraña en un chico de hoy en día. Para Chura, las cosas no han cambiado, se sigue divirtiendo jugando a la pelota. Da igual que tenga puesta la camiseta de la selección boliviana, la de The Strongest o la de Florida y Calleja, los equipos de la “Tahuichi” donde brilló en la Primera B y Primera A cruceña. Cuando llegó la prueba que Mauricio Soria le hizo junto a otras promesas, Chura jugó medio lesionado y se quedó en Achumani.

Ha llevado la nueve y la once, llegó incluso a jugar de volante mixto en la sub 15 de Bolivia con Illanes de técnico y ahora tiene la 23 en oro y negro. Es capaz de trazar diagonales para filtrar pases, de abandonar su lugar para meterse de enganche o venirse a la derecha para llegar a línea de fondo. Entiende el juego. Es consciente que en el fútbol se trata de generar superioridad en todos los espacios. Cuando el “Flaco” lo cambió el día de la Nochebuena, el “Siles” estaba vacío y se escuchaban todas las voces y su eco. Cuando llegó a la banca después de salir por la recta, un gritó bajó de las butacas de Preferencia, como en la ópera. ¡Bravo Chura!. ¿Que cómo has jugado? De “crack” de la “Play” has jugado.