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Fútbol y tele, una burbuja

¿Vive el mundo del fútbol una burbuja respecto a los derechos de televisación? Pareciera que si. Las empresas pagan al alza y los clubes contratan jugadores con sueldos estratosféricos, aquí y en la China. ¿Se puede pinchar ese globo como desapareció la burbuja financiera en 2008 dando paso a una crisis estructural capitalista? Pareciera que también.

El fútbol de Francia se quedará a partir de febrero sin televisión y sus hinchas no podrán ver a sus equipos favoritos en la pequeña pantalla. La cadena que ostentaba los derechos, Mediapro –con sus equipos se retransmite el fútbol boliviano- ha roto el contrato pues las cuentas no cuadran después de que el balompié galo congelara el torneo en abril pasado, incumpliendo por ende el número de partidos a retransmitir. La otra empresa –Canal Plus- que tenía los derechos (en un 20%) ha renunciado.

¿Cuáles serán las consecuencias? Un peligroso abismo, una rebaja de salarios de los futbolistas y una fuga de “estrellas”, como Neymar o Mbappé (a pesar de que el PSG vive del dinero de una dictadura absolutista como la de Catar). Los presupuestos de algunos clubes de España o Francia llegan a ser 90% dependientes de los derechos televisivos. De tanto explotar la gallina de los huevos de oro, el “bisnes” se puede arruinar solito.

En Bolivia los sueldos que se pagan a determinadas “figuras”, cercanos a los 20.000 dólares al mes, no están acorde con la economía nacional ni con lo (poco) que se genera. Esta inflación provocada por los grandes equipos ha traido una desigualdad acelerada y una apuesta obsesiva por la clasificación a torneos internacionales. Ya no importa tanto salir campeón como asegurarse fase de grupos de Copa Libertadores o lo que es lo mismo, tres millones de dólares de un saque. Dicha “manía” está matando la propia idiosincrasia del juego: morir por dar la vuelta olímpica y levantar la Copa.

El negocio del fútbol, tarde o temprano, cambiará su forma de consumo. Del actual sistema privado de cable al “pago por ver” para cada partido y de ahí al dominio de las “viejas” plataformas, como Amazon, o las nuevas como Twitch con periodistas abriendo sus canales en ellas para adaptarse a la nueva era. La burbuja se ha pinchado en Francia. ¿Se pinchará en Bolivia también con varias empresas poniendo 50 millones de dólares y condicionando los torneos por un negocio que no lo parece?