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Bolívar, un pálido equipo

Introducción: Bolívar está obligado a ganar en Cochabamba (o a puntuar) si quiere lograr el primer lugar de su grupo en la Copa Sudamericana, el único puesto que clasifica. Se jugará el pase con Ceará. Wilstermann es el colero y en calidad de local y a la espera de su nuevo técnico Diego Cagna también está obligado. El vasco Natxo González monta una línea de tres centrales cuando su equipo ataca para soltar a los dos carrileros: Roberto Carlos Fernández y Diego Bejarano. Con este “dibujo”, Bolívar pierde en salida de pelota, quedando el catalán muy lejos del área rival a pesar de su buena pegada. En Wilstermann, Sandy coloca un 4-4-2 para defenderse con Osorio y “Patito” arriba y Serginho muy atrás para tapar las subidas de Bejarano.

Nudo: la jugada que marca el “match” llega a los cuatro minutos. Sadiku falla un penal provocado por una incursión del mejor hombre del partido: Roberto Carlos Fernández (otra vez). Tras un inicial dominio celeste, la pelota pasa a ser roja. El ritmo del juego es lento y parsimonioso, típico de un partido de la liga local. La “Academia” apuesta por la posesión y asociarse en corto pero carece de sorpresa y ambición. Hernán Rodríguez y Erwin Saavedra confunden sus lugares y el orureño se pierde en banda derecha. Menacho desaprovecha sus minutos y lo del albanés Sadiku –inoperante, displicente, ausente- es ya un fenómeno paranormal. La sanción de cuatro partidos por agresión de Leo Ramos penaliza mucho a Bolívar que carece de nueve en un claro ejemplo de mal armado de plantel.

Desenlace: la segunda parte es más de lo mismo. Bolívar no quiere y “Wilster” no puede. La falta de ambición de la “Academia”, ante el peor “aviador” de los últimos años, es sorprendente. Los cambios del vasco no surten ningún efecto: entran el otrora veloz John García por un agotado Hernán; Miranda por Sadiku; y Álvaro Rey por Saavedra. El cintillo de capitán pasa a Bejarano, autoproclamado hace años como “emblema” de The Strongest. No pasa naranjas.

Post-scriptum: Bolívar no gana un punto, se deja dos. Los celestes siguen sufriendo los mismos males: carecen de gol y su sistema táctico emplea a jugadores fuera de su sitio. De yapa, no tiene equilibrio al medio, sufre atrás y exhibe un grave problema de condición física tras la seguidilla de partidos. Todos piden cambios a gritos pero Natxo –terco- sigue a lo suyo: un pálido equipo.