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Tigre y Always, maneras de perder

El fútbol boliviano conjuga dos maneras de perder cuando sale del país. Los entrenadores se debaten entre estas dos opciones que casi siempre acaban de la misma forma: convencidos y derrotados.

Uno: La primera estrategia, la más usada, es meterse atrás, sin rubor, entregando la pelota y la (auto)estima al contrario. Es la que usó The Strongest frente a Barcelona en Guayaquil. El flamante técnico paraguayo Florentín colocó una línea de cinco, cuatro al medio y Reinoso arriba. Recuperó a Marvin y Torres, colocó a Barbosa muy lejos del único punta y dio descanso a Marteli y Castro. La táctica es más simple: esperar el gol de los rivales. En Ecuador, el tanto llegó al inicio de la segunda parte. El Tigre metido atrás aguantó solo 45 minutos. Nada nuevo bajo el sol. Tras el 1-0, el manual del vampiro colgado en la madera manda hacer cambios ofensivos: así entran entonces Blackburn, Castro, Rudy… ¿Alguien me explica la sustitución de Barbosa y el bajón del “Comandante”? Con los espacios dejados atrás lo que provoca un equipo largo y partido, llega una plácida goleada.

The Strongest, más allá del cambio de técnico, es el mismo: sin personalidad, sin rebeldía, sin fútbol. Lo peor del Tigre es que no compite. Se cree inferior y actúa como tal, da igual el contrario. ¿Por dónde pasan las soluciones? ¿Por renovar el plantel? ¿Por impulsar otros liderazgos? ¿Por apretar en lo físico? ¿Por nuevos aires dirigenciales? ¿Por trabajar lo psicológico para levantar el nivel individual y colectivo? Nadie sabe pero todos disparan.

Dos: La segunda estrategia es salir a jugar de tú a tú: presionar arriba, ir al frente, volver los partidos un ida y vuelta. Es la que usó Always Ready frente a Olimpia en Asunción. El “Turco” Asad va encontrando su idea. Mete una línea de cinco extraña con Ramallo y Vander de carrileros osados. En el medio junto al doble “cinco” (se sintió la falta de Saucedo) coloca a Sanguinetti y Arce para poner pelotas al incombustible Ovejero. Un prolijo y ambicioso CAR salió a ganar en Paraguay, mereció un empate y casi lo logra. Perdió como el Tigre pero cayó muriendo en la suya. Marcó bien por momentos y asustó de inicio con un palo de Cummings. Y se adelantó con una jugada hermosa del funambulista Arce (¿cuántos extrañan al “Conejo” en Bolívar?) para luego ser remontado. El CAR está dispuesto a todo; el Tigre, a nada.