Bolívar está desnudo, sin gol, ni técnico
Introducción: Bolívar está obligado a ganar a Ceará si quiere acabar como primero de grupo y así avanzar en la Copa Sudamericana. Los brasileños de Fortaleza llegan con suplentes pues priorizan la final de una copa provincial/nordestina que tienen el sábado frente a Bahía. El vasco Natxo González soprende con la titularidad del joven tarijeño Gabriel Villamil en el doble “cinco” junto al catalán Granell. La otra novedad es la ausencia del enganche Hernán Rodríguez. En su lugar vuelve a ese puesto Erwin Saavedra con Miranda y Menacho a sus costados y Sadiku, de nueve. Extrañamente Justiniano arranca desde la banca.
Nudo: Bolívar ya no espera, ya no tiene paciencia en el Siles. Por fin, el entrenador celeste se ha dado cuenta que hay que agobiar y presionar de inicio. No obstante, las ocasiones más claras son para la visita. El equipo “Abuelo” parece haber sido subestimado. Bolívar marca mal/está partido, no tiene contención al medio y al chango Villamil el “match” le queda muy grande. ¿Es su culpa o lo quema directamente su técnico? El dibujo celeste tiene otro misterio, que no es nuevo: cuando ataca, Granell se coloca como zaguero central por izquierda (marcando a nadie, por cierto). La consecuencia es fatal: con la ausencia –incomprensible- de Justiniano, el equipo se queda sin una salida de pelota diáfana, lo que obliga a dividir la posesión.Sobre el final de la primera parte, la “Academia” vuelve a agobiar, a presionar, a crear chances con más ímpetu/necesidad que juego. Entonces (re)aparece su gran déficit: la falta de gol (y de profundidad), la incapacidad para capitalizar el volumen ofensivo. Sin Leo Ramos, no hay manera. ¿Cuánto está costando aquella roja/agresión absurda del argentino en Barranquilla? Lo que no cambia tampoco es el extraño caso del desaparecido Sadiku: el albanés sufre una maldición y ni el palo es su amigo.
Desenlace: los problemas son los mismos y el técnico Natxo no hace cambios. La única idea de juego son los centros frontales. A la hora, después de una «contra» de Ceará, llega un penal inexistente desaprovechado por la visita. Los brasileños se dan cuenta que pueden ganar (incluso estrellan una pelota en el palo sobre el final). Con todo perdido, entran García y Rey; y a falta de cinco minutos –a modo de burla- Abrego y Justiniano.
Post-scriptum: Bolivar no tiene profundidad, no tiene gol, carece de volumen ofensivo y juega a nada. Y da la impresión que por no tener, no tiene ni técnico. Esta vez no apareció ni Roberto Carlos. Los llamados a hacer la diferencia tampoco dicen presentes. Los refuerzos –entre ellos los tres hispanos- no aportan. Y su entrenador, por cuestiones difíciles de entender, no pone a los mejores. ¿Saben todos ellos que han fichado por Bolívar? Que alguien le cuente a Claure, que lo mira por tv, que su equipo está desnudo, que es mentira que la “Academia” tenga en sus filas a los mejores vestidos.