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Always saca la cara por Bolivia

Introducción: el “Turco” Assad repite esquema para enfrentar a Deportivo Táchira. La consigna en la “banda roja” es diáfana: ganar los nueve puntos de local e ir a buscar un puntito a tierras venezolanas. Incluso venciendo los tres partidos en el Siles y con una ayudita de Internacional, el sueño de los octavos de final se puede tocar con la punta de los dedos. El CAR solo hace una variante con respecto al triunfo en casa contra Olimpia: Vander es el carrilero por derecha y Ramallo, por izquierda. La idea es trazar diagonales a pie cambiado y atacar por dentro. Esta intención va a durar poco y Vander se colocará por izquierda para hacer un 2 contra 1 junto a Jorge Enrique Flores. Los aurinegros de San Cristóbal –que hacen hora desde el minuto uno- se meten atrás con línea de cinco, tres volantes y dos puntas, ambos muy alejados del sector medio. En la recta de genera, se puede leer un “trapo” gigante: “Soy de El Alto, soy de Always”.

Nudo: extrañamente, Assad opta por la paciencia. No aprieta ni ahoga al rival de inicio, prefiere la posesión parsimoniosa, por momentos estéril y desesperante. Con la manija de Saucedo al medio y el enganche del “Conejo” Arce (esta por vez, alejado de la banda derecha), Always usa dos maneras para hacer daño: los disparos de larga distancia por un sector (la mitad) muy poblado y el juego por las bandas. En ese costado izquierdo, estará la clave para hacer saltar el cerrojo venezolano: Vander se asocia con Flores y éste con Sanguinetti para que Ovejero gane en lo alto ante los estirados centrales “aurinegros”. Con el 1-0 en contra, Táchira tampoco sale, como queriendo evitar una goleada que nunca llegará.

Desenlace: la segunda parte es más de lo mismo. La pelota es albirroja pero Always carece de profundidad. Juega atenazado ante un rival inferior. Entonces, cuando desde la bandeja baja de Preferencia –donde la dirigencia del equipo de Villa Ingenio observa y alienta- se pide por Carmelo Algarañaz, el “Turco” prefiere cerrar el partido en un cambio muy arriesgado: Josué Mamani entra por un intermitente Sanguinetti. Antes había saltado Árabe por un sacrificado Vander, de ida y vuelta. El CAR abandona, así, la línea de tres centrales con carrilleros y se coloca con cuatro al fondo, cuatro al medio, Arce de media punta y un cansado Ovejero arriba. Entonces, el Táchira se emociona y adelanta hombres para soñar con un puntito. Un triple cambio de Assad (Enoumbá por Machado; Hernández por el “Conejo”; y Mosquera por Ovejero) trata de dar aire a su equipo. Sobre el final, un penal convertido por John Jairo Mosquera –en su primer tanto con la “banda roja”- devuelve el espíritu al cuerpo de los hinchas del “Milllonario”.

Post-scriptum: Always Ready -con seis puntos sobre nueve- es el único de los ocho equipos bolivianos de las dos Copas que saca la cara por el país. En un partido donde dejó crecer a Táchira, acabó ganando sin jugar a gran nivel. Lo único que puede complicar al equipo de El Alto es la presión, la falta de costumbre a la hora de competir por grandes cosas, como el pase a octavos. El tercer y último partido de local, contra Olimpia en una semana, marcará a sangre y fuego su destino/futuro en la Libertadores.