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Bolívar: los errores de Natxo

Bolívar complica su supervivencia en la Copa Sudamericana. Y en parte, la culpa la tiene su técnico y sus equivocaciones. La otra parte recae en un plantel desigual y sin equilibrio. No tiene un nueve para suplir a Leo Ramos, por ejemplo. Los cuatro errores de Natxo González son:

1.-González no mueve nunca el dibujo y cae ya en la tozudez, como Illanes en su última etapa en el Tigre. Lo único que cambia es la posición de los jugadores. Contra Wilstermann, Villamil jugó de volante ofensivo por izquierda. Incomprensible. Cuando el chapaco volvió al medio al sacar de la cancha a Justiniano, Villamil mejoró. Por cierto, la bronca personal contra Justiniano perjudica al equipo. Si optas por meterte atrás para defender un 2-1 pírrico, ¿por qué sacas a “Justi”? ¿Cuáles son los extremos titulares? Ni Natxo lo sabe: ora García, ora Miranda, ora Menacho, ora Rey (de partidazo a ratos), ora Villamil, ora Saavedra. Por cierto, el capitán orureño tiene que jugar de enganche, con libertad de movimientos. Ahí jugó y fue el mejor frente al “Rojo”, un equipo que empató por que el rival se lo permitió incomprensiblemente.

2.- Los dos principales hándicaps tienen que ver con el juego: arriba es terriblemente ineficaz y abajo se regala con groseros errores y equivocaciones de marca. La dupla Guitián-Quinteros está lejos de funcionar. A esto hay que sumar que sus laterales se proyectan con facilidad. Para rellenar esos huecos, baja Granell y el equipo pierde salida.

3.- González apuesta por una serie de jugadores inamovibles, que jueguen bien o mal, nunca pierden la titularidad. El ejemplo más claro es Sadiku, aunque podía ser un decepcionante Granell, sacado de sitio. El albanés no se cansa de errar equivocaciones, pierde hasta cuando el árbitro ha anulado la jugada. Por cierto, el peruano que dirigió el Bolívar-Wilstermann estuvo a punto de montar un quilombo, equivocándose para los dos lados. Luego nos quejamos de nuestros “referees” bolivianos.

4.-La “Academia” es un equipo irregular, cierra los partidos antes de tiempo, retrasa líneas sin motivo y no cree en la grandeza que su historia exige. El empate que regala ante el “Rojo” complica el sueño de alcanzar el primer lugar de la Copa Sudamericana y clasificar. Ahora tiene que buscar en sus dos últimos partidos, los dos lejos de La Paz, en Brasil y Argentina. Que nadie pierda los nervios, Claure la tiene clara: esto recién comienza.