Los líos en el fútbol nacional responden a pugnas regionales
Desde que López, Salinas y Costa llegaron a la FBF, se recuerda que el bloque opositor (G-6), liderado por dirigentes de Santa Cruz, no dejan hacer gestión
Cuando la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) deja Santa Cruz, cuya directiva se había empoderado con ella, y ahora es administrada por dirigentes de clubes del occidente, es cuando surge una oposición radical que ya lleva años y persiste, al punto de ser sujeta de una sanción interna, por injerencia de la Justicia Ordinaria.
El denominado G-6 —clubes opositores— no se pone de acuerdo con el G-8 —oficialistas—, y que ahora se volvió G-10, pese a que los ingresos televisivos mejoraron bastante.
A decir de Ángelo Pórcel, vocero federativo, el bloque opositor nunca dejó hacer gestión a quienes asumieron la presidencia de la FBF en estos años. “Ni siquiera don César (Salinas) se sentó en la silla presidencial, y ya tenía dura oposición, bajo cualquier argumento. Ellos solo quieren recuperar el poder”, aseguró.
En 2018 comenzó la presidencia de César Salinas (+) al mando de la FBF y con ella tomó todo el poder del fútbol en base a normas Conmebol.
Pórcel recuerda que Salinas sintió de inmediato la tozudez del G-6 que tiene como cabeza a los clubes de Santa Cruz —Oriente Petrolero, Blooming, Guabirá y Royal Pari—, y que logró el respaldo de las presidencias de Wilstermann y Bolívar.
El finado dirigente recibió entonces apoyo del G-8: The Strongest, Aurora, Real Potosí, Always Ready, Nacional Potosí, San José y Destroyers de la división profesional. Ahora el grupo oficialista se volvió G-10 con Tomayapo e Independiente y Palmaflor que sustituye a los destroyanos.
A lo largo de su gestión, Salinas soportó diversas presiones, una de ellas fue de Fabol.
El grupo opositor en su momento respondió que son los clubes más exitosos y populares, cuando se les dijo que eran minoría. “Es un criterio antidemocrático cómo piensan. Entonces en la Conmebol el voto de Brasil tendría que valer más que el nuestro. Esto es democracia. El voto de uno de ellos tiene tanta validez como de otro club”, reprochó Edwin Callapino, presidente de la Asociación de Fútbol de Potosí.
El 7 de enero de 2020 se dio el descenso de Destroyers porque era el último en la tabla de posiciones; antes Sport Boys fue desafiliado porque no se presentó a disputar la última fecha, todo se achacó al oficialismo.
Salinas falleció el 19 de julio de 2020 afectado por el COVID-19 y su muerte ahondó la pugna G-6 y G-8.
El 21 de julio de ese año, Robert Blanco (Profesional) y Marcos Rodríguez (Aficionado) iniciaron una pugna. Si bien el 7 de junio de 2017 en el congreso extraordinario se definió que el primer vicepresidente sería elegido de la División Profesional, en el congreso del 2019 en Tarija cambió aquello y se dio paso al criterio de alternancia.
El 23 de julio se dio la sucesión y Rodríguez asumió en la Federación, pero con la tarea de elegir un nuevo titular. El G-6 no acató los mandatos de Rodríguez e incluso realizó reuniones al mando de Blanco.
El 18 de agosto, un amparo constitucional de la Sala Segunda del Tribunal Departamental en Santa Cruz da la presidencia a Blanco, pero tres días después, el Comité Ejecutivo de la FBF lo suspende por acudir a la Justicia Ordinaria, sancionada por FIFA.
El 27 de agosto se pretendió llamar a elecciones pero el G-6 no quiso. El 4 de septiembre, Rodríguez llamó a consejo virtual y no fueron.