Icono del sitio La Razón

Los horrores de Florentín

Introducción: después de la pésima imagen y sensación del último partido, Florentín hace dos cambios. David Mateos entra por Marteli y Diego Wayar por Gómez. El dibujo no se toca: línea de cinco atrás. El Blooming de Villegas tiene cinco bajas y viene de perder por goleada contra Oriente en el clásico oriental. Es la primera salida de The Strongest a canchas de Santa Cruz.

Nudo: los errores en salida del Tigre van a ser un dolor de cabeza toda la noche. La insistencia de Florentín con salir jugando cuesta caro desde el primer minuto; ora se equivoca Mateos, ora Castillo, ora los carrilleros. Tras el “pressing” inicial de la “Academia” cruceña, los gualdinegros se apoderan de la posesión de la pelota. La tozudez de tirar centros frontales a la cabeza de un Blackburn que no está se convierte en una obsesión. Los laterales pasan poco y mal. Y Torres, en su costado derecho, es un coladero a sus espaldas. Villegas gana la partida de ajedrez a Florentín. En el enésimo desconcierto de la visita, Mateos y Castillo intercambian la posición de líbero. El entrenador paraguayo ha logrado confundir a todos sus dirigidos. En dos minutos fatales, Blooming se pone con 2-0 arriba en el “score”. La respuesta atigrada se resume en pelotazo va, pelotazo viene con un Willie Barbosa intentando encontrar socios para entrar por dentro.

Desenlace: Florentín se olvida de la línea de cinco y mete cuatro zagueros atrás. La sensación sigue siendo la misma: imprecisiones y pérdida de brújula. Cuando se necesita crear fútbol desde atrás, el paraguayo quita a Wayar y mete un cinco defensivo como Richet Gómez. La salida de Mateos -¿cuándo jugará un partido completo?- da la chance de poner un delantero más como el guaraní Ronaldo Martínez, que pasa desapercibido. Las chances creadas son desaprovechadas por falta de puntería, especialmente de Jair Reinoso en una de sus noches más negras. El Tigre sigue errático atrás e ineficaz arriba. Tiene la pelota pero no sabe que hacer con ella. Por no haber ni siquiera hay jugadas preparadas: los diez saques de esquina son un saludo a la bandera.

Post-scriptum: el Tigre pierde el invicto pero sigue líder. El clásico paceño es una final para Florentín, muy resistido por la hinchada por sus constantes cambios de esquema, por elegir mal a sus jugadores, por su conservadurismo/mediocridad. El regreso de Ramiro Vaca es la única luz de esperanza para el domingo.