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El desbarajuste total de Bolívar

Introducción: Claure contrata, por fin, al nuevo técnico. El presidente del club Bolívar vive más pendiente del Girona, de la segunda división española, que de su equipo en La Paz. El brasileño Antonio Carlos Zago, con apenas días en Bolivia, toma su primera gran decisión: colocar al catalán Alex Granell de media punta, algo incomprensible. La “Academia” forma con Cordano; Bejarano-Guitián-Quinteros-Fernández; Villamil de cinco y Justiniano de mixto; Saavedra por derecha, Granell de enganche y Miranda por izquierda; arriba, Ramos. Oriente se planta con el mismo dibujo (4-2-3-1) y “Platini” encarga a Henry Vaca colocarse a la espalda de Villamil-Justiniano para lanzar las contras. A la entrada del “Siles” se pide certificado de vacunación y carnet de identidad. En la bandeja baja de la Recta no hay público, se coloca ya el vidrio templado en vez de la valla metálica.

Nudo: el “match” arranca con intensidad. Los “refineros” tratan de ensuciar y hacer el partido trabado. Lo logran. Ramos desaprovecha un penal, atajado fenomenalmente por el arquerazo paraguayo, Wilson Quiñónez. Solo una combinación entre Bejarano y Saavedra por derecha trae un remate al palo y un rechace que Miranda cambia por gol. El desbarajuste táctico regala un espejismo que pronto se convierte en pesadilla.

Desenlace: el brasileño Zago mete al equipo atrás y Sánchez prepara la segunda etapa de su plan. Henry Vaca –cedido incomprensiblemente por The Strongest a Oriente Petrolero- hace de las suyas a las espaldas del doble “cinco” celeste. Mojica cambia por gol un penal fabricado por Henry, en su mejor momento después de años. Entonces arranca el carrusel de despropósitos de Zago en los cambios: quita a un combativo Ramos y mete al albanés Sadiku; Abrego se coloca de media punta por un perdidísimo Granell. La hinchada de la curva norte pide “huevo”. Sin juego, sin actitud, los celestes solo fabrican una chance de gol desaprovechada por… Sadiku. Antes, Zago ha metido a Leo Vaca (sacando a un entonado Miranda) y ha desmontado la sociedad Bejarano-Saavedra. El partido termina con gritos feroces de “Fuera Recio” e insultos para el albanés (que lleva la nueve).

Post-scriptum: el desconcierto de Bolívar tiene causas y raíces profundas. No se puede manejar un club desde la distancia sideral; no se puede confiar todo a un manager (el español Recio) que mira más por el famoso “grupo del City” que por el club celeste. Se habla de la partida del español Alvaro Rey para que vuelva el chileno Ronnie Fernández. El clásico del domingo será a cara de perro: los dos llegan con tremendos cuestionamientos a las estructuras internas, tanto en el Tigre como en la “Academia”. Bienvenidos al menguante fútbol de nuestro país.