Lee sucede a una Biles, perdida en el espacio, como campeona olímpica
La estrella estadounidense acompañó este jueves a sus compañeras, animándolas desde las tribunas del centro de Gimnasia Ariake
TOKIO 2020
En ausencia de la gran estrella estadounidense de la gimasia Simone Biles, en un bajón sublime, su compañera de equipo Sunisa Lee la sucedió y ganó el oro en el concurso general individual de gimnasia de Tokio-2020, por delante de la brasileña Rebeca Andrade que se colgó la plata.
Lee obtuvo una puntuación total de 57.433 puntos, por delante de Andrade, que consiguió 57.298 puntos y la rusa Angelina Melnikova, que se colgó el bronce con 57,199 puntos.
Sunisa Lee se puso por delante en la tercera rotación, tras el ejercicio en la barra de equilibrio, pero la medalla se decidió en el ejercicio de suelo final.
Las penalizaciones lastraron a Andrade, que empezó saliéndose del límite del tapiz en su primera diagonal, impidiendo que la brasileña pudiera superar a la estadounidense, que hizo un ejercicio impoluto, y hacer historia.
Lee logró retener el oro conseguido para Estados Unidos en Rio-2016 por Simone Biles, que el miércoles había anunciado su baja del concurso general individual, a la espera de su decisión sobre las próximas finales por aparatos, para las que también está clasificada.
La estrella estadounidense acompañó este jueves a sus compañeras, animándolas desde las tribunas del centro de Gimnasia Ariake.
La flamante ganadora del oro, de 18 años, suma esta presea a la plata que ya ganó el martes como parte del equipo estadounidense en el concurso general por equipos.
Biles perdida en el espacio
La estrella estadounidense de la gimnasia Simone Biles aludió al fenómeno de la pérdida de figura («twisties») para explicar su baja. Esta pérdida de referentes en el aire, conocida especialmente por los gimnastas de trampolín, puede verse reforzada o causada por el estrés y sobre todo poner en peligro a un deportista.
En la tarde del martes, cuando Simone Biles para sorpresa de todos decidió abandonar el concurso por equipos, explicó que no quería «arriesgarse a hacerse daño o hacer algo estúpido participando en esa competición».
Hablando de su «salud mental», también aludió de paso a los «twisties», un fenómeno conocido en el mundo de la gimnasia, que también puede afectar a los golfistas («yips»). De golpe, el cuerpo del deportista ya no le responde y sus referencias desaparecen. Una especie de desconexión que lleva a una desorientación.
Cuando el equipo estadounidense entra en el centro de gimnasia Ariake en la tarde del martes para el concurso general, empieza por el salto.
‘No sabía dónde estaba’
Le toca a Biles y todo el mundo piensa una sola cosa: ¿Va a realizar una nueva acrobacia, un doble salto carpado hacia atrás que probó en el entrenamiento? Si lo hace en los Juegos sería la quinta figura bautizada con su nombre para hacer todavía un poco más grande su leyenda.
Pero no, en lugar de eso, efectúa un salto «Amanar», un salto muy difícil con dos giros y medio, pero uno de los giros desaparece. «No entendí lo que pasó, no sabía dónde estaba en el aire, podría haberme lesionado», describió en su rueda de prensa. Las chicas del equipo la interrumpen: «¡tuvimos un pequeño ataque al corazón! viendo lo que pasaba».
La infalible Simone Biles, superdotada de la gimnasia, que sube a tres metros del suelo gracias a un salto excepcional, es más de añadir un giro que de quitar uno.