Icono del sitio La Razón

El Tigre está de vuelta

Introducción: tras dos derrotas vergonzosas y el despido del paraguayo Florentín, asume Pablo Cabanillas, director técnico de las divisiones inferiores y de las poderosas guerreras del equipo femenino, con las cuales Cabanillas viene realizando un trabajo arduo/silencioso a medio y largo plazo. El Tigre se olvida de la nefasta línea de tres centrales y apuesta por un esquema más acorde a su historia/idiosincrasia: el 4-3-3. Los laterales son Torres (en claro ascenso tras superar emocionalmente la muerte de su padre) y José Sagredo. El «cinco» es Wayar (que nunca debió dejar ese puesto clave, cuyas mañas conoce a la perfección); a su izquierda, el “Comandante” Castro (que vuelve a su mejor nivel poco a poco); y a su izquierda, el eléctrico Willie Barbosa. El tridente de arriba es Jair Reinoso de puntero por derecha; el “Pollo” Flores de extremo zurdo; y el “Toro” Blackburn, de pescador de área chica. Nacional de Potosí se para con un 4-4-2. Illanes está en la obligación de recuperar a un plantel tocado en lo anímico y lo físico.

Nudo: los 20 primeros minutos recuerdan al Tigre de Florentín ante unas escasas mil personas. Es un gualdinegro apático e impreciso. Entonces aparece el Castro de las mejores tardes/noches: filtra una pelota de fantasía para el panameño que hace lo que mejor saber hacer, mandarla a guardar ante un buen arquero como es Jimmy Roca. Ese tanto cambia el partido. Después de la salida al fútbol belga de Ramiro Vaca, el “Comandante” levanta la mano y es el encargado de las pelotas al espacio vacío, rompiendo líneas. El Tigre acelera el ritmo, sus laterales suben y hay sociedades de nuevo por los costados. Ya no se juega solo al cabezazo del “Toro”. Incluso, Barbosa anota (otra vez) de testarazo merced a su buena colocación. Antes, el “Pollo” Flores ha desbordado en varias ocasiones como “wing” para decir a todos que es un jugador de primera con mucho futuro.

Desenlace: Nacional mete tres cambios al inicio de la segunda parte pero no pasa naranjas porque sigue sin marca. Castillo traba (y se lesiona) para que Reinoso asista a Blackburn. Entra Mateos. En el cuarto gol, el colombiano impide el “hat trick” del panameño y le pide disculpas. Nadie se enoja: la armonía y la unidad han vuelto como por arte de magia. La entrada del “Pito” Sotomayor y sus dos goles (pirueta incluida) vienen a decir que la camada gualdinegra es presente esperanzador. Rudy da descanso a Reinoso y Richet a Castro. El séptimo gol lo hace Barbosa después de una pared con Sotomayor. Es otro Tigre, es el “Derribador” de toda la vida.

Post-scriptum: dijo hace unos días el ahora lesionado Jeyson Chura que los jugadores no compartían la idea futbolística de Florentín. En el fútbol moderno de hoy en día, los “players” mandan. Y eso se ha demostrado una vez más: llámalo camarilla si quieres. El caso es que el Tigre está de vuelta, recupera la diferencia de cuatro puntos con su perseguidor Always Ready y ahora si peleará el campeonato hasta el final para esa anhelada vuelta olímpica. Como manda esa historia/garra que Florentín nunca supo entender. El «score» de tenis coloca paños fríos en un club marcado por la incertidumbre dirigencial.