Icono del sitio La Razón

Clubes brasileños: El poder de la chequera

Un sorprendente Barcelona SC impidió lo que hubiese sido un histórico póker brasileño en las semifinales de la Libertadores. Eliminó a Fluminense y ahora los cruces quedaron así: Palmeiras-Atlético Mineiro y Flamengo-Barcelona SC. A su vez, una victoria mínima de Libertad sobre Santos evitó que los clubes de la patria de Pelé monopolizaran también la Copa Sudamericana. Afortunadamente se repartió un poco: chocarán Peñarol-Paranaense y Bragantino-Libertad de Asunción. A punto estuvieron de quedar siete equipos brasileños entre los ocho semifinalistas, un dominio arrasador y ponderable, aunque no deja de ser inquietante: ¿Cómo enfrentarlos con éxito…? ¿para qué juegan los otros…?

Semejante supremacía del fútbol de Brasil a nivel de club (su Selección también lidera la Eliminatoria con 18 puntos en 6 partidos) llevó a todo el continente a preguntarse qué está pasando. Hasta Boca y River quedaron en el camino en cuartos de final. Recordemos, además, que Flamengo y Palmeiras son los últimos campeones de la competencia mayor. Y que de los últimos diez campeones, seis fueron brasileños. Con un agregado relevante, los seis diferentes: Santos, Corinthians, Atlético Mineiro, Gremio, Flamengo y Palmeiras. Todos son potentes. Y en cualquier momento podrían agregarse Cruzeiro, Inter, Vasco, São Paulo, que ya saben los que es ser Rey de América. Incluso Fluminense, que ya fue finalista, hasta Botafogo… Hay mucho cuadro grande y poderoso en el País del Carnaval. Quizás más grande que cualquier otro del continente.

Lo que debemos preguntarnos es si esto es una tendencia que ha llegado para quedarse o si se podrá competir contra ellos. La realidad es que está difícil por una suma de circunstancias. En las primeras tres décadas de Copa los brasileños lograron apenas 5 títulos; en los siguientes treinta y un años llevan 15. Y ahora tienen altas posibilidades de sumar otro. Muestran un crecimiento notable a nivel regional.

Muchos adjudican esta prevalencia a que disponen de más cupos: en esta edición fueron 8, frente a 7 de Argentina y 4 del resto. Es un factor, indudablemente, pero no el único. Hay muchos países que, aunque les dieran 8 lugares, no ganarían nunca una Copa. Está el poderío de los equipos brasileños, que ya ni saben cómo era el jogo bonito, pero son fuertes, competitivos. ¿Es porque surgen muchos jóvenes talentos en Brasil…? Nada que ver, pero tienen un poderío económico gigante comparado con el de los Pulgarcitos a los que se enfrentan. Y se refuerzan en el resto de Sudamérica. O sea, además debilitan a los vecinos. Atlético Mineiro es buen ejemplo: contrató a Hulk haciéndole un contrato millonario y ahora a Diego Costa, otro fichaje costoso; le sacó a River a Nacho Fernández y luego le ganó 1 a 0 con gol de Nacho Fernández (traspasado por 6 millones de dólares limpios para el club millonario); Matías Zaracho, autor de dos golazos también ante River (uno con preciosa chilena), era la joya de Racing, Atlético compró el 50% de su pase en 7 millones de dólares libres para la Academia. El centrodelantero titular es Eduardo Vargas, de la Selección Chilena; el capitán del equipo, el paraguayo Junior Alonso; también están el ecuatoriano Allan Franco, el venezolano Jefferson Savarino y el colombiano Dylan Borrero. Un combinado internacional.

¿Es lo que tocará medir en los próximos años…? Jorge Luiz Rodrigues, prestigioso periodista carioca de SporTV, tranquiliza un poco: “Es verdad que la diferencia de presupuesto es mucho mayor que la de todos los clubes sudamericanos, incluido el fútbol argentino, pero son tres los clubes con mucho dinero: Atlético Mineiro, Palmeiras y Flamengo. Estos también le llevan mucha ventaja al resto de equipos brasileños. Atlético tiene un mecenas, Rubens Menin, que es billonario. Es dueño de MRV, la constructora más grande de Brasil, que construye las viviendas para el Gobierno, y es fanático del Galo. Pone toda la plata que haga falta. Palmeiras tiene detrás a Crefisa, poderosa compañía financiera cuya presidenta Leila Pereira quiere tomar el mando del club. Paga 21 millones de dólares por la publicidad en la camiseta más bonos adicionales. Por ser campeón de la Libertadores, Palmeiras recibió otros 2,3 millones de su patrocinador. Crefisa además le otorga préstamos para fichar jugadores. Por último, Flamengo está muy bien porque es un club saneado, muy bien administrado, e ingresa muchísimo dinero de la TV”.

Y agrega: “Pero otros están tapados por las deudas. Botafogo debe 185 millones de dólares, Vasco 113, Corinthians está en problemas. Estos tampoco pueden competir con aquellos tres”.

¿Cómo se entreveró Barcelona de Ecuador en medio de estos potentados…? Es muy meritorio. Con sus 10,5 millones de dólares destinados al equipo de fútbol, debe vérselas ante Palmeiras (167 millones), Flamengo (155), Mineiro (105) y Fluminense (74). El presupuesto de Palmeiras equivale al de diez o quince rivales extranjeros juntos. En el fútbol de club es una desproporción abismal. Pero Barcelona demuestra que con criterio y sabiduría para armar un plantel se puede pelear. Atlético Nacional dio la pauta en 2016 coronando en gran estilo. ¿Cuál es la fórmula para darles guerra…? La de toda la vida: saber fichar, elegir bien, conseguir un gran entrenador, generar mística. Y jugarles como le jugó Argentina a Brasil en la final de la Copa América: 200% de actitud.

Aún hay legiones que se sienten aterrorizadas de que un Tío Rico como Roman Abramovich o estados como Catar o Emiratos Árabes desembarquen en el equipo de sus amores. ¿Cuál sería el problema…? ¿Qué inyecten cien millones de dólares, fichen grandes figuras y sean campeones de América…? ¿Qué son Rubens Menin y Leila Pereira sino dos personajes de la lista Forbes que derraman fortunas sobre sus clubes y los potencian…?

“Además de la supremacía económica hay un cambio de expectativa: cuando yo era niño los clubes brasileños estaban enfocados en los torneos estaduales o nacionales, ahora apuestan todo a los continentales, especialmente a la Libertadores. Esto empezó con el São Paulo de Telé Santana. Entendieron que la Libertadores, la Sudamericana, la Recopa dan una gran visibilidad internacional”, dice Celso Unzelte, periodista e historiador paulista. Y también están los increíbles premios de los campeonatos internos. La Copa Brasil, tercera competición en importancia, reparte 60 millones de reales al ganador, que en total recauda unos 75 millones con las fases previas. Esto significa 14,5 millones de dólares. Un premio suculento. Si a ello sumamos los enormes premios que da el Campeonato Paulista, el Brasileirão y la propia Libertadores está claro que, al menos en Brasil, el negocio es jugar a ganador. Por eso todos se refuerzan.

La pelota está en campo de los rivales. O se quedan a mirar y aplaudir o deciden esforzarse y dar combate.