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La vieja/verde Normalidad

Introducción: Bolivia lleva tres partidos y tres victorias seguidas. También llevamos 28 años sin ganar fuera por eliminatorias. Para la “verde” (y para Perú) es una verdadera final. Si se gana también a Uruguay en La Paz nos metemos cuartos (con algunas carambolas) y tocaríamos el Mundial con la punta de los dedos. Por eso, Farías –aconsejado por el psicólogo de la selección, Manuel Llorens- dice que estamos frente a un “momentum”, un instante presente que hay que aprovechar. En el Nacional de Lima, solo hay 20% de aforo por el castigo de la FIFA a propósito de los cantos racistas peruanos contra Chile. Lamentablemente el racismo en nuestras canchas es un sacramento y todos miramos para otro lado. Farías resuelve la incógnita y se la juega con línea de cinco atrás. De carrileros aparecen Diego Bejarano y fuera de su sitio, Moisés Villarroel. A sus espaldas, pueden llegar los problemas. Y Gareca lo sabe. Y tiene a Cueva y Carrillo para eso.

Nudo: los primeros diez minutos son de ida y vuelta. Bolivia sale a buscar el partido pero las tres primeras chances son peruanas. ¿Adivinan cómo? Exactamente, por los costados, especialmente por el derecho con un Bejarano muy arriba, dejando un gran hueco detrás suyo. Farías “corre” por esa banda pero no lo ve y no va a reaccionar, cero en lectura. A la media hora llega el 2-0 y antes de los cuarenta, el 3-0. La “verde” es un equipo muy largo, partido. La pelota no pasa por el medio, ni Franz Gonzales ni Ramiro Vaca la tienen, ni siquiera Arce que juega de enganche. La pelota pasa por encima de ellos, directamente a la cabeza de Martins. A eso (no) juega Bolivia que (no) marca de lejos. Es la vieja normalidad, un equipo extraviado y desdibujado, fácil presa.

Desenlace: Farías, paralizado/tozudo, no cambia el sistema. Opta por el suicidio pero Perú va a perdonar una goleada más vergonzosa/humillante. Resuenan las palabras del venezolano en La Paz: “Queda poco para que me vaya”. Escobar, a su lado, también aparece inmóvil. La selección sigue corriendo detrás de la pelota, desorganizada. Justiniano, de cinco, sigue solo en la marca. A la hora, Farías cambia tres jugadores pero… no altera el maldito dibujo. Estamos muy lejos de ser competitivos, otra vez.

Post-scriptum: el golpe psicológico es muy duro. El “momemtum” es desaprovechado, la buena ola pasa de largo. Contra Uruguay, el martes en La Paz, será otro instante presente para reengancharse o morir, de una vez por todas.