El Tigre, un manojo de nervios
Introducción: las dudas y quejas sobre la elección del árbitro marcan la previa de esta “final” en Tarija. Daniel Vaca no llega para su recuperación y Viscarra, sin ritmo, tapa en el arco. Jusino vuelve a la zaga central y Chura es titular en el medio. Barbosa ocupa el lugar de Jair Reinoso. Castro es el llamado a crear juego como enganche. El capitán Wayar recibe un reconocimiento por sus 300 partidos como gualdinegro, en su tierra chapaca. En la curva que ocupa la hinchada stronguista, un trapo marca el camino: “El escudo por encima de todo”. El Real Tomayapo, de Álvaro Peña, se va a meter atrás para jugar al contragolpe.
Nudo: la pelota y la intensidad es del Tigre pero es una tenencia infructuosa. Díaz mete a Chura pegado a la banda derecha, a pie cambiado. El cruceño no siente el costado y va a ser sustituido en el descanso. El otrora jugador desequilibrante ha desaparecido en la recta final del campeonato. Esto sumado a la marcha de Ramiro Vaca al fútbol belga ha dejado sin fútbol al “Derribador”. Barbosa también brilla por su ausencia sobre la cal de la margen derecha. El “dibujo”de Díaz sabotea las chances de fabricar volumen ofensivo. El Tigre juega a nada, ni siquiera aparecen los pelotazos a la olla en busca de la “testa” del “Toro” Blackburn.
Tomayapo se dedica a trabar y ensuciar con constantes faltas. Una mano de Sagredo y una falta sobre Veizaga en el área al ser arrollado por Viscarra tras un error imperdonable de Jusino elevan las protestas de los tarijeños hacia los cielos. A falta de juego, Castro opta por pegarle de larga distancia: el palo dice que no.
Desenlace: el Tigre acorrala a Tomayapo en su cancha pero el fútbol no aparece. Las variantes (Arrascaita por Chura; Jair por un Castro que era el único que trataba de combinar por dentro; y Cardozo por Quiñónez) no mejoran el panorama. Wayar, el motorcito, está en todo lado, incluso filtra pelotas peligrosas. El último cuarto de hora es el reino de los nervios con un Tigre atenazado, impotente. Jair y Sagredo perdonan y ponen el corazón de los stronguistas a mil por hora. La roja para Arrascaita es la cereza sobre la torta de despropósitos.
Post-scriptum: la maldición de los partidos decisivos ante equipos supuestamente inferiores ha regresado. Quedan dos fechas y la paradoja reinará en la penúltima fecha del domingo: el eterno rival, Bolívar, puede regalarle el título a The Strongest si quita puntos a Always Ready en Villa Ingenio.