El Tigre, en caída libre
Introducción: apenas mil personas se dan cita para ver al puntero contra el penúltimo. Un “trapo” -en una curva sur con apenas 400 hinchas- reza así: “Mil razones para amarte; ninguna para abandonarte”. De 27 partidos, Real Santa Cruz ha perdido 25 en el “Siles”. Las porristas del Tigre van a ingresar a la Preferencia en el minuto diez del “match”. La puerta cinco del estadio –por donde entra la prensa- está cerrada a cal y canto.
Durante el minuto de “silencio” bajan gritos contra el todavía técnico gualdinegro; uno de ellos se escucha así: “Díaz, hacete cargo”, seguido de un insulto. El “eleven” es: Johan Gutiérrez en el arco; Torres y Aponte en los laterales; Jusino y Benegas, de centrales; Wayar-Gómez-Camacho; Sotomayor-Reinoso-Flores. Los “leones” se atrincheran con un 5-3-2 para jugar al contragolpe.
Nudo: el Tigre alterno es tan predecible como el “titular”. Los dos extremos (“Pito” Sotomayor y “Pollo” Flores) están muy abiertos y no gravitan. Camacho, el enganche, aparece con intermitencia y va a dejar pasar otra chance para demostrar su valía. Los laterales protagonizan otra tarde para el olvido. El dominio stronguista es intranscendente. La tarde es ideal para una siesta entre el sol y el cemento con un Tigre sin juego, sin ideas, sin actitud.
Desenlace: Díaz mete tres cambios. Esparza y Henry ocupan el lugar de Sotomayor y Flores. Saucedo se pone de “cinco” para que Wayar se coloque de lateral derecho (por Torres). Es la penúltima improvisación. A los diez minutos se abre el “score” gracias a un corner de Vaca que remata Jusino. Los “players” se abrazan con Díaz como si fuera el gol del campeonato. Amaral, que estaba a punto de ingresar, vuelve a calentar junto a un Ursino y un Prost que se dedican a firmar autógrafos y hacerse “selfies” con hinchas que se pegan a la malla de la Preferencia.
Díaz -conformista de nuevo- mete al equipo atrás, se refugia en la banca y deja dirigir a Ramondino. Cuando entra Amaral, el “team” luce ya cansado, sin marca y sobrador. El técnico argentino de Real, Andrés Marinangeli, mete cambios ofensivos y el haitiano Jairo Jean empata sobre el final el encuentro.
Post-scriptum: Díaz ha agotado el poco crédito que tenía. El Tigre juega a nada y ha perdido su identidad, está en caída libre. El estado físico de los jugadores es para llorar. La hinchada, muy enojada, «solo» implora dos cosas a los dioses gualdinegros: fuera Díaz y elecciones ya.