Al Tigre se le apaga la luz
Introducción: el Tigre va por su novena victoria al hilo, no la logrará. Doña Anita Rojas, de Alto San Pedro, recibe un homenaje sobre la cancha. El presidente Montes le entrega la número diez. La señora de 82 años sigue al gualdinegro desde la década de los cuarenta, primero con su marido ya fallecido y ahora junto a su familia. A The Strongest lo hace grande su gente. Parece un lugar común pero no lo es. Biaggio coloca a Benegas (por Castillo) y al “Pito” Sotomayor por Esparza que arranca desde la banca. Viviani es atrevido con un 4-3-3 y quiere sacar puntos como contra Bolívar en La Paz. Los (no) dorsales de las “fieras” parecen el uniforme para bailar en una discoteca.
Nudo: la pelota es de Palmaflor. El que controle la mitad de la cancha, dominará el encuentro. El Tigre espera muy atrás a su rival. La presión en bloque alto y el juego por los costados de los primeros partidos de la era Biaggio ha desaparecido. La apuesta por la tenencia, también. El gualdinegro luce desconocido, a merced del rival, como en la era Díaz/Ramondino. Es un regreso al pasado. El único que sigue a lo suyo es Viscarra, aunque un error suyo va a traer el empate en la segunda parte. Prost no levanta la cabeza (es el que más desentona) y Arrascaita ha bajado su nivel. Solo el uno contra uno de Sotomayor genera inquietud en la valla de un acertadísimo Gustavo Salvatierra. El Tigre corre detrás de la pelota. Las transiciones también brillan por su ausencia. Los laterales no suben. Las marcas de identidad del “Pampa” -la efectividad, entre ellas- se han esfumado. En el “Siles” tardan demasiado en prender las luminarias.
Desenlace: la segunda es más de lo mismo. El Tigre es previsible y sigue agazapado, apostando todo a un contragolpe letal. El gol llegará así, gracias a una “contra” iniciada y terminada por Sotomayor que iba a ser sustituido por Esparza. El tanto es puro espejismo. Biaggio, fiel a su estilo, mete dos cambios ofensivos, no cae en la tentación de defender la pírrica ventaja. Ni Ortega (por Prost) ni Esparza (por Sotomayor) van a ser aportes. A ratos creo que al Tigre le falta profundidad en la banca. El empate de Freddy Abastoflor, un ex Tigre, hace justicia en el “score”; incluso las “fieras” perdonan la victoria en varias transiciones. El gualdinegro recién acelera en los últimos quince minutos. Las prisas no son buenas consejeras.
Post-scriptum: el Tigre se deja dos puntos y sus rivales (Always y Bolívar) están ya a seis puntos (el CAR tiene dos partidos menos). La maldición ronda el campamento stronguista. Nadie dijo que esto sería fácil.