Fatic, el otro sueño alteño (roto)
Introducción: Club Deportivo Fatic se juega el pase a semifinales de la Copa Simón Bolívar “en casa” tras empatar en Cobija frente a Vaca Díez, un histórico de Pando. La familia Ticona creó el club hace 22 años y jugó por muchos barrios, especialmente en Senkata. Hace siete años se fusionó con Club Fraternidad Tigres, de la familia Nina, otros stronguistas de corazón. Por los altavoces de Villa Ingenio, suena su himno donde se nombra a todos los hermanos (Freddy, Froilán, Javier…): “somos el equipo derribador, dale como la garra del león”. Fatic (acrónimo de Familia Ticona) se autoproclama como el “verdadero” equipo alteño. Los “auriazules” juegan habitualmente de local en Cosmos 79 donde tiene epicentro su hinchada.
Nudo: Fatic despidió hace cinco fechas a su técnico Clemilson da Silva. Error. Dicen que era muy blando, que no podía manejar el vestuario. Llegó Pepe Peña Peña, “especialista” en ascensos. El arquero de Vaca Díez, sub 20, va a regalar dos goles de inicio. Será sustituido al descanso. El “doble nueve” local (Mauro Bustamante y Carlos Araujo, con un extraño parecido al “Condor” Machado) solo aprovechan cuando Deyvid Valverde Justiniano regala.
El mejor de Fatic, Roy Urgel Salazar, juega pegado a la banda izquierda. Cuando se centra, hace diabluras. Los nervios afloran rápidamente en la hinchada de Fatic; es el presagio del sueño roto. “¿Cuánto te ha pagado Costa?”, grita un aficionado al “referí”. A esta hora del mediodía, da hambre. Fatic acostumbra a jugar a la una del mediodía. “De mortadela, ¿no tienes? Solo de pollo, joven, pero ¿cuántos quieres? Te los voy a traer”. Al toque, la “case” vuelve con tres “sanguiches” con su llajua más. Diez pesitos cuestan los tres antojos. El dos a uno del descanso es engañoso.
Desenlace: en el descanso busco al presidente de Fatic, don Freddy Ticona. Lo llamo por teléfono. Naranjas. Tiene perfil bajo, me dice un colega. En El Alto todos anhelan (por sus colores) un Boca-River alteño (Fatic versus Always Ready). Tarde o temprano llegará. Los tres cambios de los pandinos surten efecto y empatan. Pepe Peña coloca al diez Shedeer Cadima y aparece el fútbol. En una extraña movida, lo quita, al tiro, para firmar los penales. “Te paga Destroyers, Peña”, grita otra “recua” desde la grada. En los penales, pasa lo que tiene que pasar. Al octavo, el mal presagio se cumple. Antes el yungueño Osbaldo Nova Torres -que ha entrado para tapar- ataja un penal. El línea dice que se ha adelantado.
Post-scriptum: la maldición de jugar en Villa Ingenio se cumple. La familia Ticona, del rubro de la construcción y los bienes raíces, no puede (todavía) parar al club. A Fatic le falta magia; la de creer: que puede subir, que puede ser un equipo de primera. (22/10/2022)