Aplomo y determinación
Imagen: archivo
El periodista Oscar Dorado Vega
Imagen: archivo
Fluyó Argentina. Hacia octavos de final, arrimada a la solidez colectiva, a la certeza – por sobre todo – en el valor exponencial de sus recursos, sin depender exclusivamente de Messi y enriquecida por la frescura de Fernández y Álvarez como pistones renovadores del juego vistoso y efectivo.
De menos a más. Revitalizada por las modificaciones que operó Scaloni recuperó, enhorabuena, la memoria futbolística y enterró la siniestra imagen del debut.
Hubo, además, una significativa muestra de carácter. Porque el tiro penal ( tras una falta light en la que el VAR aprovechó de redimir aquello que castigó cuando la Albiceleste enfrentó a Arabia Saudita) que Szczesny – notable en su reacción el sobrio portero – le tapó a Lionel pudo aplacar al campeón de Sudamérica.
No ocurrió y el partido continuó inalterable, como si nada hubiera pasado.
Es cierto que Polonia desnudó todas sus limitaciones, juntó defensores y volantes para dejar solo – virtualmente inactivo – a Lewandowski, habituado, a nivel de clubes, a permanentes asistencias y a un protagonismo que su Selección le niega. Lo del cuadro que dirige Czeslaw Michniewicz fue pobrísimo.
En contrapartida el andar del finalmente ganador del grupo C repartió un conglomerado de rendimientos individuales altos y muy altos.
A los ya nombrados se unieron Di María ( estuvo a nada de convertir un tanto olímpico), Acuña, Molina, Mac Allister – autor de la apertura, en el arranque del complemento – y hasta De Paul, menos impreciso que las dos veces anteriores.
PUEDE LEER TAMBIÉN:
La consecuencia no tardó en advertirse porque la ambición de atesorar la victoria se respaldó en el atinado manejo del balón, recuperado, cuando era de los europeos, rápidamente, otra de las virtudes que mostró Argentina en el estadio 974, el que después del Mundial será desarmado y donado a un país africano.
La consolidación del éxito fue obra de Julián Alvarez luego de una asociación de toques que el delantero del Manchester City – cuyo presente es definitivamente mejor que el de Lautaro Martínez – definió sin dubitar, anticipándose a cualquier intento de marca en el área.
Ahí Polonia comprendió que la clasificación estaba en riesgo y no es que su desempeño mejorara. Siguió en lo mismo, aunque trasladando el pensamiento a lo que paralelamente hacía México, que amenazaba con desbancarlo de Qatar.
Cuando un equipo aplica un funcionamiento afinado es difícil someterlo, más aún si enfrente no emerge una estructura capaz de involucrar siquiera exiguos resortes de auténtica oposición.
Hay algo que parece fuera de discusión. Las variantes le hicieron muy bien al andamio argentino. Por eso marcha “in crescendo” y si bien el reconocimiento corresponde a los futbolistas que aprovechan la oportunidad concedida, también es pertinente otorgar merecimiento al entrenador, sin temores para corregir, para subsanar producciones personales deficitarias, manifestadas de modo patente en el estreno.
Recobra oportunamente el fútbol de esta parte del mundo a un aspirante serio, colmado de herramientas de esas que lastiman y gravitan. Seguramente lo indicado representará en lo interno una inyección espiritual y adicional que deberá ponerse de manifiesto el sábado, cuando Australia sea el escollo a rebasar.
(30/11/2022)