Deleite futbolístico
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El periodista Oscar Dorado Vega
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Obertura del “ jogo bonito”. Brasil en toda su dimensión. Una exhibición de armonía y contundencia.
Corea del Sur terminó aplastado, pero aún así –en homenaje a su dignidad y al respeto al espectáculo– elevó al portero Alisson al rango de figura (al menos dos atajadas espléndidas) y sólo consiguió superarlo un formidable disparo de Paik, cuando todo estaba inexorablemente resuelto.
El equipo de Tite estructuró un primer tiempo irreprochable, magnífico. Desplegó una rotación de alta efectividad, ocupando virtualmente todos los espacios, recobrando sin demora la pelota, priorizando la profundidad y maniatando a un rival veloz y voluntario, pero incapaz de hacer frente a semejante vendaval.
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Está claro que si la “verdeamarela” repite lo hecho en ese arranque va a ser muy difícil contrarrestarla. No es un pronóstico aventurado.
Hasta se permitió unos cuantos lujos y el festejo alimentado de baile, en el que el propio entrenador participó.
Volvió Neymar, absolutamente recuperado, y hasta renegó cuando fue reemplazado con el final a la vista. Todo un símbolo de la estirpe de líder ganador, a la par de un conjunto capaz de minimizar a un adversario a límites impensados.
Brasil es, cuando se lo propone, una maciza conjunción de estructura táctica, derroche físico y talento. No por nada – vaya como ejemplo – sus zagueros centrales, Marquinhos y Thiago Silva, aparecen en la elaboración de los tantos, comprometidos mucho más allá de sus responsabilidades naturales.
Hasta en la distribución de las definiciones aparecieron distintos protagonistas: Vinicius, Neymar (desde el punto penal), Richarlison y Lucas Paquetá.
De los que suelen pisar el área contraria sólo faltó el acierto de Raphinha, a quien el arquero Kim Seung-Gyu le resultó un obstáculo insuperable.
Brasil es siempre candidato, pero con desempeños como el narrado acrecienta en bastante mayor medida su crédito.
Cuesta encontrarle un matiz de fragilidad. Las representaciones de antaño solían mostrar deficiencias en el pórtico. Hoy eso es historia, tal cual ya quedó explicado líneas arriba.
Sus veintiseis convocados han intervenido en lo que va del torneo (Weverton, tercer guardameta, se dio el gusto un rato en el estadio 974) y no deja de ser un detalle revelador porque involucra la gestión de su adiestrador con el grupo, no restando importancia a nadie. Son estos aspectos, aparentemente nimios, los que también revelan magnitud y gobierno colectivos.
El complemento, en materia de resultado, sobraba, pero de todas maneras hubo acciones interesantes, de unos y otros. Como para completar un entretenido cotejo, de esos que la memoria retiene en el tiempo.
La canarinha se aproximó al concepto de máquina cuasi perfecta. Síntesis de su pasaporte a cuartos de final.
(05/12/2022)