La venganza de la historia
Imagen: Archivo La Razón
Ricardo Bajo
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España versus Marruecos es un “derby”. Es mucho más que un partido de fútbol. Las redes sociales se llenan de memes racistas: “octavos de final, la batalla: el país que gane se queda con L’Hospitalet”.
Los hijos e hijas de los despectivamente llamados “moros” lo tienen más difícil: “es como escoger entre papá y mamá”.
Los marroquíes son la población extranjera más numerosa: un millón de personas. Jugarán por el honor de sus abuelos y abuelas, en referencia a la Guerra del Rif, una rebelión anticolonial contra las metrópolis hispana/gala. Jugarán con el nombre de Abd el-Krim en la espalda.
En el estadio “Ciudad de la Educación” de Doha, sus hinchas también juegan y con sus abucheos impiden que se escuche el himno español; parece una final de Copa del Rey entre vascos y catalanes.
Españoles y marroquíes juegan normalmente de rojo; los primeros lo hacen esta vez de celeste pues los segundos son locales al quedar primeros de su grupo.
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El Marruecos vs España (también) es un partido de fútbol. La selección de Luis Enrique, con la mitad de cancha “blaugrana” (Busquets, Gavi y Pedri) se pone a prueba con el peor rival posible. Gavi rompe otro récord de precocidad: es el jugador más joven (18 años) en ser titular en un partido de “mata-mata” de un Mundial desde Pelé (17 años).
La selección del franco-marroquí Walid Regragui, el técnico milagro, es un equipo físico y comprometido; puede derrotar a cualquiera.
Vienen de sacar a Bélgica del Mundial y tienen a un “player” que juega en el PSG como máxima estrella. Es Achraf Hakimi. La gambeta de Sofiane Boufal, que juega en el francés Angers, es su arma secreta. La tarea defensiva de Sofvan Amrabat, de la “Fiore” toscana, es la clave para tapar la salida de Busquets. El arquero se llama Bono (juega en el Sevilla) y tapará todo.
El árbitro es un argentino (de La Plata). Se llama Fernando Rapallini y su banda favorita es La Polla Récords. El himno de los vascos, “No somos nada”, suena siempre en su vestuario. La primera parte es para los “leones” africanos; el partido se juega como ellos quieren, hasta se dan el lujo de inquietar la valla de Simón.
Los números dicen que la posesión española llega a un 70%. Es tener la pelota al pedo, para nada, es la cara so(n)sa del “tiki taka”. Luis Enrique no tiene ni quiere plan B.
La segunda parte ve como los europeos mejoran alguito pero no alcanza para evitar la muralla africana, el alargue y las máximas penas. Gracias a Bono en los tiros penales, Marruecos se cuela en cuartos por primera vez en su historia.
Nos mamaron con aquella mentira del “fin de la historia”, los que iban ganando la partida, querían que se terminara en aquel momento. Pero la historia es testaruda y tiene por delante de todo, incluso venganzas futboleras como la de anoche.
()06/12/2022