Monday 2 Oct 2023 | Actualizado a 10:56 AM

Gloria y drama en la Bundesliga

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 28 de mayo de 2023 / 21:50

Una marea amarilla compuesta por miles y miles avanza por las calles de Dortmund. Es conmovedor. Van felices y expectantes, pero sin hacer bochinche, quizás por prudencia.

Generan poco más que un zumbido. Desde el aire se ve como un gigantesco, largo y robusto gusano amarillo que avanza por la octava ciudad más grande de Alemania.

Es la siempre numerosa y fiel hinchada del Borussia que se encamina hacia el estadio, el Westfalenstadion, inaugurado para el Mundial de 1974, ahora, por razones de patrocinio, intitulado Signal Iduna Park.

Que se llena con 81.365 fans desde hace décadas en cada partido. Por eso es famoso el Borussia. Hoy más que nunca porque ha llegado el día. Por fin, hoy volverán a gritar campeones, ¡campeones de Alemania…!

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Han sido once años de espera desde la última consagración. Y diez títulos consecutivos del Bayern Munich, el amo de la Bundesliga, el dictador supremo. Pero hoy todo quedará atrás y demostrarán que son los únicos capaces de bajarles el copete a los bávaros.

Seguramente todas las hinchadas germanas que no sean la del Bayern irán por un triunfo del Dortmund, pues todos están un poco hastiados de la seguidilla del club de Gerd Müller y Franz Beckenbauer. Que tampoco le hace bien al fútbol teutón, no se evoluciona cuando gana siempre el mismo.

Es la última fecha del torneo.  Sí o sí habrá coronación. En Dortmund o en Colonia, donde juega el Bayern. El Borussia está con 70 puntos y +39 de diferencia de gol, el Bayern 68 y +53. Borussia debe ganar para no depender de nadie. Bayern igual, pero además necesita que Borussia pierda o al menos empate. Con igualdad de puntos, celebrará el Bayern por diferencia de gol.  

La emoción coquetea a dos puntas. Borussia recibe al Mainz, noveno en las posiciones. No debería tener problemas para ganar, aunque sea 1-0. Bellingham, su estrella, con molestias, va al banco.

El Bayern visita al Colonia, décimo. Si el Colonia le saca aunque sea un empate, el Dortmund dará la vuelta olímpica. Pero el equipo amarillo sale abúlico al campo, sin brillantez, como con flojera. No es buena señal. Las noticias que llegan de Colonia tampoco tranquilizan: hay gol del Bayern a los 8 minutos apenas: Kingsley Coman, el hombre de los goles decisivos al que el PSG acunó y luego regaló, como es tradicional en el PSG.

A los 15, un mazazo inesperado en el Westfalenstadion: gol del Mainz, del defensa noruego Hanche-Olsen. ¿Quién es Hanche-Olsen…? ¿De dónde salió…? ¡Qué noruego entrometido…! La multitud amarilla pierde su euforia, se pone seria. Esta debe ser tarde de gloria, no de drama.

Sin embargo, cuatro minutos después hay una falta torpe de Kohr al portugués Raphael Guerreiro y penal para el Dortmund. Todo marchará bien. Lo ejecutará el holandés Sebastien Haller, el hombre que se sobrepuso a un cáncer testicular y volvió a jugar. Todos queremos que convierta. Pero Haller remata con una displicencia increíble, como si estuviera jugando con su hijo de cinco años en el fondo de su casa, al que se le patea despacito, y el joven arquero Finn Dahmen lo tapa.

Era el penal del siglo para el Dortmund… y penal mal pateado es penal desperdiciado. Lo llorarán años. Ya los peores presagios empiezan a sobrevolar el cielo de la próspera Dortmund. El hincha borusser ha pasado por esto, ha sufrido demasiado frente al Bayern y teme lo peor.

Cinco minutos después de ese penal que nadie querrá recordar y que nadie olvidará jamás, un meteorito cae sobre el estadio del Borussia: segundo gol del Mainz, Karim Onisiwo. Ahora, 2 a 0 y definitivamente el drama se instala en el aire.

Es como un palazo de atrás, en la nuca. Ochenta y dos mil personas vestidas de amarillo -y miles más fuera del estadio, sin entrada- quedan congeladas. Las imágenes de la TV son desoladoras, cabezas gachas, mujeres consolando a sus novios y esposos. Será difícil levantar eso, hacer tres goles cuando el mejor goleador del Dortmund es Julian Brandt y tiene 9 golcitos.

Está 20° en la tabla de artilleros. No hay gol en esa parte de Alemania. Y hay que hacer tres en 65 minutos. ¿Se podrá…? La afición no cree. A sus jugadores les tiemblan las piernas. Nadie quiere pensar en perder este título. Será muy duro anímicamente, vendrán memes y rótulos de perdedores por mucho tiempo. El Borussia es el mejor descubridor de talentos del mundo, pero no gana títulos y eso quiere su gente. La cámara enfoca las tribunas en el minuto 60 y muestra simpatizantes que empiezan a levantarse e irse. La amargura les aplastó la fe.

El DT del Dortmund, Edin Terzić, ve que su ejército flaquea y mete dos cambios a los 62’: Giovanni Reyna (estadounidense, 20 años) y Julien Duranville (belga, 17). Le cambian la cara al equipo, le dan vida, entusiasmo. Y el Dortmund redobla su ataque. Guerreiro marca el descuento tras fantástico jugadón de Reyna. Renace la esperanza: 1-2.

De pronto, a 73 kilómetros, se produce una novedad de bulto: gol del Colonia, le empata al Bayern 1 a 1 y con eso el Dortmund es campeón, aún perdiendo. La euforia se reinstala en el bando amarillo. Flamean banderas, la vida parece justa de nuevo. Los que se habían ido a sus casas, vuelven a sus asientos.

Ya van 78 minutos, 82, 83… no hay modificaciones. En Colonia, el Bayern iguala 1-1 y en Dortmund vence el Mainz 2-1. Así, el Borussia es campeón. No es ideal ser campeón perdiendo, y en casa, pero es lo que hay, se festejará igual. Sin embargo, Thomas Tuchel, DT del Bayern, mueve ficha, una ficha esencial: sale el marroquí Mazraoui, un lateral, y entra Jamal Musiala, el mejor proyecto del futbol alemán, 20 años, talentoso, hábil, número 10.

Apenas 4 minutos después, Musiala recibe un pase intrascendente de Gnabry y hace lo que hacen los grandes cracks: esquiva a Martel y con gran decisión le pega al arco, abajo, al segundo palo, donde es bravo para los arqueros. La bola toma una comba notable y se mete: 2 a 1 para el Bayern y con ese gol es campeón.

En Dortmund el drama de los hinchas es total, se toman la cabeza. Lo que intuían que podía llegar a pasar estar pasando: estar perdiendo el título que tenían servido.

Es cruel. Los jugadores, sin ideas ni garra, desordenados, con apenas algo de entusiasmo, siguen machacando sobre el área del Mainz y el zaguero Niklas Süle marca el 2-2 a los 96’. Pero no alcanza, el Bayern ya terminó y ganó. Quedan apenas segundos que les regala el árbitro cuando el tiempo ya estaba recontracumplido y el resultado final, fatídicamente, es 2 a 2. El Dortmund ha terminado igual que el Bayern, con 71 puntos, pero pierde la corona por diferencia.

Una vez más, superado por el ogro de Munich. Los futbolistas se derrumban sobre el césped, varios con el rostro contra el pasto, otros tapándose la cara con la camiseta que no tiene sudor de gloria, es un sudor horrible, de derrota y frustración. No quieren moverse, siguen tirados. Y mañana habrá que salir a la calle.

En Colonia, la antítesis: el Bayern festeja un campeonato que daba por perdido desde antes de empezar, desde el sábado anterior, cuando habían caído en casa 3-1 ante el Leipzig. Ya nadie daba un centavo por el cuadro de Baviera. Pero esto es fútbol, y hasta lo más insólito sucede con puntualidad prusiana.

El chico Musiala es felicitado por todos y los tres grandes capitanes bávaros, Thomas Müller, Manuel Neuer (de civil, lesionado) y Joshua Kimmich, levantan la enorme ensaladera que da la Bundesliga al vencedor. Sólo el futbol genera estas emociones.

Nunca en las cinco grandes ligas un club había ganado 11 títulos consecutivos. El Bayern lo ha hecho.

Un ránking artificial

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 1 de octubre de 2023 / 21:44

Alguien, inquieto, quiso saber qué pensaría la inteligencia artificial acerca del fútbol sudamericano, más precisamente qué ordenamiento daría de los diez países de la región. Quién primero, quién último.

La plataforma Bard -inteligencia artificial de Google- tuvo en cuenta títulos continentales, participaciones en Eliminatorias, Mundiales en que han intervenido, la Copa América y los resultados que allí han obtenido. Y arrojó este ránking histórico: 1) Brasil, 2) Argentina, 3) Uruguay, 4) Paraguay, 5) Colombia, 6) Perú, 7) Chile, 8) Ecuador, 9) Bolivia y 10) Venezuela. Esto es, desde 1916 hasta hoy.

Los medios dieron amplia difusión al tema y hablaron de “ránking controversial”. No es tan así pues nuestro fútbol se compone de sólo diez países y no es difícil encolumnarlos, desde el momento en que hay cuatro escalas bien diferenciadas y dos de ellos son superpotencias.

También es importante resaltar que, cuando se elabora un listado de este tipo, no sólo deben contemplarse los logros a nivel de selecciones sino también de clubes, los futbolistas gloriosos que ha dado cada medio y la calidad del juego de cada uno. Cuando uno habla de Brasil no puede remitirse apenas a la cantidad de éxitos obtenidos sino al maravilloso estilo de su juego a lo largo de los tiempos y a los artistas fabulosos que lo han representado.

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Por último, se debe tener en cuenta que hay dos ránkings, el de todos los tiempos y el actual, que difieren bastante. La mejor prueba es Ecuador, bien posicionado como 8vo. al cabo de un siglo, pero que, en la actualidad, digamos en este nuevo milenio, es posiblemente el 4to. por poderío y jugadores.

La inteligencia artificial no tiene ojos, se remite a confeccionar un veredicto por una suma de títulos y datos que procesa. No obstante, la iniciativa es buen disparador de un tema atrapante.

Participaciones en Mundiales: Brasil 22 (todos), Argentina 18, Uruguay 14, Chile 9, Paraguay 8, Colombia 6, Perú 5, Ecuador 4, Bolivia 3, Venezuela 0. Triunfos en Copa América; Argentina y Uruguay 15, Brasil 9, Perú, Chile y Paraguay 2, Colombia y Bolivia 1, Ecuador y Venezuela 0. Juegos Olímpicos: Uruguay, Argentina y Brasil 2, el resto sin coronaciones.

Los tres primeros puestos (Brasil-Argentina-Uruguay) son indiscutibles por la catarata de logros del trinomio, aunque el fútbol uruguayo quedó despegado de los dos colosos en las últimas cuatro décadas.

Entre 1916 y 1981 (cuando ganó el Mundialito) el fútbol celeste fue una potencia a la par de Argentina y Brasil, luego quedó distanciado y sus victorias parecen de otra época. Su juego nunca ha sido estético y en tal sentido siempre estuvo por debajo de los otros dos. Sí le cabe el mérito enorme de su garra y de ser demográficamente mucho más pequeño que sus vecinos. Y a nivel de clubes también tiene laureles importantes.

Brasil ganó los Mundiales de 1994 y 2002 e hizo un quiebre, ya no es la máquina invencible porque se extinguieron los monstruos de otras épocas, sigue alumbrando cracks, pero más normales. Igual, podría ser campeón del mundo de nuevo en cualquier momento.

Argentina fue cinco veces finalista de la Copa del Mundo desde 1978 a 2022. Y en ese lapso sacó a Maradona y Messi, dos de los tres gigantes del balompié universal.

Todo parece indicar que seguirá creciendo por la pasión inigualable de sus hinchas, la fuerza de sus clubes, el semillero que nunca para de producir y porque a la actual selección se la ve capaz de sumar algún trofeo más. Atraviesa el mejor momento de su historia.

Hay un cuarteto equilibrado a través de las décadas en todo sentido: Chile, Paraguay, Colombia y Perú. El cuarto escalón asignado a Paraguay es discutible. No es un medio futbolísticamente brillante, no mejoró su juego.

Como que no le alcanza con ser aguerrido. Su fuerte es la Copa América, buen animador: 2 veces campeón, 6 subcampeón, 7 tercero. Pero en los últimos veinte años se apagó. No es más que Chile ni que Colombia.

La polémica se centra en ese cuarto lugar de Paraguay y el séptimo de Chile. La Roja de Elías Figueroa, Caszely, Salas, Zamorano, Vidal, Alexis acudió a 9 Mundiales y en la Copa América suma dos títulos y 4 subcampeonatos. Chile, además, fue 3ro. en una Copa del Mundo, la de 1962, 3ro. en unos Juegos Olímpicos. Y se impone a Paraguay, Colombia y Perú en el enfrentamiento con cada uno. En el famoso Clásico del Pacífico, muestra 45 triunfos frente a 24 de Perú. Tiene más Mundiales que los tres aludidos. Y en la tabla histórica de la Copa América aventaja a Perú y Colombia. No puede estar debajo de los tres. En otros rubros están parejos, salvo en clubes, donde Colombia lo supera con claridad. Colombia es quinto por su producción de jugadores. En eso es por lejos el mejor del cuarteto.

Ecuador es hoy una fuerza creciente y sin duda el fútbol de mayor evolución del continente en los últimos treinta años, pero de 1989 para abajo era uno de los benjamines junto a Venezuela, incluso por debajo de Bolivia. Y tiene un karma: la Copa América. Nunca la ganó y es el noveno en esa competencia, apenas superando a Venezuela.

Nuestro ránking histórico es 1) Brasil, 2) Argentina, 3) Uruguay, 4) Chile, 5) Colombia, 6) Paraguay, 7) Perú, 8) Ecuador, 9) Bolivia y 10) Venezuela.

Ahora bien, las placas tectónicas del fútbol se mueven, lentamente, pero registran variaciones. En el nuevo milenio se han producido movimientos dignos de mención: A) Argentina se ha acercado bastante a Brasil. B) Brasil lleva 21 años sin un ser campeón del mundo y ganó sólo una de las últimas cinco Copa América. C) Uruguay mantiene su fuerza como selección y saca futbolistas, pero lejos de los dos de arriba y en clubes está hundido. D) Si contáramos sólo los últimos años, Ecuador dio un espectacular salto desde el 8vo. lugar pasando por encima de Perú, Paraguay, Colombia y Chile. Su gran virtud: alumbra jugadores fuertes física y temperamentalmente. E) Colombia mantiene un lugar preferente, pero no corona con un título consagratorio. Produce mucha materia prima, aunque el jugador colombiano no termina de dar el salto de calidad. Es como que tiene un límite de velocidad y no pasa de ahí. F) Paraguay retrocedió varios casilleros. Es vulnerable como nunca antes. G) Perú fue a un Mundial después de 36 años, pero volvió a decaer y no tiene recambio. H) Chile alumbró la Generación Dorada (buenísima de verdad), y luego no encontró renovación. Su participación en torneos de clubes es pobrísima. I) Venezuela es el segundo de mayores progresos después de Ecuador, muy remarcable. Y procrea figuras exportables. Sigue en crecimiento. J) Bolivia ha ido decayendo entre su desidia, su desorganización y su escasez de figuras. Hoy, está último.

Más allá de coincidir o no con esta clasificación, la inteligencia artificial es eso, artificial. 

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Volvió el glamour de la Champions

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 24 de septiembre de 2023 / 22:44

Veíamos la previa del choque entre la Real Sociedad y el Inter de Milán. El coqueto estadio Reale Arena vibraba rebosante de público como nunca. La Real volvía a Champions después de diez años y el orgullo donostiarra rezumaba en el fervor de su gente, miles de banderas albiazules flameaban.

El marco era maravilloso: el colorido, la pulcritud, el perfecto césped de un verdor que cegaba, todo dentro de un orden y una prolijidad encantadores. ¡Qué cuadro…! Y aún no salían los equipos. Luego hubo un partido que terminó en empate a uno, pero el espectáculo ya lo había garantizado la puesta en escena. La Champions obliga a vestirse de gala.

Hasta los ’60, en el organigrama de los clubes ingleses primero estaba el Presidente, segundo el General Manager, encargado de contratar jugadores y dirigir el primer equipo, y tercero el Groundsman, o sea el encargado del campo de juego. Tal era la importancia que se confería al estado de la grama, no sólo por el juego sino por el efecto visual en los aficionados. En Sudamérica recién lo estamos entendiendo. Nuestros cancheros aún son los últimos del escalafón.

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La Copa Libertadores ha mejorado ostensiblemente. Hay una clara intención por jerarquizar los torneos en Sudamérica, pero aún nos cuesta cuidar el detalle, la limpieza y belleza del espectáculo más allá de la pelota, lo más fácil, pues no se necesita presupuesto para ello.

Volvió la Champions, el torneo de clubes más atractivo del mundo. Se disputó la primera fecha de la fase de grupos. El partido resaltante, por los nombres estelares, era Bayern Munich recibiendo al Manchester United. Dieciséis finales entre ambos. Dos pesos pesado. Y cumplieron, Ganó el Bayern 4 a 3 en un resultado demasiado mentiroso. Era, mínimo, para 7 u 8 a 3. Raro que los alemanes dilapiden tanto. Pese a lo que dice el 4-3 fue muy desparejo el nivel de ambos. Aunque sólo es el primer partido, el Bayern se postuló de favorito al título una vez más, en tanto el United se bajó de ese pedestal.

El Bayern hizo una profunda renovación en su plantel. Se fueron 15 integrantes y llegaron 5, pero repotenció sus fuerzas. Ya no están Pavard, Lucas Hernández, Mané, el arquero Sommer, João Cancelo, Daley Blind, Sabitzer, entre otros. Llegaron Harry Kane, Raphael Guerreiro y el muy buen zaguero surcoreano Kim Min-Jae, por quien se pagaron 50 millones de euros al Napoli. El Bayern no duda: tuvo por años un 9 extraordinario, Lewandowski, se le fue y lo suplió con Mané; no funcionó y fue a lo seguro, al mejor, Harry Kane. Cien millones pagó, pero Harry vale cada centavo. Y, además, se quedaron Kimmich y Goretzka, siguen Sané, Gnabry y Coman, el fenomenal Alphonso Davies, y la gran esperanza del fútbol germano: Jamal Musiala, quien le dio el título de la Bundesliga 2022-2023 con una genialidad en el minuto 89 del último partido.

Siempre tan prudente y acertado en el mercado, se vio un Bayern muy alemán, una mezcla de confiabilidad, potencia y seriedad en su juego. El Manchester United, que cumple diez años sin su benemérito Alex Ferguson, lleva el mismo tiempo de confusión y fracasos. Gastó otra vez 200 millones € para armar un conjunto sin garantías, lleno de medianías que no están para esa camiseta. Las diferencias en el juego fueron abismales: agresivo, decidido, intenso, desequilibrante el cuadro muniqués, dubitativo, endeble el manchesteriano, haciendo agua por diversos lados. Erik ten Hag apagó varios incendios al llegar, mejoró al equipo y lo clasificó a Champions luego de una temporada aciaga con Gunnar Solskjær y Ralf Rangnick al mando. Pero ahora lleva 17 meses en el cargo y, desde el comienzo de este nuevo curso, los Diablos Rojos suman 4 derrotas sobre 6 presentaciones. Lo que se dice un inicio horrendo. Este plantel ya lo armó él y el juego es el que él dispone. No le puede echar culpas a nadie. Apenas despunta la 2023-2024 y ya se nota que no está para dar combate.

La primera fecha fue tan enfática en resultados y actuaciones que ya es posible hablar de candidaturas. ¿Quiénes pueden ser campeones…? El primero es el Manchester City de Guardiola. Hace tres años que está más en vendedor que en comprador, pues esa es la filosofía del Grupo City: vender. Primero se hicieron grandes comprando, ahora invirtieron la ecuación. Se le fueron Gundogan y Mahrez, dos bastiones, pero Guardiola no se relaja nunca y optimiza lo que toca: acumulan 7 triunfos en 7 salidas al campo. Con muchos suplentes por lesiones vencieron 3-1 al Estrella Roja de Belgrado con un notable doblete de Julián Álvarez, cada día más evolucionado: corre, lucha, juega, marca y asiste. Y sintoniza con Haaland, se buscan y se encuentran. Viene del triplete y es aspirante o a todo otra vez el City. Naturalmente, por el juego que propone Pep. Ya no pueden endilgarle el rótulo de ser “el equipo de los millones y las estrellas”. Hay al menos media docena de clubes que han gastado más.

El FC Barcelona goleó 5-0 al modesto Amberes de Bélgica, sin embargo, más allá del rival y de sus incontables problemas económicos, el Barça vuelve a prometer fútbol del grande, del que lo hizo universal, con Xavi al comando, un discípulo de Guardiola en cuanto al gusto por el juego de posesión y ataque. Ha conformado un plantelazo el club catalán y es muy indicado para ganar todo. Cualquier equipo del mundo que tenga en su mediocampo a Frenkie De Jong, Pedri, Gavi, Gundogan, y en su delantera a Raphinha, Yamal, Lewandowski y João Félix es favorito a todo.

El Real Madrid ganó a lo Real Madrid: 1 a 0, en el minuto 94 y de rebote. Al Unión Berlín, que debutaba en esta competencia. Pero los dioses siguen alineados con esa camiseta, la llevan puesta. Por eso y por su historia, entra en el círculo de candidatos. Aunque no es goleador, Jude Bellingham lleva 6 anotaciones en 5 partidos y su precio (132 M€) empieza a parecer una ganga.

Luego está el Arsenal, que goleó 4-0 al PSV Eindhoven holandés. Se muestra cada día más fuerte el equipo londinense y no teme a nada, asume cada partido como cuadro grande. Tiene un grupo de jugadores amplio y de calidad, hambrientos de gloria. Ojo con ellos… Agregamos al Paris Saint Germain porque renovó su pésima nómina del año pasado con nombres ilusionantes en ofensiva: Kolo Muani, Gonçalo Ramos y Marco Asensio, que sumados a Mbappé le otorgan un poderío notable. La entidad parisina gastó 395 millones en compras. También reforzó la defensa con Skriniar y Lucas Hernández. Y fichó un técnico audaz como Luis Enrique. Arrancó bien: venció 2-0 al Borussia Dortmund en una zona minada, compuesta además por el Newcastle y el Milan.

Por último, vemos con buenas posibilidades al Inter, finalista de la edición anterior, que gracias a su genial director deportivo Beppe Marotta sigue reforzando una dotación ya de por sí excelente, con un Lautaro Martínez goleador, capitán y estrella absoluta. El Inter no debería tener problemas en avanzar de ronda. Y de rondas. Dejamos para el final a otro que viene haciendo todo bien en el rubro altas y bajas: el Napoli, flamante campeón italiano y sensación de la Champions anterior. El club de Maradona ganó de visita 2-1 al Sporting Braga. Retuvo al nigeriano Osimhen y al georgiano Kvaratskhelia, lo que le garantiza un respetable poder de fuego. Son nuestros ocho candidatos al título, en ese orden.

Volvió la Champions, volvió el espectáculo.

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Un Chipre, un Andorra, un Luxemburgo…

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 17 de septiembre de 2023 / 21:29

El pasado lunes 11 de septiembre, para siempre histórico por el golpe de Estado de Pinochet en Chile y el atentado a las Torres Gemelas en Nueva York, Portugal goleó burocráticamente a Luxemburgo 9 a 0. No era un picadito de sábado a la mañana entre los muchachos de la oficina sino un partido oficial por la clasificación para la Eurocopa 2024 que se disputará en Alemania. Tras el octavo gol, el técnico luxemburgués Luc Holtz no soportó más la bronca, la humillación y se fue al vestuario.

Cristiano Ronaldo se perdió semejante plato para engrosar sus números por recibir una amarilla la jornada anterior ante Eslovaquia. En el choque de ida Portugal también había goleado, pero “apenas” 6 a 0, en el coqueto Estadio de Luxemburgo, con capacidad para 9.386 espectadores (y no se llenó…). “¡Doblete infernal de CR7 y paliza lusa para ser líder!”, tituló entonces ESPN en su página de Internet.

Portugal le endosó a Luxemburgo 15 goles en los dos enfrentamientos. Eso es infernal. Lo que torna aún más dantesco el 9 a 0 es que, hasta ese momento, Luxemburgo era segundo del grupo y estaba entrando en la Euro. La Selección Portuguesa ocupa el puesto 9 del Ránking Mundial de la FIFA, Luxemburgo el 89. El Grupo J de la Eliminatoria de la Eurocopa lo integran, además, Eslovaquia (47), Bosnia (62), Islandia (67), y Liechtenstein (200). Portugal encabeza esta zona con 6 jugados, 6 ganados, 24 goles a favor y 0 en contra. En esta misma competición, España goleó 7 a 1 a Georgia y 6 a 0 a Chipre. Las supergoleadas están a la vuelta de la esquina en todos los grupos.

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Así son, por lo general, las clasificatorias europeas, para la Euro y para los Mundiales. A nosotros casi nos da pudor decir que Sudamérica tiene 6,5 cupos para el 2026, pero Europa no tiene complejos en servirse 16 plazas directas. Europa, que fue un fiasco en Qatar. Todas sus selecciones decepcionaron futbolísticamente, incluso Francia, que fue bailada por Argentina durante 80 minutos, aunque finalmente igualaron 3 a 3. Por algo Deschamps quería romper el vestuario de la rabia. Tampoco

Mbappé tiene empacho en declarar que «Argentina y Brasil no juegan partidos de mucho nivel para llegar al Mundial. En Sudamérica el fútbol no está tan avanzado como en Europa». Seguramente, cuando termine su carrera, Mbappé habrá marcado 80 ó 90 goles a selecciones europeas. En esta misma clasificación para la Euro le hizo dos a Gibraltar y uno a Grecia.

Son tantos cupos para Europa que no es descabellado pensarlo: entre esas 16 selecciones podría colarse un Albania, un Kosovo, un Estonia. Europa reúne a 55 selecciones, pero treinta de ellas se ubican entre el puesto 50 y el 208 del Ránking. Son las Andorra, Gibraltar, San Marino, Malta, Moldavia, Azerbaiyán, Islas Feroe, etcéteras varios.

Sólo seis o siete tienen un fútbol fuerte: Francia, España, Inglaterra, Alemania, Italia, Holanda, Portugal. Y a ninguna le sobra fantasía. Italia lleva dos Mundiales sin asistir y Alemania dos seguidos eliminado en primera ronda. Todas buscan nacionalizar extranjeros por falta de jugadores, sobre todo sudamericanos. Italia, en breve, va a nacionalizar hasta el utilero.

La actual Selección Brasileña tiene nueve atacantes de máximo nivel: Neymar, Vinicius, Rodrygo, Richarlison, Gabriel Jesús, Gabriel Martinelli, Lucas Paquetá, Raphinha y Antony. Entre las siete formaciones más fuertes de Europa no pueden juntar semejante dotación. En su último compromiso, Alemania alineó como centrodelantero a Thomas Müller, de 34 años, que tampoco es 9. No tiene mucho más; la preocupación es que el año siguiente albergarán la Eurocopa y la idea, como siempre, es dar una imagen bien alemana, potente, ganadora. Europa equipara su menor cantidad de talento con buena preparación, excelentes entrenadores y, sobre todo, su resonancia mediática, el glamour de sus estadios. A propósito, hundido en una crisis profunda, el fútbol alemán busca cambiar su modelo de base: basta de academicismo, más potreros, dicen.

Paraguay jugó ante Perú posiblemente su mejor partido en años. Lo desbordó por todos los flancos, estrelló seis tiros en los palos y el fantástico arquero limeño Gallese evitó al menos media docena de goles. Pero apenas logró empatar 0 a 0. Cinco días después, Paraguay cayó ante Venezuela 1 a 0. Así es de este lado del agua, más complicado.

Venezuela, que a lo largo de los tiempos fue el benjamín de Sudamérica, nunca recibiría 15 goles de Portugal en dos cotejos. Nos animamos a apostar que, en Caracas o en San Cristóbal, le haría morder el polvo. A su vez Uruguay, que había dejado óptima impresión ante Chile venciendo 3 a 1, cayó en Ecuador 2 a 1 con la bravísima selección tricolor. Acá es así. No debemos tener vergüenza de los 6 cupos y medio.

África y Asia, que nunca ganaron nada, tienen 9 y 8 respectivamente. Desde luego, tienen muchos más países miembros y es justo que todos tengan derechos y posibilidades de asistir a la fiesta grande, pero América del Sur conquistó 10 Mundiales, 5 Olímpicos, 16 Mundiales de juveniles, 6 de futsal, 5 de fútbol playa y, sobre todo, ha procreado a los grandes artistas de este juego. La Copa del Mundo no tendría el mismo sabor sin el concurso de Brasil y Argentina. Si uno de los nuestros se corona de nuevo en 2026 Conmebol debería exigir al menos 7 cupos directos para el continente. O 7 y medio. Merece.

Sudamérica es el mayor exportador de futbolistas del mundo a otros continentes. Sus talentos no sólo abastecen a casi todos los mercados del planeta, les dan brillo. A mayo de 2023, Brasil era el primer productor mundial con 1.289 jugadores, Argentina el tercero con 905, Colombia el sexto con 448, Uruguay el decimotercero con 338. Más abajo, Paraguay 150, Venezuela 112, Ecuador 82, Chile 68, Perú 25 y Bolivia 7. La región futbolística más pequeña demográficamente aporta 3.355 jugadores al resto.

Lo que realza todos estos logros es que, además, el fútbol sudamericano es el que menos presupuesto maneja y el de menor peso político dentro del universo FIFA. Sus diez asociaciones sobre las 211 afiliadas representan el 0,4% de la torta. Y en este campo también aportamos: João Havelange, el único no europeo, fue el presidente que expandió el juego a todos los confines, integró al África, al Asia, a Oceanía, al Caribe, creó la mayoría de los torneos, logró los grandes patrocinios y llevó a la FIFA de ser una vieja casona de Zurich con 11 empleados al gigante actual que factura miles de millones.

Sudamérica ha vuelto a ser. Y nuestra Eliminatoria es, por lejos, la mejor del mundo.

(17/09/2023)

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Sin jugadores es difícil

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 13 de septiembre de 2023 / 00:24

Después de tantos cacareos (“Bolivia tiene con qué ganarle a Argentina”) llegó el baño de realidad: Bolivia no tiene con qué ganarle a Argentina.

La distancia entre La Paz y Buenos Aires es equivalente a la que media entre las selecciones de Bolivia y Argentina. Hay al menos dos categorías de diferencia entre los futbolistas de uno y otro equipo.

Clase A los albicelestes, clase C los verdes. Esta posiblemente sea la peor expresión de una Selección Boliviana en décadas.

No hubo partido, el once de Costas no compitió. “La altura es la pelota”, dice convencido Guido Loayza. “No es que no se puede correr, se puede, el problema es la pelota, que toma una velocidad mayor”, explica. Tal cual, por eso dominar la bola les lleva dos y hasta tres tiempos a los jugadores. Argentina tardó diez minutos en entenderlo. Los pases se le iban lejos, los controles, largos.

Una vez que sus hombres lo captaron, gobernó el juego a voluntad. Impuso su jerarquía de indiscutible campeón del mundo. Empezó el toque y la búsqueda del momento para golpear en la red. Un monólogo a pura clase, similar al de los primeros 80 minutos contra Francia en la final de Qatar. Vale como consuelo: si lo apabulló a Francia…

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De haber apretado el acelerador pudo ser más que 3 a 0, pero mostró autoridad, no voracidad. Fue la victoria más apacible de la Albiceleste en Bolivia. Y que se puede correr en la altura lo confirmó Julián Álvarez, un galgo que corrió por propios y ajenos.

Marcelo Díaz, exvolante de la Selección Chilena bicampeona de América, publicó en su cuenta de Instagram un elogio poco habitual hacia la Celeste y Blanca: “Juegan como un verdadero equipo en su selección, están en los mejores equipos del mundo, tienen al mejor JUGADOR del mundo, ganaron la Copa América, la Finalissima, son CAMPEONES DEL MUNDO, son todos millonarios y se tiran de cabeza en cada pelota como si les faltara gloria deportiva. Son dignos de admirar y un lindo ejemplo para el deporte en general”.

¿Y Bolivia…? No compitió. Del 1 al 10, fue de una actuación de dos puntos, desacertada, triste individual y colectivamente, se vio superada y se fue entregando. Como se está haciendo costumbre, la excepción es Viscarra. Bolivia se ha tornado Viscarra y diez más.

Ahora los cañones le apuntarán al técnico, error, Costas tiene poco que ver, no hay material. Sin jugadores es difícil. Y no asoma ningún crack en el horizonte. Esto no es futbolín, no son muñequitos manejados desde afuera. Cuando empieza el partido, se mueven solos.

La gente cumplió, los jugadores no. Tampoco se los puede lapidar, son esto.

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Un ejercicio apasionante

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 3 de septiembre de 2023 / 21:37

Surgió tipo charla de café, con una pregunta lanzada al aire: ¿Quién fue el mejor futbolista boliviano de la historia…? Y enseguida se agolparon nombres: Ugarte, Etcheverry, Chichi Romero, Platiní Sánchez, Chocolatín Castillo, Ovidio Messa, Marcelo Martins…

-Bueno, pero entonces ¿quién…?

-¿Y por qué en lugar de decidir nosotros no hacemos una encuesta…? Que vote lo más calificado del ambiente.

-Dale.

Y nos lanzamos al agua. Que voten cien personajes: exjugadores, entrenadores, dirigentes, periodistas, hinchas ilustres, todos bien futboleros. El que surja de esta votación es el número uno, sin duda. “Gran iniciativa, nunca se hizo”, nos estimuló un colega. Y fue apasionante.

Un trabajo artesanal. Desfilaron 26 nombres entre los elegidos, los más importantes del fútbol boliviano. Cada respuesta fue una interpretación, una manera de ver el juego, la importancia de los títulos para unos, la clase para otros, el reconocimiento internacional para quienes optaron por una tercera posición.

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Muchos respondieron al instante, entusiasmados, otros prefirieron pensárselo bien, algunos, muy escuetos, dieron los tres nombres y punto. Y estuvo quien hizo todo un ensayo de su argumentación. También los hubo que nunca respondieron o, como Marco Sandy, que prefirieron excusarse con una respetable explicación: “Tengo un problema al respecto de la encuesta, creo que es muy injusto poner solamente a tres jugadores nada más. Primero, que cada época fue distinta, después, que también hay que diferenciar entre jugadores talentosos, jugadores integrales y poner a sólo tres me parece que dejaría afuera a muchos otros que se merecen, mil disculpas, prefiero no intervenir”.

Cristaldo puso también sus reparos: “No me hagas poner a ‘Chichi’ Romero delante de Etcheverry o a Etcheverry delante de ‘Chichi’, fueron dos fenómenos y grandes compañeros, iguales para mí”. Comprensible: fueron ambos de primeros. Otros pidieron poner dos terceros para no dejar por fuera algún crack.

Los mayores se inclinaron más por Ugarte, aunque atención a un dato interesante: Grover Echavarría, un grande del periodismo y que lo vio en plenitud, no lo incluyó en su terna, votó por Etcheverry. Esto explica algo de lo que estamos convencidos: se idealiza el pasado. Nos lo confirmó Carlos Aragonés: “Yo jugué contra Maradona, un fenómeno, pero no era como Messi, eh…” Hay una tendencia a creer que todo lo de antes era mejor.

El ‘Diablo’ sorprendió con su elección: eligió a Jaime Moreno en lo más alto de su podio. Se entiende, hicieron una dupla letal. Carlos Borja fue el primero que se inclinó por un nacido en el extranjero, en este caso como tercero: a Carlos Ángel López, el zurdo que la llevaba atada, pegada y cosida, pero luego varios votaron a Pablo Escobar, otro zurdo virtuoso, en este caso paraguayo, pero nacionalizado y con muy buen paso por la selección. Julio Baldivieso, con su proverbial simpatía y personalidad nos dijo de entrada: “El mejor de todos fue Baldivieso…”

 Las cosas que contaron muchos excompañeros sobre “Chichi” Romero fueron fantásticas. Permiten imaginar el crack inmenso que fue. Guido Loayza votó por el ídolo de su infancia: Víctor Agustín Ugarte. Y contó una anécdota descomunal: “Éramos chicos y vivíamos en el Prado.

Salimos un día con mis hermanos Armando y Rolando y nos encontramos con Ugarte. No podíamos creerlo. Lo veíamos en la cancha y era como un Dios para nosotros. Y estaba ahí, al lado nuestro. Fue una emoción increíble. Nos animamos a hablarle y él, muy amable. Lo invitamos a tomar el té en nuestra casa. ‘¿Cuándo?’, nos preguntó. Mañana a las cuatro de la tarde, le dijimos. ‘OK’, respondió. ´Volvimos a casa corriendo, emocionados, y le contamos a mamá.

Nos quería matar. ‘¿Qué… un futbolista…?’ En esa época los jugadores tenían fama de farreros. ‘Sí, mamá, él es un crack…’ Le costó entenderlo, pero bueno, nos vio tan felices que terminó aceptándolo. Desde ese momento la casa fue una revolución con los preparativos.

Mi mamá hizo pasteles, preparó todo y nosotros teníamos una ansiedad tremenda. Nos turnábamos en la puerta para ver cuándo llegaba Ugarte. Pero se hicieron las cuatro, cuatro y media, cinco… Y Ugarte no llegaba. Nunca vino. Pero, bueno, él era un ídolo y nosotros unos chicos. Seguro nos dijo que vendría para no desilusionarnos.

Con los años, cuando fui presidente de la Federación y clasificamos al Mundial ’94, lo invité a venir a Estados Unidos como miembro de la delegación en calidad de símbolo. Con todo lo que Ugarte dio al fútbol no podía estar ausente en ese momento. Y se le hizo toda la ropa de calle como al resto de la delegación, camisas, traje, corbata, zapatos, todo…

Pasó una estadía inolvidable con los jugadores, estaba feliz como un niño. Y entonces le conté aquella anécdota del té a las cuatro de la tarde… No podía creer que aquel niño fuera yo. Y lo lamentaba: ‘Uuuuuy… ingeniero, mil disculpas, ¿cómo pude hacer eso…?’ Pero aquello fue una simple anécdota risueña, jamás podría tapar lo que Ugarte nos dio a los bolivaristas, él y Mario Alborta nos hicieron un club grande. A partir de ellos se forjó todo”.

Primero nos preguntamos si no nos habíamos metido en un berenjenal haciendo la encuesta. Había que conseguir teléfonos, establecer contactos, explicar el tema y esperar la respuesta. Y eran cien personalidades. O más de cien (terminaron siendo 111). Luego no queríamos que terminara y seguíamos agregando por puro gusto nomás. Y ganó el “Diablo” por amplio margen, aunque, como decimos, “Chichi” Romero genera una admiración extraordinaria entre sus colegas, los técnicos, los dirigentes que lo trataron y, sobre todo, sus excompañeros.

La encuesta permitió enterarnos de tantísimas historias y anécdotas archivadas, hermosas, por cierto. La satisfacción pasa por haber involucrado a todo el espectro del fútbol boliviano, todos participaron y dejaron su pensamiento y ello legitima la elección.

El tiempo pasa y nos devora. Es un río bravo que se lleva todo. Este ejercicio periodístico intenta impedirlo.

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