El Tigre se hace gas
Imagen: Archivo La Razón
Ricardo Bajo
Imagen: Archivo La Razón
Introducción: el Tigre de Cabanillas juega su segunda “final” fuera de casa en partido reprogramado. Quedan seis partidos y el gualdinegro necesita tres victorias. El joven técnico stronguista no cambia (casi) nada: solo entra el mexicano Leo López por Ursino. El resto son los mismos. El dibujo/sistema es una “fotocopia idéntica” a la del Capriles frente a Aurora. Chura y Arrascaita, muy abiertos. Ortega, de media punta, con libertad de movimientos. Triverio, arriba; Viscarra, (a)bajo palos.
El rival es el colero Guabirá, cada día más comprometido con el descenso directo en la tabla acumulada. El “azucarero” (también) se juega la vida. Hay 300 hinchas gualdinegros detrás de un “trapo” habitual en canchas cruceñas: “el Tigre contra todo, el Tigre contra todos”. Más verdad que un santo.
Nudo: la primera parte va a ser del gualdinegro. Los de Cabanillas ofrecen una de sus armas favoritas, la presión alta con robo. En una de esas, llega el penal sobre Arrascaita que convierte Triverio. El once que juega de nueve ya tiene 19 goles en su haber. Mientras tanto, el “rojo” se pone del mismo color pateando a diestra y siniestra. La víctima favorita es el diez, con el nombre de Michael en la espalda. El hombre que va a sacar del partido al colombiano se apellida Portillo. Ni amarilla verá. Se irá a su casa limpio de polvo y paja. Gana la impunidad, pierde el fútbol.
Con Ortega fuera del “match”, el Tigre se hace gas. En su reemplazo, entra “Pito” Sotomayor. Será una noche negra para el chapaco. El cambio obligado deja al Tigre sin enganche, sin fútbol. No hay en todo el plantel un hombre que haga de Ortega cuando a Ortega lo matan. Sotomayor perdonará un mano a mano con Araúz; será el principio del fin.
Desenlace: la segunda parte es de Guabirá. Es territorio del “Talibán” Quintana, el lungo delantero que hará de todo: pivoteará, asistirá, volverá loca a la dupla Jusino/Pedraza. El “score” termina con estrépito. El dos a a uno, recién salidos del vestuario, noquea al gualdinegro. Lo deja grogui. Contra las cuerdas. Como si el rival no fuera Guabirá sino el mismísimo Alí. Llegarán dos ganchos más al mentón. Los cambios no servirán de gran cosa (los Wayar, Arias, García…) El Tigre es un mal encajador y ofrece su peor cara fuera de casa. Se complica solo.
Post-scriptum: el torneo se pone caliente con Always Ready y Bolívar asediando la punta. El Tigre deberá buscar las tres victorias que necesita en los cinco partidos que tiene por jugar (tres de local con Mamoré, Always y Nacional Potosí y dos visitas con Vaca Díez y Wilstermann). El Tigre deberá ofrecer su corazón. No será tan fácil. No será tan simple como (se) pensaba.