El ‘Viru’ y Villa Ingenio
Imagen: La Razón
Ricardo Bajo
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Es raro lo que pasa con el “Viru”. Moisés Paniagua Leaño es el “Viru”. Tiene 16 años y juega en Always Ready.
El sábado hizo un golazo (otro) para que la “banda roja” se clasifique por cuarta vez consecutiva a la Copa Libertadores. Nota mental: la Conmebol felicitó al equipo alteño en sus redes sociales y la reacción en toda Sudamérica fue de alegría -cae bien el CAR por la traducción al castellano del nombre del club fundado en Miraflores en plena guerra del Chaco.
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El “Viru” no es santo de devoción del seleccionador de categorías inferiores de la Verde. Es raro porque pocos jóvenes de su edad brillan en primera. El manto de sospecha sobre los favoritismos en esas convocatorias sobrevuela permanentemente el fútbol boliviano. El “Viru” solo tiene un padrino: su buen trato con la pelota.
A “Viru” le dicen así porque tiene el pelo ensortijado, como una virutilla. Es un tarijeño simpático/tímido fuera de la cancha. Dentro se transforma: es puro desparpajo, gambeta y verticalidad. Es un “cancherito” (así se llama su escuela de formación en Tarija). Moisés mide 1.69 y pesa sesenta. Me da la impresión que si ficha por un club del exterior, lo primero que van a hacer con él es meterlo al gimnasio para que agarre musculatura, para que pueda ir al choque, parea que no sea tan fácil bajarlo a patadas. Es lo mismo que pasó con el “Kun” Agüero.
No es fácil llegar a Villa Ingenio para verlo al “Viru”. Si no tienes carro, la mejor opción es el teleférico. Y un buen libro. Desde la estación de Supucachi se tarda casi una hora en llegar a la ex tranca de Río Seco. Las obras en la última parada de la Línea Azul no ayudan para salir de la estación. Hay que dar mil vueltas para agarrar la calle Luis Espinal y enfilar hacia el estadio municipal de Villa Ingenio. Cuando llegas, el barro te pone alfombra roja. No todos los alrededores están pavimentados.
Diez torres de electricidad -que serán inauguradas muy pronto- te saludan como monolitos. Un espectacular videomarcador ha sido colocado en una de las esquinas reduciendo el aforo. El césped sintético luce desgastado y el acceso a la cancha desde vestuarios tiene una caja metálica improvisada.
Las “excusas” para que la Conmebol diga que no (con el “lobby” de equipos uruguayos, argentinos y brasileños) están servidas. No todo era poner luz para jugar de noche. Sería bueno que Always se mueva (trayendo inspectores que señalen las falencias) antes de que se frustre la posibilidad de que la ciudad de El Alto vea -por fin- la Copa Libertadores a 4.100 metros sobre el nivel del mar. Cuando Always Ready comience a asustar en Villa Ingenio, el nombre dejará de ser tan simpático. Como el “Viru”.
(03/12/2023)