Bolívar también festeja
Imagen: Archivo La Razón
Ricardo Bajo
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Introducción: el partido de vuelta de la final de Copa llena (casi) el Siles. Hay espectáculo de luces antes del inicio del “match”. El técnico Díaz de Wilstermann coloca de nuevo línea de cuatro para poblar el medio con un rombo y confiar todo en el hombre más en forma del fútbol boliviano, el “Papu” Velásquez, que curiosamente pertenece al club Bolívar.
En la “Academia” no está Justiniano y esa baja se va a notar. Saucedo ocupa su lugar pero el “Menona” hace rato que no es el mismo que llegara a ser titular en la selección.
En los celestes vuelve al onceno titular, Ramiro Vaca Ponce; ofrecerá otro partido irregular. El once aparece y desaparece y esa parece ser su tónica de los últimos tiempos.
La entrada a la curva sur es gratis para menores de 18 y mayores de 60. Están junto a la barra de “Wilster” en un claro error de seguridad. Está en juego un torneo, la Copa, que deberá cambiar de formato (y de galardones) para tornarse más atractiva. Solo el “Rojo” puede mejorar su premio; si Bolívar gana (que lo hará), Aurora obtendrá el cupo cuatro de la Libertadores.
Nudo: la primera parte es un partidazo, de ida y de vuelta. La segunda será un auténtico bostezo. Los de la dupla Díaz/Ramondino salen a meter el gol que empate la final (tras el 1-2 en “Cocha”).
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No lo lograrán porque a la media hora se acabará su gasolina. Wilstermann tiene un gran problema: el estado físico de sus jugadores, con un plantel corto y sobreexplotado. Su hombre estrella, a parte del mencionado “Papu”, es un hombre con sobrepeso y eso tampoco ayuda.
A pesar de eso (así anda nuestro fútbol), las mejores chances las tendrán la visita gracias a las pelotas filtradas de Amaral y las “contras” de Velásquez. Cuando el “Rojo” entregue la cuchara, Bolívar se perderá goles cantados.
Desenlace: Wilstermann no puede y Bolívar no quiere. Los de la dupla Flores-Soria (ambos se turnan para dirigir junto a la línea de cal) caen en la monotonía. Bolívar pierde sorpresa y profundidad. El “Pato” no es el “Pato” y la dupla brasileña de ataque (Sávio y Da Costa) está pensando en la vacación. Solo sobre el final, gracias a una pelota parada llega el gol de la victoria del “Chico”. La lamentable trifulca del epílogo solo hace visible/palpable la impotencia del “aviador”.
Post-scriptum: Bolívar cierra un año irregular. Ofreció una cara espectacular en la Libertadores y se dejó ir en el campeonato local a pesar de contar con el mejor plantel. Vio como su técnico abandonó el barco. Y logró -sobre el pucho- la Copa para lamerse las heridas y regalar una alegría a su hinchada que acabó festejando en el Prado. La hegemonía del fútbol paceño sigue intacta. Las dos copas se quedaron en La Paz.
(19/12/2023)