En el fútbol no hay magia
Imagen: La Razón
Ricardo Bajo
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Introducción: el último amistoso -antes de la Copa América– nos enfrenta a la temible Colombia. La selección del argentino Néstor Lorenzo lleva dos años sin perder, está tercera en las eliminatorias y sueña con volver a ganar la Copa América, como en 2001. Zago prueba su dibujo más defensivo tras dos fiascos consecutivos.
Es una línea de cinco, con tres al medio y dos delanteros. El brasileño llegó a la Verde en noviembre y todavía busca la idea de juego y su onceno tipo. No se sabe a qué quiere jugar aún. Lo único que sabe Zago (y todos nosotros) es que estamos lejos (cada vez más lejos) de selecciones como Ecuador y Colombia. ¿Seremos capaces de ganar a Panamá en la Copa? Lo dudo.
El “eleven” suena así: Viscarra; Sagredo-Haquín-Sagredo; Cuéllar-Fernández; Justiniano-Saucedo-Robson; Menacho y Miranda. Más marca al medio, más metidos atrás. Nueva dupla en al ataque. Solo dos bolivianos juegan fueran del país; los once colombianos están en Europa, México y Brasil. Hasta que no elevemos el nivel de nuestro fútbol y exportemos jugadores a torneos más competitivos, no cambiarán los resultados.
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Nudo: la primera parte termina tres a cero. Podían ser más. La superioridad colombiana es aplastante. El ritmo, la intensidad y la velocidad es de un planeta ajeno al boliviano.
La estrella del Liverpool, Lucho Díaz, vuelve loco a los dos hombres destinados a marcarlo: al carrilero Cuéllar y al central Sagredo. Él solito se basta y sobra contra los once de blanco.
La presión alta, típica de Zago y practicada ante Ecuador, desaparece. No llegan pelotas a la dupla delantera (es el tercer partido de Menacho, el hombre de Blooming). Los errores en salida son constantes. Robson se borra y Bolivia con él.
Desenlace: en la segunda parte, la Verde es (un poquito) más. Es un clásico. Bolivia siempre se anima con el “score” en contra y el rival relajado. Deberíamos arrancar los partidos con dos goles en contra. O tres. La entrada de Medina y la dupla/sociedad con su colega de Always Ready Cuéllar remedia el agujero por ese costado.
A falta de fútbol, asustamos a Luis Díaz a patadas. Lampe salva igual que Viscarra. Es lo único que tenemos de nivel: dos buenos arqueros. Deberíamos jugar con dos guardavallas. El carrusel de cambios, las rojas y el descenso del ritmo convierten el partido en lo que es, un amistoso.
Post-scriptum: si estos tres partidos han sido usados para buscar un onceno/idea, no han servido. Las dudas aumentan. Somos un mal circo, nos crecen los enanos. Somos los candidatos más serios a peor selección de la Copa América. Es el evidente resultado del bajo nivel de nuestro balompié, de la falta de un proyecto a medio/largo plazo. En el fútbol no hay magia.
(15/06/2024)