Wednesday 18 Sep 2024 | Actualizado a 20:33 PM

No es el ideal

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 4 de agosto de 2024 / 22:16

Por fin la Conmebol difundió su equipo ideal de la Copa América. Es el siguiente: Emiliano Martínez (Argentina); Alistair Johnston (Canadá), Cristian Romero (Argentina), Dávinson Sánchez (Colombia), Piero Hincapié (Ecuador); Rodrigo De Paul (Argentina), Manuel Ugarte (Uruguay), James Rodríguez (Colombia); Lionel Messi (Argentina), Lautaro Martínez (Argentina), Raphinha (Brasil).

Fue elegido por el Grupo de Estudio Táctico (GET) de la entidad, conformado por exjugadores, algunos de ellos también entrenadores, que saben más que nadie del tema. Fueron nueve miembros: Gerardo Pelusso, Mauro Silva, Marco Etcheverry, Christian Bassedas, Roberto Acuña, Oscar Ruggeri, Nery Pumpido, Clarence Acuña y Rodrigo Pérez.

Estamos lejos de coincidir, disentimos en varios nombres. No se trata de combinar jugadores de diferentes países para ser diplomáticos y que quede mezcladito, sino de incluir a los que jugaron realmente bien, en la mayor cantidad de partidos y que llegaron más alto.

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Bajo estos tres preceptos, es difícil salirse de Argentina y Colombia. Vimos con sentido analítico todos los partidos de la Copa y, algo muy importante, anotando todas las jugadas e incidencias relevantes, algo esencial en la posterior elección de los mejores, porque después la memoria falla.

Entre dos elementos de rendimiento parejo debe decidir quien llegó más lejos con su selección. Si la paridad continúa, quien definió un partido con un gol o una asistencia. Si se trata de defensas, el que haya sido más determinante para evitar la caída de su valla o dar mayor seguridad a su equipo.

Lo mismo vale para los arqueros. O sea, quien intervino con eficacia en jugadas claves y en mayor cantidad de ocasiones. Si un atleta no pasó la primera fase es difícil elegirlo, como el caso de Gerardo Arteaga, notable lateral izquierdo mexicano que le dio a su cuadro la única victoria en la competencia con un gol bellísimo ante Jamaica. Jugador de temple fantástico que tal vez veamos destacar en el próximo Mundial.

En el arco no puede haber discusión posible: Dibu Martínez brilló en todos los juegos de su selección. Fue figura ante Chile, descolló en la tanda de penales frente a Ecuador (tapó dos). Dio seguridad en todo momento y transmitió su fibra ganadora al resto del equipo. Recibió un solo gol, en el que no tuvo responsabilidad alguna. Y fue campeón, un detalle no menor.

Daniel Muñoz fue claramente el mejor lateral del torneo, pese a haber sido expulsado en la semifinal con Uruguay y no participar de la final. Impasable en la marca, se devoró a Vinicius y además marcó el tanto del empate versus Brasil. Y ya había anotado en el triunfo sobre Paraguay.

De más categoría que sus colegas de puesto. Aunque el canadiense Johnston se mostró como un eficiente marcador, no hay punto de comparación entre lo que hicieron uno y otro. Y Muñoz llegó a la final.

Los dos centrales no tienen discusión: Cuti Romero y Dávinson Sánchez. El primero es un zaguero casi feroz en el mano a mano, segurísimo, fuerte, determinado, posiblemente el mejor del mundo en su puesto. Y volvió a demostrarlo.

Fundamental como último hombre cuando Argentina pasó algún momento de zozobra. Dávinson cumplió espléndidamente. Tanto que le puede significar volver a Inglaterra o a las grandes ligas. Enérgico, elástico, comprometido, llegó a todas, sensacional en el juego aéreo. Si era por él, Colombia ganaba la Copa. Consagratoria actuación.

De lateral izquierdo nos quedamos con la fiereza habitual de Tagliafico, otro impasable en su punta. Un futbolista parecido a Dani Carvajal, del Real Madrid. Su mente es superior a la de los demás. Terrible en la marca, con una dureza y una energía interior privilegiadas, incluso jugándose el físico.

Piero Hincapié, lo hemos apuntado varias veces, es un defensa extraordinario, ni un milímetro menos. Pero es central, no lateral puro. Y aunque fue muy buena su participación, no alcanza lo hecho por Tagliafico, que además levantó la Copa.

El volante central indiscutible fue Jefferson Lerma, un titán, campeón de la generosidad para marcar, trabar, luchar, auxiliar a sus compañeros, siempre con eficiencia. Y ´le sobró para señalar el gol del triunfo ante Paraguay (2-1) y Uruguay (1-0), ambos de cabeza, éste último, espectacular, que le dio el pase a Colombia a la final. Se comió la cancha contra Brasil y Uruguay. Imposible no incluirlo.

En cambio, el GET Conmebol eligió al uruguayo Manuel Ugarte, un jugador que da todos sus pases hacia atrás, muy raramente alguno al costado, y todos de seis o siete metros de recorrido; no tiene gambeta, remate, cabezazo ni trancada. Ni, mucho menos, talento organizador. En el gol de Colombia, que eliminó a Uruguay, estaba al lado de Lerma, no saltó, se cubrió del pelotazo. Algún día hará un gol o un pase gol o una jugada prometedora, no hay que descartarlo. Disparatado ponerlo por encima de Lerma.

De Paul tuvo un buen rendimiento, es una pieza significativa para Scaloni por lo que juega y lo que influye en sus compañeros y, sobre todo, en los rivales y en los árbitros. Vivísimo, incansable, buen pasador. No obstante, nos inclinamos por Mac Allister como volante mixto por la ductilidad de Alexis, su notable interpretación del juego. Dio dos asistencias y en la construcción de acciones de ataque es esencial. Pero en el caso De Paul-Mac Allister cualquiera sea el elegido está bien, es cuestión de preferencia.

Como 10, no hay duda alguna: James Rodríguez. Fue el jugador de la Copa. Estaba bien físicamente (su karma) e hizo diferencia. Se lo vio feliz, enfocado, lúcido. Su pegada del balón, sobre todo en jugada detenida, es fantástica. Manda los centros de la muerte. Decisivo para llevar a Colombia a la final, en la que no brilló porque la astucia del equipo argentino lo anuló. Igual, el premio al mejor jugador lo había logrado con lo anterior. Relanzó su carrera.

Poner a Messi en el once ideal no está bien. No fue su Copa y no le favorece que lo incluyan. Colaboró con un gol y una asistencia, además de su liderazgo y seriedad competitiva. No estaba atléticamente óptimo y en el primer partido recibió una falta muy dura del chileno Suazo que lo condicionó para los encuentros siguientes. Incluso no jugó ante Perú. Y en la final, en la que comenzó dinámico, sufrió una entorsis severa que lo tendrá dos meses en el taller. Hacemos un 4-4-2 y en su lugar colocamos a Richard Ríos, una de las revelaciones del campeonato. Volante completo, hábil con la pelota (viene del fútbol de salón), dinámico, trabajador, interesante en la marca, con ida y vuelta y buen pase.

Arriba está, quizás, lo más simple. Lautaro Martínez no ofrece fisuras. Autor de 5 goles (ninguno de penal) y artillero de EE.UU. 2024. Convirtió en las tres victorias de primera fase y el golazo de la final. Se le cuestiona cierta lentitud y que no presiona en la salida del rival, sin embargo, tiene técnica, sobre todo de remate, y frente al arco es contundente.

Por derecha nos quedamos con el delantero más desequilibrante, el canadiense Jacob Shaffelburg. Hizo un gol y dio un pase gol, pero básicamente animó a todo Canada. Rápido, encarador, guapo. Raphinha ni siquiera destacó en un partido. Apenas un gol de tiro libre a Uruguay.

Nuestro once: Dibu Martínez (ARG); Muñoz (COL), Cuti Romero (ARG), D. Sánchez (COL), Tagliafico (ARG); Richard Ríos (COL), J. Lerma (COL), Mac Allister (ARG), James (COL); Shaffelburg (CAN), Lautaro (ARG).

(04/08/2024)

El mapa de la felicidad

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 15 de septiembre de 2024 / 23:50

Los devastadores incendios forestales que padece Bolivia quedaron por un día en segundo plano. El país amaneció con una amplia sonrisa de oriente a occidente. La Verde, contra todo pronóstico venció a Chile en Santiago por primera vez en 98 años de enfrentamientos. Dados los antecedentes históricos entre ambos países (la Guerra del Pacífico, una herida que nunca cierra, en la que Bolivia perdió el mar) fue para el visitante como dar una vuelta olímpica, una caricia para el alma. Porque la historia no juega, pero juega. Desde 1993 no ganaba un partido de visitante. Y lo hizo nada menos que sobre Chile. En gran forma.

Otro tanto vale para Paraguay, que venció a Brasil y desató una euforia general. La Albirroja lleva tres Mundiales viéndolos por televisión (2014-2018-2022), y el pésimo arranque en esta Eliminatoria suponía un cuarto. Pero asumió Gustavo Alfaro y en dos partidos dio vuelta la media: empató ante Uruguay en Montevideo -estando muy cerca de ganar- y ahora noqueó a Brasil con un supergolazo de Diego Gómez. La selección guaraní se metió de lleno en la pelea por un cupo directo.

El mapa de la felicidad lo completa Colombia, única invicta de la Eliminatoria, que tumbó a Argentina con un equipo definitivamente armado, que aprendió a manejar los partidos bravos y está en uno de los momentos más felices de su recorrido como selección.

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* Inesperado. “¿Pensaron que nunca íbamos a atacar…?”, preguntó Óscar Villegas, el flamante y revulsivo entrenador de La Verde, camino a convertirse en un personaje nacional. Tomó a una Bolivia desahuciada y en dos partidos logró 6 puntos y el triunfo histórico sobre Chile, por el que nadie apostaba. En la goleada de 4 a 0 sobre Venezuela pudieron haberlo ayudado los 4.150 metros de El Alto. Pero Santiago es llano y le ganó con autoridad 2 a 1. No tiene miedo Villegas. Con lo que hay, sin cuatro titulares por suspensiones, lesiones y otras hierbas, le salió a jugar adelantado a Chile. Y pese a la desgracia de Carlos Lampe, que se desplomó (se rompió el talón de Aquiles, que era de Lampe, no de Aquiles) y le quedó a Eduardo Vargas el arco libre y sin oposición, fue de nuevo al ataque y logró el segundo gol. Bolivia se inscribe entre los candidatos a pelear la clasificación. Le quedan cinco partidos en El Alto a la Verde, 15 puntos, atención a eso…

* Vía aérea. No debe haber equipo en el mundo, hoy, que tenga el poder de gol de Colombia mediante el juego de alto. A la casi increíble perfección de los centros de James (para este cronista, el mejor de siempre en ese ítem), se une un ramillete de cabeceadores temibles: por altura y potencia de salto, Dávinson Sánchez, Lerma, Yerson Mosquera, Yerry Mina, John Jader Durán; Daniel Muñoz por sus apariciones fantasmales por derecha y Lucho Díaz porque es una de sus virtudes innatas, la colocación en el área y el buen golpeo.

* Nuevo. Unos le dicen verborrágico, otros vendehumo, pero, donde llega, Gustavo Alfaro deja una marca, crea una ilusión, levanta cementerios. Lo hizo en Ecuador, en Costa Rica, ahora en Paraguay. En dos partidos le devolvió el alma a la Selección Paraguaya, que retomó la vieja garra guaraní. Derrotó al Brasil más espantoso de que se tenga memoria (1 a 0) y se entonó. “El país está feliz”, dicen los medios asuncenos. Le ganó “a la paraguaya”, luchando cada pelota como luchó en la Guerra Grande, dejando todo. Este Brasil de una modestia franciscana en nombres y en juego no atinó a nada. No era difícil pronosticar la levantada albirroja: tiene muy buen material. Ahora Paraguay será difícil para todos.

* Real. La estrella del Paraguay-Brasil fue Diego Gómez, el magnífico volante derecho del Inter Miami, de 21 años, al que lo tienen en la mira varios clubes europeos. Tal vez la mejor figura surgida últimamente en Sudamérica. Lo que se dice un crack de verdad, no de redes sociales. Criterioso, incansable, de buen manejo, con llegada al área rival, Diego hizo el gol de la victoria ante Brasil, que ya se postula como el más bonito de la Eliminatoria. Recibió un rebote fuera del área brasileña, la paró, hizo pasar de largo a Bruno Guimarães y le pegó de tres dedos, cruzado, la bola dio en el palo y entró. Inolvidable. Gómez deslumbró en Estados Unidos. Obviamente, millones de talentos dijeron en Twitter “sí, pero destaca en la MLS, que es una liga de cuarta …” El bueno lo demuestra donde sea.

  * ¿Abucheos al goleador…? El máximo artillero de la historia de la Selección Ecuatoriana, Enner Valencia (42 goles), fue abucheado y silbado cuando su nombre sonó por los altavoces del estadio de Liga de Quito antes del choque con Perú. Ecuador ganó 1 a 0 con un golazo de Enner Valencia de cabeza. Una vez más. Al ser reemplazado, los hinchas quisieron retractarse con aplausos, Enner no los agradeció, se fue con gesto adusto.

* Balón de Oro Inminente. El título corresponde a Vinicius, quien otra vez defraudó por completo en Brasil. Fue anulado por el lateral suplente de Lanús, Juan José Cáceres (argentino hijo de paraguayos). Perdió 17 balones. «Vinícius no puede jugar solo por nombre. Ya empieza a ser hora de dar un poquito más y de moverse, no simplemente quedarse quieto en la izquierda», escribió Caio Ribeiro, comentarista de Globoesporte. «Hay jugadores nulos con la selección, y uno de ellos es Vinícius», cerró. Pese a todo, es el primer favorito a ganar el Balón de Oro.

* Sin liderazgo. Paulo Silas, el exvolante ofensivo de São Paulo y San Lorenzo, bimundialista con Brasil, en una magnifica entrevista con ESPN, dio fuertes definiciones sobre la Canarinha: «No tenemos liderazgos, no tenemos un 10, Neymar sigue siendo nuestra esperanza, Vinicius se esfuerza, pero no pasa nada. Si vamos así al Mundial no pasamos la primera fase».

* Cero. Así como Bolivia fue el único e impensado competidor que logró los seis puntos en la doble jornada, Chile también fue el único que no sumó: dos derrotas dolorosísimas ante Argentina y Bolivia. “Puede venir Guardiola y será lo mismo”, dicen sus exglorias. Los históricos de la Roja salvan a Gareca y cargan contra la pobreza de los jugadores actuales. En los últimos seis años desfilaron Reinaldo Rueda, Martín Lasarte, Eduardo Berizzo, ahora Gareca y con todos fue lo mismo: la Roja se hunde. Para buena parte del ambiente, si Chile perdía con Bolivia, se tenía que ir el Flaco. Pero el técnico no piensa dar un paso al costado. Y despedirlo costaría una fortuna a la federación. Para peor, en la doble fecha de octubre debe enfrentar al necesitado Brasil adentro y a Colombia en Barranquilla. Duro.

* Récord. Chile llevaba exactos once meses sin marcar un gol oficial hasta este último tan polémico que le marcó a Bolivia, que tampoco sirvió para sumar. Si Lampe no se rompía el talón, Eduardo Vargas no habría podido anotar y La Roja seguiría en cero con la red.

Por ahora, el mapa de la infelicidad lo componen Brasil y Chile. Pero hay otros en lista de espera…

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La tabla le guiña un ojo a Bolivia

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 8 de septiembre de 2024 / 23:01

Sólo iban 13 minutos, llegó el misilístico golazo de Ramiro Vaca y arrancó en las tribunas el “Viva mi patria, Bolivia…”, azuzado por alguna banda presente. Lo decimos a menudo: cuando gana la selección, gana Bolivia. El fútbol tiene el privilegio del que no goza ninguna otra actividad humana: alegra al país entero. Las dos mayores emociones de este pedazo de mundo las dio la pelota, en el ’63 y el ’93. Para mejor, el hincha posee memoria selectiva, se acuerda de las buenas nomás.

Ahora la tabla le guiña el ojo a Bolivia. Iguala en puntos con Paraguay, el séptimo, y está a sólo dos del sexto, Ecuador. Y falta una vida: once partidos. Pero, para darle valor al triunfo sobre Venezuela debe lograr un resultado mañana en Chile. No será fácil. Chile viene con la sangre en el ojo tras ser goleado por Argentina y necesita una victoria como sea. “Por la razón o la fuerza”, dice su escudo. Así también lo piensa el hincha de La Roja.

Lastimosamente, se cayeron tres efectivos en la tropa de Óscar Villegas: Ramiro Vaca, posiblemente el jugador de más categoría de todo el fútbol boliviano, Héctor Cuéllar, de excelente labor ante la Vinotinto, muy firme atrás y en el medio, y Henry Vaca, que entró al partido como potro desbocado y se lesionó. También está en duda Terceros por una herida cortante.  

Las posibilidades de Bolivia eran dos: dar un volantazo y hacer un último intento en esta Eliminatoria o resignarse y comenzar a pensar en el Mundial 2030. Se eligió la primera, como debe ser. En ese camino, se tomaron tres medidas fundamentales: 1) cambiar el técnico (Zago, como Costas, no transmitía ninguna sensación, no tenía piel con la selección), 2) se refrescó el plantel con lo poco que hay para renovar y 3) se designó la sede de El Alto para complicarle más la vida a los visitantes. Y para terminar de complicárselas, se eligieron diecisiete jugadores que viven en La Paz y están adaptados: 8 de Always, 7 de Bolívar y 2 de Strongest.

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Las tres medidas implantadas para encarar las últimas doce fechas fueron vivificantes: Bolivia aplastó a Venezuela, que venía siendo la revelación de la clasificatoria y de la Copa América. Bastó que entrara el bombazo de Ramiro Vaca para que empezara la demolición. La Vinotinto nunca hizo pie, sintió la altitud y no se puso nunca de acuerdo con la pelota, le tintineaba. Aparte, su logística no fue extraordinaria: se concentraron en Buenos Aires, luego viajaron a Santa Cruz y recién el día anterior a La Paz. Mucho lío. Hay que simplificar. De haberse quedado una semana en La Paz seguro rendían mejor físicamente.

Punto alto: Óscar Villegas es un hombre querido en todo el ambiente, tiene excelente relación con los jugadores. Está absolutamente demostrado: técnico paternalista obtiene el doble o el triple de sus dirigidos. Importa más que la táctica o el conocimiento. Todos los próceres de esta función lo atestiguan: Ferguson, Klopp, Ancelotti, Menotti, Telé Santana, Maturana.

Punto bajo: Ramiro Vaca sabía que arrastraba una amarilla, el jugador sabe bien eso, pero no hizo más que meter el gol y sacarse la camiseta: amonestado. Inadmisible. Dejó a Bolivia chueca para el terrible choque en Santiago.  

 * Desconsuelo. “Argentina estaba de celebración por lo de Di María y nos bailó igual”, lamentó Juan Cristóbal Guarello, el periodista más seguido de Chile, en su canal de Youtube. El esperado recambio no aparece. “La pérdida de jerarquía le pasa la cuenta a la Selección Chilena”, opina Rodrigo Fuentealba en La Tercera. Y amplía: “Tras 20 años, no habrá jugadores nacionales en la Champions League, a la vez que solo cinco militan en las ligas más importantes de Europa, contra los 25 de hace una docena de años”. Eso se nota en La Roja.

* Golcito. El Brasil más ramplón de la historia le ganó 1 a 0 al nuevo Ecuador de Sebastián Beccacece. Para graficar: no generó ni una situación de gol la Canarinha. El único tanto fue un tirito de Rodrygo desde fuera del área (lo que antes definíamos como “una masita”) que rozó en la espalda de William Pacho, descolocó al arquero Galíndez, dio en el palo y se metió. Ecuador dominó por largos tramos, pero meterla le cuesta horrores.

La única situación realmente clara estuvo en los pies de Moisés Caicedo, solo frente a Alisson, pero definió sin clase, al cuerpo del arquero. El poco público en Curitiba despidió con silbidos al equipo de Dorival Junior. Que seguro estará en el Mundial, pero genera indiferencia. “La selección vive un duro choque entre expectativa y realidad”, coinciden los medios brasileños.

* Anulado. Suspendido el lateral Angelo Preciado para enfrentar a Brasil, Beccacece apeló a un volante, Alan Franco, para marcar a Vinicius. Sin jugar nunca en el puesto y sin despeinarse, Franco borró al Balón de Oro Inminente, que otra vez tuvo una noche en blanco. Un crack verdadero, una vez (¡una…!) gana el partido él solo, o le da brillo al equipo, o levanta las tribunas. O algo. El diario deportivo Lance tituló: “Jornalistas no perdonan a Vini Jr. tras la victoria de la Selección: ‘pésimo’”. Como dijo Ronaldo “No es un joga bonito. Lo siento, pero es la realidad”. Tiene recién 24 años, puede hacer cumbre, por ahora no le da.

* Llorado. El que es grande grande en serio, sin márketing, sin prensa, es Luis Suárez, despedido por su gente en el empate ante Paraguay. Se retira de la Selección Uruguaya por decisión propia cuando todavía está para dar guerra. ¡Qué delantero extraordinario ha sido Suárez…! Para este cronista, el mejor futbolista uruguayo de la historia, con diferencia. ¿Y entre los sudamericanos…? Ahí, ahí… La Celeste llorará a un jugador irrepetible por mentalidad ganadora, garra suprema, técnica y gol. Frente a Paraguay ensayó una tijera, sin pararla y la bola dio en el palo. Si era gol se caía el Centenario. Tal vez le cueste cincuenta años o un siglo a Uruguay parir otro Luis Suárez. Según Sergio Gorzy, periodista estrella de la TV oriental, “no se va porque le falten fuerzas para seguir o porque haya otros mejores sino porque, como varios, no lo aguantan más a Bielsa”.

* Bajas. “Uruguay no jugó bien, se salvó tres veces y dejó sus primeros dos puntos de local”, dice El Observador, de Montevideo, en su nota principal de Deportes. Volvió a ser el Uruguay intenso y fragoroso, pero con poco juego. Lo que más preocupa en el campamento celeste es que ante Venezuela, el martes, le faltarán 12 jugadores, casi todos titulares. Venezuela tiene una oportunidad de oro de sumar de a tres siendo local.

* Mérito. El de Argentina, de no aflojarse nunca. En medio de los festejos por el adiós a Di María de la selección, entre fuegos de artificio, sonrisas y abrazos, este grupo de Scaloni entró al campo -sin Messi- y pasó por encima de Chile: 3 a 0 con toqueteo. Hay como un pacto de este plantel de no permitirse un relajamiento ni en un amistoso. Ya es la mejor Selección Argentina de todas.

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Eliminatoria: todos van a mejorar

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 3 de septiembre de 2024 / 23:22

Siento ruido de pelota… La Copa América fue ayer, pero ya es recuerdo. El presente se llama Eliminatoria. Vuelve mañana con una presunción: todos van a crecer futbolísticamente.

La Copa jugada en Estados Unidos fue un filtro: sirvió para tener juntos a los planteles 40 días, sacar conclusiones, hacer depuración y renovar.

También para cambiar a los técnicos que no encajaban. La Eliminatoria lleva disputado el 33,33% de su desarrollo. Y de acá al 19 de noviembre se irá otro 33,33. O sea, en 75 días se dilucidará una gruesa porción de competencia. Puede, incluso, que el 19 de noviembre ya se conozca el nombre de algún clasificado al Mundial.

No es posible pensar que Brasil siga siendo el sexto en la tabla de posiciones con 2 victorias y 3 derrotas. Debería escalar, aunque la confusión en el fútbol brasileño es grande. Y la falta de cracks también.

En su última conquista mundial, en 2002, presentó a Cafú y Roberto Carlos de laterales, Lucio y Roque Junior de centrales, Ronaldinho, Kaká, Rivaldo y Ronaldo en ataque. Un ramillete de fenómenos. Ahora tiene a Vinicius… Que un día puede bailar a su marcador y otro perder dieciocho balones, como le pasó ante Costa Rica.

Dorival Junior hizo limpieza profunda, sacó a nueve elementos de los que llevó a la Copa América: Rafael, Bremer, Andreas Pereira, Douglas Luiz, Ederson (el volante del Atalanta, no el arquero), Pepê, Evanilson, Raphinha y Gabriel Martinelli.

Después, por lesión, fueron descartados Yan Couto y Savinho. Todos nombres comunes, discretos. En total: once nuevos respecto a julio pasado. Y sigue ausente Neymar… Es el Brasil más ramplón de la historia, sin un átomo de duda. Aún así, creemos, va a clasificar, lo contrario sería un naufragio superior al del Titanic.

A esta Verdeamarela enfrentará Ecuador. La Tricolor, con el debut de Sebastián Beccacece en la banca, tiene la oportunidad de obtener su primera victoria frente al coloso como visitante. Vuelve Estupiñán, espectacular marcador izquierdo, sigue la “Defensa de Oro” con Félix Torres, Pacho, Hincapié, y se han sumado dos valores muy importantes en los extremos: Alan Minda por izquierda, John Yeboah por derecha.

Está el ascendente Jeremy Sarmiento. Ahora sí Enner Valencia tiene acompañamiento. Falta ver si el nuevo entrenador transmite atrevimiento. Nómina le sobra para ir a ganar. Enfrentarán al Brasil más vulnerable de toda la historia.

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Uruguay, el estadio Centenario, el fútbol oriental y Sudamérica toda despedirán a Luis Suárez, un prócer de la pelota en esta parte del mundo. La Celeste llorará a un jugador irrepetible por mentalidad ganadora, garra suprema, técnica y gol (lleva 578 y hará más en clubes). El futbolista uruguayo cumbre de todos los tiempos enfrentará a Paraguay y dirá adiós. Lo menos que merece es un estadio hasta la bandera y una ovación única.

Uruguay llega al choque con la Albirroja con 9 bajas: 5 suspendidos por la batahola armada en el partido ante Colombia en Charlotte -Darwin Núñez, Bentancur, Josema Giménez, Ronald Araujo y Mathias Olivera-, 3 lesionados -Viña, De Arrascaeta y De la Cruz- y un separado por la agresiva reacción al no ser alineado en el juego ante Canadá -Canobbio-. Nueve habituales que faltarán. Además, Manuel Ugarte lleva dos meses sin jugar y Suárez actuará solamente ante Paraguay. Aunque Uruguay es un equipo ya aceitado, puede costarle caro. Y el nuevo Paraguay de Gustavo Alfaro podría sacar provecho. Alfaro (también se estrena) es un técnico sacapuntos, astuto tácticamente y buen motivador. Tiene un póker de jóvenes talentos adelante el seleccionado guaraní: Diego Gómez, Ramón Sosa, Julio Enciso y Micky Almirón. No obstante, la emoción que seguramente flotará en el ambiente por la despedida de Suárez empujará a los charrúas a la victoria.

Bolivia espera a Venezuela en El Alto, nunca tan bien puesto el nombre. El estadio de Villa Ingenio, a 4.150 metros sobre el nivel del mar, será el bunker desde el cual la Verde espera crecer. Eso, más el nuevo estratega Óscar Villegas y una fuerte renovación del plantel con varios juveniles son las armas con que Bolivia espera progresar en la tabla. De última, está apenas a dos puntos del séptimo, Paraguay, y restan 32 por disputarse. A falta de figuras, es una proactiva manera de reaccionar, un buen intento de cambio.

Pero la Vinotinto está embalada, se fue invicta de la Copa América y jugando un fútbol de pelota al pie, de tuya y mía. Le sobran volantes dúctiles con la bola, entre ellos Yefferson Soteldo, Jefferson Savarino y Telasco Segovia. Está firme atrás, con un gran arquero (Romo) y dos centrales impasables (Yordan Osorio y Ferraresi). Y adelante, el veterano goleador Salomón Rondón más el ascendente Eduard Bello. Fernando Batista convocó 41 jugadores para esta doble fecha, reflejo de la abundancia de valores. De ellos, uno sólo actúa en Venezuela, los demás en Brasil, Ecuador, Colombia, México, Estados Unidos y Europa. Duelo de resultado incierto. “Bolivia no debería tener problemas para vencer a Venezuela”, dijo Flavio Robatto, técnico de Bolívar. Somos más cautos.

Colombia vuelve masticando aún la rabia de la final ante Argentina la noche de la no tragedia de Miami. Pero con un entrenador fantástico, un esquema y un equipo consolidados. “¡Qué ganas de ganarle a Argentina…!”, tituló su excelente columna Gabriel Meluk, editor de Deportes de El Tiempo. Pero antes enfrentarán a Perú, y ni una mínima mención a la selección incaica. Es que, por Eliminatorias, Colombia lleva 42 años sin perder en Lima, donde se medirán el viernes. Ni piensan en Perú. Cuidado… nadie gana en la víspera, los partidos hay que jugarlos, y Perú le arruinó a Colombia el viaje a Catar al derrotarlo en Barranquilla con gol del Orejita Flores. ¡Ojo ahí…! Colombia está intacto, sólo le faltará el viernes Jefferson Lerma (muchos Jefferson…) Hasta se da el lujo de dejar afuera a Miguel Borja, el goleador de River, tercer artillero mundial en 2024.

Perú, sin Paolo Guerrero ni Cueva ni Carrillo (no tenidos en cuenta) intentará salir del último puesto. Tiene buen arquero y aceptable defensa, el déficit es su generación de juego y, sobre todo, su pobre poder de fuego. Se fue de la Copa América sin gritar un gol. Tiene el mismo problema de Bolivia: no produce jugadores. Y no producen porque no trabajan bien las inferiores, no hay misterios.

Cierran Argentina y Chile. En Chile quieren llamarlo clásico, en Argentina no aceptan: “Nuestro clásico es Brasil”, responden. La Albiceleste tendrá el apoyo de 85.000 rugientes, se esperan recaudar 7,5 millones de dólares para celebrar la última Copa América y el adiós de Di María. No estará Messi por su seria lesión de tobillo y tampoco Tagliafico, un marcador implacable.

“El fútbol argentino está sosteniendo a la Selección Chilena”, dice Danilo Díaz, magnífico periodista del país de Neruda. Se refiere a los siete futbolistas que vienen siendo figuras en la Superliga Argentina: Gabriel Arias (Racing), Paulo Díaz (River), Matías Catalán y Bruno Barticciotto (Talleres), Felipe Loyola (Independiente), Rodrigo Echeverría y Williams Alarcón (Huracán). La mayoría de ellos representa la renovación y en Chile despiertan enorme entusiasmo. Esos siete y Ricardo Gareca como DT generan confianza en la clasificación a un Mundial, que a Chile se le ha negado en 2018 y 2022.

Esto es lo que uno cree, después está lo que pasa.

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‘Nací dos veces en mi vida’

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 1 de septiembre de 2024 / 23:03

“Yo nací dos veces en mi vida: una el 28 de marzo de 1947 en el Callao, la otra el 31 de agosto del ’69 en La Bombonera”. En la primera lo bautizaron Oswaldo Felipe Ramírez. En la segunda, el pueblo lo llamó simplemente ‘Cachito’, de una vez y para siempre.

De cómo un suceso futbolístico puede cambiar la existencia de una persona, ‘Cachito’ Ramírez es testigo y paradigma. Resaltaba por sus goles, tanto que el célebre entrenador brasileño Didí lo tuvo en cuenta desde su primera convocatoria en la Selección Peruana.

Pero el titular era Alberto Gallardo, excelente puntero izquierdo de Sporting Cristal, más tarde transferido al Cagliari italiano. ‘Cacho’ era el patito feo. Cuando entraba, la tribuna lo reprobaba. Los futbolistas peruanos de la época eran artistas del balón y al que no mostraba el mismo grado de tecnicismo el público lo silbaba. Sin embargo, aquella tarde histórica de 1969 fue toda suya.

Se estaba por consumar uno de los sucesos más resonantes de la historia de las Eliminatorias. Argentina y Perú jugaban el partido decisivo de la clasificación para México ’70 en el mítico estadio de Boca Juniors. Perú nunca había ido a un Mundial sino por invitación. A los incas les alcanzaba un empate; Argentina estaba obligada a ganar, aunque no parecía un problema; como siempre, le sobraban figuras y lo dirigía Adolfo Pedernera.

Oswaldo ‘Cachito’ Ramírez en una entrevista con Jorge Barraza.

Un inoportuno desgarro de Gallardo obligó a Didí a reemplazarlo por Oswaldo Ramírez, joven puntero del Sport Boys en quien casi nadie confiaba. Tanto que el periodista Paco Landa, del diario Extra, publicó: “Perú jugará con diez ante Argentina, Didí decidió alinear a Ramírez”. Llegó la hora. Ante un estadio lleno y rugiente, se fue el primer tiempo en cero. Comenzó el nerviosismo argentino.

En eso parte un pase largo hacia la izquierda, pica el zurdo del Callao y clava un puñal en el arco albiceleste: 1-0 Perú. Tras mucho machacar, empata el local con un penal de Albrecht, pero es una aspirina que no surte efecto. Dos minutos después, otra vez un pase al claro, pique de ‘Cachito’ y otro puñal a la red argentina. Cuando agoniza el partido, gol albiceleste: 2 a 2 final.

Dos escapadas furibundas del punterito del Boys y dos tiros cruzados que congelaron La Bombonera. Silencio de muerte. Cacho logró un milagro: enmudeció a un país e hizo estallar a otro. Argentina era eliminada de un Mundial por única vez en su historia. En Perú, millones salían atropelladamente a las calles, presas de una emoción indescriptible. Fue un 31 de agosto; se cumplieron 55 años del suceso.

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-Fue una época maravillosa del fútbol peruano. Cuando iba a empezar una Eliminatoria el técnico convocaba a 45 jugadores. Todos buenos. Y la prensa se quejaba de que habían dejado afuera a 4 ó 5 que andaban bien. Hoy no se juntan diez-, nos contaba Cacho. -Para que tengas una idea, en el ’66 debutamos en Primera Teófilo Cubillas en Alianza, Percy Rojas en la “U” y yo en el Boys. Fíjate.

-¿Cómo fue lo de La Bombonera, Cacho?

-Ufff… Yo era suplente. Y no sabía si iba a jugar, porque Gallardo se lesionó contra Bolivia en Lima y entró Zegarra por él. Pero con Gallardo, el titular en la punta izquierda, en lugar de competir o tener algún entripado éramos muy buenos compañeros. Cada vez que por los altavoces daban el equipo, la gente ovacionaba a todos. “Chumpitaz: ¡Bieeeeennnn…!, Perico León: ¡Bieeeeennnn…!, Cubillas: ¡Bieeeeennnn…!” Cuando llegaba a Gallardo o a mí: “Uuuuuuhhhh…” Abucheos, silbidos. Le digo: Alberto, vamos a cambiar esto. Cuando tu juegues, yo voy a anotar todo lo que haces bien y lo que haces mal; cuando juegue yo, tu márcame lo que debo mejorar. Lo conversábamos y nos ayudábamos. Al llegar el partido con Argentina, Alberto se lesiona y es él quien le dice al técnico: “Hágame caso, úselo a Cacho que ha mejorado mucho”. Y antes de viajar a Buenos Aires viene Waldir y me anuncia: “Cacho, el domingo vas a jugar tu”. En el último entrenamiento antes del juego, que lo hicimos ahí mismo en La Bombonera, le metí dos goles igualitos a Dimas Zegarra.

-Andabas afilado…

-Fíjate que ese domingo a la mañana estábamos concentrados en La Candela, el centro deportivo de Boca, y queríamos salir para ir a misa, pero Waldir se opuso. “De acá no sale nadie”. Quería evitar problemas. Tu sabes, los hinchas argentinos son distintos que en cualquier otra parte de América. Y trajeron un cura; cayó tan simpático que lo invitamos a comer, y luego se fue con nosotros a la cancha, en el bus. Se sentó a mi lado y me dice: “¿Vos sos el que va a debutar…? Mirá que te va a marcar Gallo…” Le respondo: “Padre, me los he comido. Y con cresta”. Estaba confiado. Al final del partido, no sé cómo hizo, pasó por entre medio de una multitud, llegó al vestuario y me dijo: “Tenías razón, te lo comiste con cresta y todo”.

-Es que Luis Gregorio Gallo era un lateral buenísimo, fuerte, firme en la marca.

-Sí, pero mira, yo reconozco que tal vez no fui un exquisito del fútbol, sin embargo, tenía dos virtudes que para mí fueron primordiales: una velocidad tremenda y sabía definir. Un día Waldir me llamó en la concentración y me dijo: “Cachito, estás errando muchos goles, pero cuando corrijas eso, le vas a dar muchas satisfacciones al Perú”.

-Y con 22 años, volabas…

-Mira, el primer tiempo termina 0 a 0 y en el entretiempo viene al vestuario Julio Naters, dirigente del Boys y me dice “Lechero, ¿y para cuándo el gol…?” Me habían puesto Lechero porque decían que yo era suertudo. Le contesto: No fastidies, ¿qué número tengo en la espalda…?. “El 22”. ¿Lo ves…? eso significa dos goles en el segundo tiempo… Pero claro que era en broma, ni soñaba con eso.

-¿Qué les ordenó Didí?

-Antes de empezar nos llamó a los delanteros y nos indicó: “Cambien las posiciones: Cacho, vas a la derecha, Baylón al centro y Perico (León) retrasado. Confundámoslos. Luego de diez minutos, cada uno a su lugar”. Y para el segundo tiempo dijo: “Tranquilos, estamos bien, ellos ya se están desesperando, y ahora se van a desesperar más”. Waldir era un sabio. Era sereno, fumaba y miraba, no era de gritar ni de hacer gestos, nada de eso.

Cacho tiene una memoria que envidiaría una manada de elefantes. Recuerda cada detalle con absoluta precisión.

-¿Cómo fue la reacción del púbico al final?

-No, todo bien. Mira, al hincha argentino hay que aguantarlo antes y durante el partido, pero cuando termina ya no es más problema. Nosotros salíamos en el bus y nos dijeron: “Todos al piso que nos pueden romper los vidrios”. Nos tiramos al piso y no pasaba nada, empezamos a escuchar que nos aplaudían y nosotros, desde el suelo, levantábamos la mano para saludar por las ventanillas. Por último ya vimos que estaba todo tranquilo, nos sentamos y no hubo inconvenientes.

-Imaginamos la llegada a Lima…

-Nos pusieron un carro descapotable a cada jugador, íbamos en caravana saludando y eran miles y miles a ambos lados de la calle, por la Avenida Fawcett, la Avenida Colonial, la Plaza San Martín, el jirón de la Unión, hasta llegar a Palacio, todo lleno. Nunca visto, al menos en Perú. Con decirte que arribamos al aeropuerto a las nueve y cuarto de la noche y llegamos al palacio presidencial a la una y media de la mañana.

-Y tu eras el héroe…

-Es difícil explicar eso, ese día, ese momento… Pienso que fui un predestinado. Mira, íbamos con traje y camisa blanca. Los puños de mi camisa llegaron negros, pero negros, ah… porque la gente me agarraba, me tironeaba… A las cuatro y media de la mañana nos entregaron los laureles deportivos frente a una multitud.

La hazaña fue un domingo; el martes, el mismo periodista que vaticinó que poner a ‘Cachito’ era jugar con diez, publicó otra nota y tituló “Perdona, Cachito”. Está en la historia.

Oswaldo Ramírez ya había sido goleador absoluto del Perú en 1968. Y volvería a serlo luego. Fue el máximo artillero peruano de la historia durante años. Es el primer anotador peruano en la Libertadores y cumplió una campaña exitosa. Pero aquel 31 de agosto del ’69 empezó todo de cero: sus goles se convirtieron en mito.

En 1985, el presidente Alan García lo nombró titular de la Federación Peruana de Fútbol, el primer futbolista que llegaba a tal cargo, acaso en el mundo. Todo por aquellas dos corridas felices por la izquierda y esos goles que hicieron explotar de orgullo a una nación entera como nunca, desde el Imperio Incaico hasta hoy.

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La revolucionaria nueva Champions

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 30 de agosto de 2024 / 11:22

Hay que hacer un curso para entenderla: es la nueva Champions. No tiene nada que ver con la que conocimos hasta ahora ni con ningún otro torneo anterior, su formato es revolucionario.

Distinta a todo lo conocido, aunque continúa con la tendencia de la FIFA de engordar los certámenes que ya están con más equipos y más partidos. Y crear otros. Habiendo tanta actividad le va a ser difícil a cualquiera establecer una hegemonía, se llame como se llame…

Un ejemplo: para afrontar las siete competencias que le tocan esta temporada, el Madrid podría llegar a disputar 72 partidos. El año tiene 52 semanas, los futbolistas gozan de 30 días de vacaciones, con lo cual quedan 48, un mes de pretemporada las reduce a 44, y las fechas FIFA para jugar en selecciones quitan otras cinco semanas, con lo cual quedan 39.

En ese lapso debería el Madrid disputar 72 juegos. Siempre y cuando no haya Mundial o Eurocopa o Liga de Naciones. O Copa América, en el caso de los futbolistas sudamericanos.

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Una cuestión técnica

El calendario explota, pero la UEFA y la FIFA no paran de agregar torneos y partidos. Es obvio que esto conseguirá que se repartan los éxitos. Y los clubes que busquen los títulos grandes deberán tener planteles de 30 jugadores mínimo.

Pero no es igual jugar con titulares que con suplentes. Esto resentirá irremediablemente la calidad del juego. Sucede que el negocio de la televisación es tan fabuloso que hay que darle más y más. Como un león insaciable al que arrojarle una chuleta tras otra.

La pregunta que muchos se formulan: ¿este nuevo sistema podrá acabar con el monopolio del Real Madrid…? ¿Para eso se hizo…? No olvidemos que el principal enemigo de la UEFA es el club de Florentino Pérez, impulsor casi exclusivo de la Superliga, la cual nacería para hundir a la competición estrella de la Unión Europea.

Pero volvamos al nuevo sistema de disputa. Se suman 4 equipos, pasa de 32 a 36. Habrá 64 partidos más: de 125 a 189. No hay más grupos, cada equipo juega contra 8 rivales distintos, los cuales los determinó ayer una máquina. Todos a partido único, siendo local o visitante. Como ejemplo: al Madrid le tocará enfrentar al Borussia Dortmund, Milan, Salzburgo y Sttutgart en el Bernabéu, en tanto visitará al Liverpool, Atalanta, Lille y Brest.

Los 36 equipos suman en una tabla general. Los 8 de arriba pasan directamente a octavos de final y los 12 últimos quedan eliminados. Los 16 del medio, que ocupen los puestos 9° al 24° pasan a los dieciseisavos de final, una suerte de repechaje. Los ocho ganadores avanzan a octavos y desde ahí en adelante todo es igual que antes.

Los cuatro bombos de 9 clubes cada uno fueron ordenados por coeficiente de rendimiento UEFA. Por ello, en el bombo uno están los mejores, o sea Real Madrid, Manchester City, Bayern Munich, PSG, Liverpool, Borussia Dortmund, Inter, Leipzig, Barcelona. Todos enfrentarán a dos contrincantes de cada bombo. Lo novedoso es que no hubo sorteo ni bolillas, los adversarios fueron decididos por un programa de computación.

Fueron aumentados considerablemente los premios (21%). La nueva Champions repartirá 2.750 millones de dólares entre sus 36 animadores. El campeón, contando el premio por participar, los bonos por resultados (2,33 millones de dólares por victoria), las taquillas de local y el promedio obtenido por teleaudiencia podría embolsar alrededor de 220 millones de dólares.

El vencedor deberá jugar 15 partidos y no 13, como hasta la última edición. Pero incluso podrían ser 17 si es que le toca pasar por la repesca. Alemania e Italia estarán representados por 5 equipos pues ganaron un cupo adicional gracias a la buena actuación de sus clubes el año pasado. Inglaterra, España y Francia tendrán 4, Portugal, Holanda y Austria 2, en tanto Escocia, Suiza, Ucrania, Bélgica, Croacia, Serbia, Eslovaquia y República Checa contarán con uno.

La estrategia de la UEFA parece clara: habilitar a más países y repartir más dinero para que no se le disperse el ganado, que puede ser atraído por la Superliga. No obstante, Giorgio Marchetti, vicepresidente de la entidad europea, señaló: «El cambio nada tiene que ver con la Superliga. Hemos estudiado el cambio de la competición desde hace mucho tiempo, desde 2018. Consultamos con los clubes y hemos creído que era el momento de hacer una reforma en profundidad».

Florentino Pérez está totalmente en desacuerdo con esta reforma radical, ya lo había hecho saber en un durísimo discurso durante la última asamblea de socios del Real Madrid: “La nueva Champions es un formato absurdo, sin sentido… La UEFA pretende un proyecto insólito, sin partidos a ida y vuelta y con más encuentros. Van en sentido contrario. Esa no es la solución. Los derechos de los 125 partidos de la Champions de ahora se vendían en España por 360 millones. Para 2024 se han vendido 189 partidos por 320 millones de euros; 64 partidos más y 40 millones menos”.

Siguió con el mazo: “El fútbol sufre una crisis institucional sin precedentes a todos los niveles, tanto en España como en Europa. La situación es muy grave. Hay una serie de gestores que actúan sin pensar en los aficionados. El fútbol europeo no pertenece al presidente de la UEFA y el fútbol español no pertenece al presidente de LaLiga”.

Luego hizo énfasis en el negocio global del deporte: “Los clubes de fútbol hemos sido superados por los clubes americanos de otros deportes. Las diez primeras entidades deportivas del ranking Forbes son ya equipos de otros deportes. Algo deben estar haciendo muy bien los americanos y algo debemos estar haciendo muy mal en Europa”.

Contra su estilo calmo y sobrio, Pérez lanzó toda la artillería contra la UEFA: “Este modelo de competición alejará aún más a los aficionados de nuestro deporte. El nuevo modelo de la UEFA no es el que demandan los aficionados de todo el mundo, sino el que se ajusta mejor al sistema de gobernanza de la UEFA, un sistema propio de otras épocas al servicio de sus gestores. No se tienen en cuenta las demandas de los aficionados y los jugadores ni las necesidades de los clubes. La UEFA sigue gestionando las competiciones igual que hace treinta años”.

Por último, cargó con bayoneta contra la Liga Española: “Tenemos la obligación de ofrecer a los aficionados de todo el mundo el mejor espectáculo posible y abaratar el fútbol televisado. No tiene sentido cobrar 100 euros al mes por ver el fútbol televisado, el 10% del salario mínimo interprofesional. La estrategia no puede ser cobrar cada vez más a cada vez menos aficionados”.

Es una guerra abierta y declarada entre el club más ganador y poderoso del mundo (también el más atractivo de la Champions) versus la rígida y también poderosa UEFA. Superliga versus Champions. Habrá más capítulos. De momento, el Madrid está dentro del sistema. De momento…

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