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El gran dilema: acertar con el DT

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 11 de agosto de 2024 / 21:31

La Copa América eyectó seis técnicos, tres de Sudamérica (Zago, Sánchez Bas, Garnero, y tres de Concacaf (los de México, Estados Unidos y Jamaica). Y dejó tocados a Dorival Junior (Brasil) y Fossati (Perú). Esto demuestra que la Copa no es un torneo “de preparación” ni “para aprender”, como insinuaban hace años los entrenadores. Ya todos aprendieron. Hoy, hasta Venezuela enseña. Si fracasás, te vas. Pero, apenas terminada la Copa, ya hay run run de Eliminatoria, la cual vuelve pronto, el 5 de septiembre. El camino al Mundial tampoco es la Ruta de la Seda, ya trituró a nueve directores técnicos en sólo seis fechas disputadas.

Existe una certeza: todos van a mejorar en relación al último partido jugado, en noviembre de 2023. Chile, de la mano de Gareca, debiera levantar; Brasil, que hoy es sexto, también. Lo mismo Paraguay, que ya tiene un acuerdo con Gustavo Alfaro, un astuto. Si dejó Costa Rica para ir a la Albirroja es porque advierte que encontrará material interesante. Y con buen plantel es un técnico saca puntos. Faltan 12 partidos y todo puede suceder. Salvo Argentina, Uruguay y Colombia, que van con dos vueltas de ventaja, los demás están amontonados. Del quinto -Ecuador- al octavo -Chile- hay sólo tres puntos. El que se descuide…

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No es el ideal

Bolivia, encerrado en un oscuro presente del que no logra salir, sacudió la modorra con dos noticias trascendentes: Una, designó a Óscar Villegas, un DT más especializado en formación juvenil sin títulos ganados a nivel profesional. “Es un proyecto a diez años”, dice la Federación. Habrá que ver en qué quedan los “diez años” cuando pierda tres partidos. La otra, fijó como sede para el próximo encuentro de local el estadio de El Alto, a 4.150 metros sobre el nivel del mar. Allí, Bolivia recibirá primero a Venezuela y, sin funciona, también a Colombia el 10 de octubre, aunque esto aún no está confirmado. La idea está clara: que la altura equipare la falta de potencial futbolístico. Habrá que ver si le da resultado. La altura sola no gana, pero que hay ventaja, la hay. Casi la totalidad de los integrantes de la Selección Boliviana son de Bolívar, The Strongest y Always Ready y viven en La Paz, están adaptados a la altitud, los rivales no.

Villegas era, hasta su nombramiento, el conductor de Always Ready. En febrero, golearon allí en Villa Ingenio a Sporting Cristal 6 a 1 por la Libertadores. Luego, en Lima, Cristal se desquitó por 3 a 1. O sea, hubo siete goles de diferencia entre la altitud y el llano.

Fernando Batista, técnico de Venezuela, no puso excusas: “Si está habilitado por la FIFA o por Conmebol, se habrán presentado todos los papeles. De mi parte no tengo ninguna queja. Habrá que prepararse de la mejor manera».

El problema de Bolivia lo describe Miguel Ángel Rimba, ex de la Verde en el Mundial de 1994: “No tenemos jugadores”. Y agregó un segundo inconveniente: “Nuestro juego es lento”. Lo mismo le pasa a Perú: juega Paolo Guerrero, cercano a los 41 años, porque no aparece otro que lo desbanque.

Paraguay, de lamentable torneo en Estados Unidos -tres derrotas en tres presentaciones-, ya eligió a su nuevo estratega: Gustavo Alfaro. Falta que lo anuncien. Sucede que la Federación de Costa Rica le exigía al ex DT de Ecuador una indemnización de 600.000 dólares y seguramente Alfaro pretendía que la pagara la Asociación Paraguaya (“Voy, pero si debo romper el contrato paguen ustedes”, habrá planteado). Fue duro el regateo, aunque es justo: cuando a los técnicos los despiden, estos reclaman todo el contrato. Cuando se van por decisión propia debe ser recíproco. El ex DT de Ecuador, Arsenal, Boca y San Lorenzo, entre otros, se encontrará con Julio Enciso, Micky Almirón, Ramón Sosa, Matías Rojas y, sobre todo Diego Gómez, cinco jóvenes de enorme proyección. Si les saca el jugo, guay con Paraguay…

Con Alfaro serán siete entrenadores argentinos sobre diez equipos nacionales: Scaloni (Argentina), Gareca (Chile), Lorenzo (Colombia), Bielsa (Uruguay), Batista (Venezuela), el mencionado Alfaro y Sebastián Beccacece (Ecuador). Tienen a su favor la pasión, el conocimiento, la formación. Pero que haya tantos entrenadores argentinos por el mundo no significa que todos sean buenos.

¿Está bien elegido Beccacece…? Como siempre, el tiempo responderá. El rosarino cuenta con una ventaja: sucederá a Félix Sánchez Bas. Era tal el fastidio con el catalán en Ecuador que cualquiera que viniera detrás generaría ilusión y tendría crédito. Pero el crédito y la confianza los dan los resultados. Y hay que conseguirlos. Como Sánchez Bas, Beccacece no ha sido futbolista, lo cual siempre resta puntos. Haber jugado y compartido vestuario es una vivencia que no la reemplaza ningún curso, ninguna academia. “Fue futbolista aficionado”, se aclara, pero eso no agrega mucho, todos lo fuimos.

Su historial no lo ayuda. En sus ocho años en la función tiene apenas un laurel: campeón de la Recopa Sudamericana con Defensa y Justicia, el club donde mejor anduvo. En líneas generales, no le fue bien. Estuvo en tres grandes: Universidad de Chile, Independiente y Racing. En los tres duró muy poco y fueron más las pálidas que las sonrisas. Se fue al descenso en España con el Elche y luego no pudo ascenderlo.

A su favor: se lo reconoce como un estudioso, un apasionado del fútbol y de la táctica. Y seguro vivirá todo el tiempo pensando en la Selección Ecuatoriana. No obstante, no alcanza con decir “es un loco del fútbol, está veinte horas por día pensando en el juego”. Hay que pensar bien, y transmitir mejor. En contra: suele ser muy impulsivo y eso en algunas ocasiones lo ha traicionado.

La táctica y el trabajo cuentan, sin embargo, está demostrado que no existe ningún aspecto más importante que el manejo de grupo, el saber generar mística y crear un vestuario armónico. Klopp, Ancelotti, Ferguson, Telé Santana, Menotti, el mismo Scaloni, ahora Lorenzo y tantos próceres de la profesión sentaron jurisprudencia al respecto. Establecer un ambiente de alegría y unión es decisivo para alcanzar el éxito. Lo más importante en el fútbol, hoy, es acertar con el técnico. Veremos si Ecuador, Paraguay y Bolivia, por fin lo logran.

¿Y Brasil…? La patria del jogo bonito duerme una larga siesta futbolística, sacudida cada año por la conquista de la Libertadores a través de alguno de sus clubes. Pero a nivel de selección hay un marasmo que ni noticias genera. Seguro clasificará al Mundial. No hacerlo sería una catástrofe tipo Titanic o Torres Gemelas. Pero deberá levantar mucho y nadie se atreve a apostar que será con Dorival Junior. Hay otro tema con Brasil: ya no es el principal biotipo físico de la región. Ecuador y Colombia, de hecho, lo han igualado o superado.

Mientras, Argentina, Colombia y Uruguay miran desde palco.

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La tabla le guiña un ojo a Bolivia

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 8 de septiembre de 2024 / 23:01

Sólo iban 13 minutos, llegó el misilístico golazo de Ramiro Vaca y arrancó en las tribunas el “Viva mi patria, Bolivia…”, azuzado por alguna banda presente. Lo decimos a menudo: cuando gana la selección, gana Bolivia. El fútbol tiene el privilegio del que no goza ninguna otra actividad humana: alegra al país entero. Las dos mayores emociones de este pedazo de mundo las dio la pelota, en el ’63 y el ’93. Para mejor, el hincha posee memoria selectiva, se acuerda de las buenas nomás.

Ahora la tabla le guiña el ojo a Bolivia. Iguala en puntos con Paraguay, el séptimo, y está a sólo dos del sexto, Ecuador. Y falta una vida: once partidos. Pero, para darle valor al triunfo sobre Venezuela debe lograr un resultado mañana en Chile. No será fácil. Chile viene con la sangre en el ojo tras ser goleado por Argentina y necesita una victoria como sea. “Por la razón o la fuerza”, dice su escudo. Así también lo piensa el hincha de La Roja.

Lastimosamente, se cayeron tres efectivos en la tropa de Óscar Villegas: Ramiro Vaca, posiblemente el jugador de más categoría de todo el fútbol boliviano, Héctor Cuéllar, de excelente labor ante la Vinotinto, muy firme atrás y en el medio, y Henry Vaca, que entró al partido como potro desbocado y se lesionó. También está en duda Terceros por una herida cortante.  

Las posibilidades de Bolivia eran dos: dar un volantazo y hacer un último intento en esta Eliminatoria o resignarse y comenzar a pensar en el Mundial 2030. Se eligió la primera, como debe ser. En ese camino, se tomaron tres medidas fundamentales: 1) cambiar el técnico (Zago, como Costas, no transmitía ninguna sensación, no tenía piel con la selección), 2) se refrescó el plantel con lo poco que hay para renovar y 3) se designó la sede de El Alto para complicarle más la vida a los visitantes. Y para terminar de complicárselas, se eligieron diecisiete jugadores que viven en La Paz y están adaptados: 8 de Always, 7 de Bolívar y 2 de Strongest.

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Las tres medidas implantadas para encarar las últimas doce fechas fueron vivificantes: Bolivia aplastó a Venezuela, que venía siendo la revelación de la clasificatoria y de la Copa América. Bastó que entrara el bombazo de Ramiro Vaca para que empezara la demolición. La Vinotinto nunca hizo pie, sintió la altitud y no se puso nunca de acuerdo con la pelota, le tintineaba. Aparte, su logística no fue extraordinaria: se concentraron en Buenos Aires, luego viajaron a Santa Cruz y recién el día anterior a La Paz. Mucho lío. Hay que simplificar. De haberse quedado una semana en La Paz seguro rendían mejor físicamente.

Punto alto: Óscar Villegas es un hombre querido en todo el ambiente, tiene excelente relación con los jugadores. Está absolutamente demostrado: técnico paternalista obtiene el doble o el triple de sus dirigidos. Importa más que la táctica o el conocimiento. Todos los próceres de esta función lo atestiguan: Ferguson, Klopp, Ancelotti, Menotti, Telé Santana, Maturana.

Punto bajo: Ramiro Vaca sabía que arrastraba una amarilla, el jugador sabe bien eso, pero no hizo más que meter el gol y sacarse la camiseta: amonestado. Inadmisible. Dejó a Bolivia chueca para el terrible choque en Santiago.  

 * Desconsuelo. “Argentina estaba de celebración por lo de Di María y nos bailó igual”, lamentó Juan Cristóbal Guarello, el periodista más seguido de Chile, en su canal de Youtube. El esperado recambio no aparece. “La pérdida de jerarquía le pasa la cuenta a la Selección Chilena”, opina Rodrigo Fuentealba en La Tercera. Y amplía: “Tras 20 años, no habrá jugadores nacionales en la Champions League, a la vez que solo cinco militan en las ligas más importantes de Europa, contra los 25 de hace una docena de años”. Eso se nota en La Roja.

* Golcito. El Brasil más ramplón de la historia le ganó 1 a 0 al nuevo Ecuador de Sebastián Beccacece. Para graficar: no generó ni una situación de gol la Canarinha. El único tanto fue un tirito de Rodrygo desde fuera del área (lo que antes definíamos como “una masita”) que rozó en la espalda de William Pacho, descolocó al arquero Galíndez, dio en el palo y se metió. Ecuador dominó por largos tramos, pero meterla le cuesta horrores.

La única situación realmente clara estuvo en los pies de Moisés Caicedo, solo frente a Alisson, pero definió sin clase, al cuerpo del arquero. El poco público en Curitiba despidió con silbidos al equipo de Dorival Junior. Que seguro estará en el Mundial, pero genera indiferencia. “La selección vive un duro choque entre expectativa y realidad”, coinciden los medios brasileños.

* Anulado. Suspendido el lateral Angelo Preciado para enfrentar a Brasil, Beccacece apeló a un volante, Alan Franco, para marcar a Vinicius. Sin jugar nunca en el puesto y sin despeinarse, Franco borró al Balón de Oro Inminente, que otra vez tuvo una noche en blanco. Un crack verdadero, una vez (¡una…!) gana el partido él solo, o le da brillo al equipo, o levanta las tribunas. O algo. El diario deportivo Lance tituló: “Jornalistas no perdonan a Vini Jr. tras la victoria de la Selección: ‘pésimo’”. Como dijo Ronaldo “No es un joga bonito. Lo siento, pero es la realidad”. Tiene recién 24 años, puede hacer cumbre, por ahora no le da.

* Llorado. El que es grande grande en serio, sin márketing, sin prensa, es Luis Suárez, despedido por su gente en el empate ante Paraguay. Se retira de la Selección Uruguaya por decisión propia cuando todavía está para dar guerra. ¡Qué delantero extraordinario ha sido Suárez…! Para este cronista, el mejor futbolista uruguayo de la historia, con diferencia. ¿Y entre los sudamericanos…? Ahí, ahí… La Celeste llorará a un jugador irrepetible por mentalidad ganadora, garra suprema, técnica y gol. Frente a Paraguay ensayó una tijera, sin pararla y la bola dio en el palo. Si era gol se caía el Centenario. Tal vez le cueste cincuenta años o un siglo a Uruguay parir otro Luis Suárez. Según Sergio Gorzy, periodista estrella de la TV oriental, “no se va porque le falten fuerzas para seguir o porque haya otros mejores sino porque, como varios, no lo aguantan más a Bielsa”.

* Bajas. “Uruguay no jugó bien, se salvó tres veces y dejó sus primeros dos puntos de local”, dice El Observador, de Montevideo, en su nota principal de Deportes. Volvió a ser el Uruguay intenso y fragoroso, pero con poco juego. Lo que más preocupa en el campamento celeste es que ante Venezuela, el martes, le faltarán 12 jugadores, casi todos titulares. Venezuela tiene una oportunidad de oro de sumar de a tres siendo local.

* Mérito. El de Argentina, de no aflojarse nunca. En medio de los festejos por el adiós a Di María de la selección, entre fuegos de artificio, sonrisas y abrazos, este grupo de Scaloni entró al campo -sin Messi- y pasó por encima de Chile: 3 a 0 con toqueteo. Hay como un pacto de este plantel de no permitirse un relajamiento ni en un amistoso. Ya es la mejor Selección Argentina de todas.

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Eliminatoria: todos van a mejorar

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 3 de septiembre de 2024 / 23:22

Siento ruido de pelota… La Copa América fue ayer, pero ya es recuerdo. El presente se llama Eliminatoria. Vuelve mañana con una presunción: todos van a crecer futbolísticamente.

La Copa jugada en Estados Unidos fue un filtro: sirvió para tener juntos a los planteles 40 días, sacar conclusiones, hacer depuración y renovar.

También para cambiar a los técnicos que no encajaban. La Eliminatoria lleva disputado el 33,33% de su desarrollo. Y de acá al 19 de noviembre se irá otro 33,33. O sea, en 75 días se dilucidará una gruesa porción de competencia. Puede, incluso, que el 19 de noviembre ya se conozca el nombre de algún clasificado al Mundial.

No es posible pensar que Brasil siga siendo el sexto en la tabla de posiciones con 2 victorias y 3 derrotas. Debería escalar, aunque la confusión en el fútbol brasileño es grande. Y la falta de cracks también.

En su última conquista mundial, en 2002, presentó a Cafú y Roberto Carlos de laterales, Lucio y Roque Junior de centrales, Ronaldinho, Kaká, Rivaldo y Ronaldo en ataque. Un ramillete de fenómenos. Ahora tiene a Vinicius… Que un día puede bailar a su marcador y otro perder dieciocho balones, como le pasó ante Costa Rica.

Dorival Junior hizo limpieza profunda, sacó a nueve elementos de los que llevó a la Copa América: Rafael, Bremer, Andreas Pereira, Douglas Luiz, Ederson (el volante del Atalanta, no el arquero), Pepê, Evanilson, Raphinha y Gabriel Martinelli.

Después, por lesión, fueron descartados Yan Couto y Savinho. Todos nombres comunes, discretos. En total: once nuevos respecto a julio pasado. Y sigue ausente Neymar… Es el Brasil más ramplón de la historia, sin un átomo de duda. Aún así, creemos, va a clasificar, lo contrario sería un naufragio superior al del Titanic.

A esta Verdeamarela enfrentará Ecuador. La Tricolor, con el debut de Sebastián Beccacece en la banca, tiene la oportunidad de obtener su primera victoria frente al coloso como visitante. Vuelve Estupiñán, espectacular marcador izquierdo, sigue la “Defensa de Oro” con Félix Torres, Pacho, Hincapié, y se han sumado dos valores muy importantes en los extremos: Alan Minda por izquierda, John Yeboah por derecha.

Está el ascendente Jeremy Sarmiento. Ahora sí Enner Valencia tiene acompañamiento. Falta ver si el nuevo entrenador transmite atrevimiento. Nómina le sobra para ir a ganar. Enfrentarán al Brasil más vulnerable de toda la historia.

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Uruguay, el estadio Centenario, el fútbol oriental y Sudamérica toda despedirán a Luis Suárez, un prócer de la pelota en esta parte del mundo. La Celeste llorará a un jugador irrepetible por mentalidad ganadora, garra suprema, técnica y gol (lleva 578 y hará más en clubes). El futbolista uruguayo cumbre de todos los tiempos enfrentará a Paraguay y dirá adiós. Lo menos que merece es un estadio hasta la bandera y una ovación única.

Uruguay llega al choque con la Albirroja con 9 bajas: 5 suspendidos por la batahola armada en el partido ante Colombia en Charlotte -Darwin Núñez, Bentancur, Josema Giménez, Ronald Araujo y Mathias Olivera-, 3 lesionados -Viña, De Arrascaeta y De la Cruz- y un separado por la agresiva reacción al no ser alineado en el juego ante Canadá -Canobbio-. Nueve habituales que faltarán. Además, Manuel Ugarte lleva dos meses sin jugar y Suárez actuará solamente ante Paraguay. Aunque Uruguay es un equipo ya aceitado, puede costarle caro. Y el nuevo Paraguay de Gustavo Alfaro podría sacar provecho. Alfaro (también se estrena) es un técnico sacapuntos, astuto tácticamente y buen motivador. Tiene un póker de jóvenes talentos adelante el seleccionado guaraní: Diego Gómez, Ramón Sosa, Julio Enciso y Micky Almirón. No obstante, la emoción que seguramente flotará en el ambiente por la despedida de Suárez empujará a los charrúas a la victoria.

Bolivia espera a Venezuela en El Alto, nunca tan bien puesto el nombre. El estadio de Villa Ingenio, a 4.150 metros sobre el nivel del mar, será el bunker desde el cual la Verde espera crecer. Eso, más el nuevo estratega Óscar Villegas y una fuerte renovación del plantel con varios juveniles son las armas con que Bolivia espera progresar en la tabla. De última, está apenas a dos puntos del séptimo, Paraguay, y restan 32 por disputarse. A falta de figuras, es una proactiva manera de reaccionar, un buen intento de cambio.

Pero la Vinotinto está embalada, se fue invicta de la Copa América y jugando un fútbol de pelota al pie, de tuya y mía. Le sobran volantes dúctiles con la bola, entre ellos Yefferson Soteldo, Jefferson Savarino y Telasco Segovia. Está firme atrás, con un gran arquero (Romo) y dos centrales impasables (Yordan Osorio y Ferraresi). Y adelante, el veterano goleador Salomón Rondón más el ascendente Eduard Bello. Fernando Batista convocó 41 jugadores para esta doble fecha, reflejo de la abundancia de valores. De ellos, uno sólo actúa en Venezuela, los demás en Brasil, Ecuador, Colombia, México, Estados Unidos y Europa. Duelo de resultado incierto. “Bolivia no debería tener problemas para vencer a Venezuela”, dijo Flavio Robatto, técnico de Bolívar. Somos más cautos.

Colombia vuelve masticando aún la rabia de la final ante Argentina la noche de la no tragedia de Miami. Pero con un entrenador fantástico, un esquema y un equipo consolidados. “¡Qué ganas de ganarle a Argentina…!”, tituló su excelente columna Gabriel Meluk, editor de Deportes de El Tiempo. Pero antes enfrentarán a Perú, y ni una mínima mención a la selección incaica. Es que, por Eliminatorias, Colombia lleva 42 años sin perder en Lima, donde se medirán el viernes. Ni piensan en Perú. Cuidado… nadie gana en la víspera, los partidos hay que jugarlos, y Perú le arruinó a Colombia el viaje a Catar al derrotarlo en Barranquilla con gol del Orejita Flores. ¡Ojo ahí…! Colombia está intacto, sólo le faltará el viernes Jefferson Lerma (muchos Jefferson…) Hasta se da el lujo de dejar afuera a Miguel Borja, el goleador de River, tercer artillero mundial en 2024.

Perú, sin Paolo Guerrero ni Cueva ni Carrillo (no tenidos en cuenta) intentará salir del último puesto. Tiene buen arquero y aceptable defensa, el déficit es su generación de juego y, sobre todo, su pobre poder de fuego. Se fue de la Copa América sin gritar un gol. Tiene el mismo problema de Bolivia: no produce jugadores. Y no producen porque no trabajan bien las inferiores, no hay misterios.

Cierran Argentina y Chile. En Chile quieren llamarlo clásico, en Argentina no aceptan: “Nuestro clásico es Brasil”, responden. La Albiceleste tendrá el apoyo de 85.000 rugientes, se esperan recaudar 7,5 millones de dólares para celebrar la última Copa América y el adiós de Di María. No estará Messi por su seria lesión de tobillo y tampoco Tagliafico, un marcador implacable.

“El fútbol argentino está sosteniendo a la Selección Chilena”, dice Danilo Díaz, magnífico periodista del país de Neruda. Se refiere a los siete futbolistas que vienen siendo figuras en la Superliga Argentina: Gabriel Arias (Racing), Paulo Díaz (River), Matías Catalán y Bruno Barticciotto (Talleres), Felipe Loyola (Independiente), Rodrigo Echeverría y Williams Alarcón (Huracán). La mayoría de ellos representa la renovación y en Chile despiertan enorme entusiasmo. Esos siete y Ricardo Gareca como DT generan confianza en la clasificación a un Mundial, que a Chile se le ha negado en 2018 y 2022.

Esto es lo que uno cree, después está lo que pasa.

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‘Nací dos veces en mi vida’

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 1 de septiembre de 2024 / 23:03

“Yo nací dos veces en mi vida: una el 28 de marzo de 1947 en el Callao, la otra el 31 de agosto del ’69 en La Bombonera”. En la primera lo bautizaron Oswaldo Felipe Ramírez. En la segunda, el pueblo lo llamó simplemente ‘Cachito’, de una vez y para siempre.

De cómo un suceso futbolístico puede cambiar la existencia de una persona, ‘Cachito’ Ramírez es testigo y paradigma. Resaltaba por sus goles, tanto que el célebre entrenador brasileño Didí lo tuvo en cuenta desde su primera convocatoria en la Selección Peruana.

Pero el titular era Alberto Gallardo, excelente puntero izquierdo de Sporting Cristal, más tarde transferido al Cagliari italiano. ‘Cacho’ era el patito feo. Cuando entraba, la tribuna lo reprobaba. Los futbolistas peruanos de la época eran artistas del balón y al que no mostraba el mismo grado de tecnicismo el público lo silbaba. Sin embargo, aquella tarde histórica de 1969 fue toda suya.

Se estaba por consumar uno de los sucesos más resonantes de la historia de las Eliminatorias. Argentina y Perú jugaban el partido decisivo de la clasificación para México ’70 en el mítico estadio de Boca Juniors. Perú nunca había ido a un Mundial sino por invitación. A los incas les alcanzaba un empate; Argentina estaba obligada a ganar, aunque no parecía un problema; como siempre, le sobraban figuras y lo dirigía Adolfo Pedernera.

Oswaldo ‘Cachito’ Ramírez en una entrevista con Jorge Barraza.

Un inoportuno desgarro de Gallardo obligó a Didí a reemplazarlo por Oswaldo Ramírez, joven puntero del Sport Boys en quien casi nadie confiaba. Tanto que el periodista Paco Landa, del diario Extra, publicó: “Perú jugará con diez ante Argentina, Didí decidió alinear a Ramírez”. Llegó la hora. Ante un estadio lleno y rugiente, se fue el primer tiempo en cero. Comenzó el nerviosismo argentino.

En eso parte un pase largo hacia la izquierda, pica el zurdo del Callao y clava un puñal en el arco albiceleste: 1-0 Perú. Tras mucho machacar, empata el local con un penal de Albrecht, pero es una aspirina que no surte efecto. Dos minutos después, otra vez un pase al claro, pique de ‘Cachito’ y otro puñal a la red argentina. Cuando agoniza el partido, gol albiceleste: 2 a 2 final.

Dos escapadas furibundas del punterito del Boys y dos tiros cruzados que congelaron La Bombonera. Silencio de muerte. Cacho logró un milagro: enmudeció a un país e hizo estallar a otro. Argentina era eliminada de un Mundial por única vez en su historia. En Perú, millones salían atropelladamente a las calles, presas de una emoción indescriptible. Fue un 31 de agosto; se cumplieron 55 años del suceso.

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-Fue una época maravillosa del fútbol peruano. Cuando iba a empezar una Eliminatoria el técnico convocaba a 45 jugadores. Todos buenos. Y la prensa se quejaba de que habían dejado afuera a 4 ó 5 que andaban bien. Hoy no se juntan diez-, nos contaba Cacho. -Para que tengas una idea, en el ’66 debutamos en Primera Teófilo Cubillas en Alianza, Percy Rojas en la “U” y yo en el Boys. Fíjate.

-¿Cómo fue lo de La Bombonera, Cacho?

-Ufff… Yo era suplente. Y no sabía si iba a jugar, porque Gallardo se lesionó contra Bolivia en Lima y entró Zegarra por él. Pero con Gallardo, el titular en la punta izquierda, en lugar de competir o tener algún entripado éramos muy buenos compañeros. Cada vez que por los altavoces daban el equipo, la gente ovacionaba a todos. “Chumpitaz: ¡Bieeeeennnn…!, Perico León: ¡Bieeeeennnn…!, Cubillas: ¡Bieeeeennnn…!” Cuando llegaba a Gallardo o a mí: “Uuuuuuhhhh…” Abucheos, silbidos. Le digo: Alberto, vamos a cambiar esto. Cuando tu juegues, yo voy a anotar todo lo que haces bien y lo que haces mal; cuando juegue yo, tu márcame lo que debo mejorar. Lo conversábamos y nos ayudábamos. Al llegar el partido con Argentina, Alberto se lesiona y es él quien le dice al técnico: “Hágame caso, úselo a Cacho que ha mejorado mucho”. Y antes de viajar a Buenos Aires viene Waldir y me anuncia: “Cacho, el domingo vas a jugar tu”. En el último entrenamiento antes del juego, que lo hicimos ahí mismo en La Bombonera, le metí dos goles igualitos a Dimas Zegarra.

-Andabas afilado…

-Fíjate que ese domingo a la mañana estábamos concentrados en La Candela, el centro deportivo de Boca, y queríamos salir para ir a misa, pero Waldir se opuso. “De acá no sale nadie”. Quería evitar problemas. Tu sabes, los hinchas argentinos son distintos que en cualquier otra parte de América. Y trajeron un cura; cayó tan simpático que lo invitamos a comer, y luego se fue con nosotros a la cancha, en el bus. Se sentó a mi lado y me dice: “¿Vos sos el que va a debutar…? Mirá que te va a marcar Gallo…” Le respondo: “Padre, me los he comido. Y con cresta”. Estaba confiado. Al final del partido, no sé cómo hizo, pasó por entre medio de una multitud, llegó al vestuario y me dijo: “Tenías razón, te lo comiste con cresta y todo”.

-Es que Luis Gregorio Gallo era un lateral buenísimo, fuerte, firme en la marca.

-Sí, pero mira, yo reconozco que tal vez no fui un exquisito del fútbol, sin embargo, tenía dos virtudes que para mí fueron primordiales: una velocidad tremenda y sabía definir. Un día Waldir me llamó en la concentración y me dijo: “Cachito, estás errando muchos goles, pero cuando corrijas eso, le vas a dar muchas satisfacciones al Perú”.

-Y con 22 años, volabas…

-Mira, el primer tiempo termina 0 a 0 y en el entretiempo viene al vestuario Julio Naters, dirigente del Boys y me dice “Lechero, ¿y para cuándo el gol…?” Me habían puesto Lechero porque decían que yo era suertudo. Le contesto: No fastidies, ¿qué número tengo en la espalda…?. “El 22”. ¿Lo ves…? eso significa dos goles en el segundo tiempo… Pero claro que era en broma, ni soñaba con eso.

-¿Qué les ordenó Didí?

-Antes de empezar nos llamó a los delanteros y nos indicó: “Cambien las posiciones: Cacho, vas a la derecha, Baylón al centro y Perico (León) retrasado. Confundámoslos. Luego de diez minutos, cada uno a su lugar”. Y para el segundo tiempo dijo: “Tranquilos, estamos bien, ellos ya se están desesperando, y ahora se van a desesperar más”. Waldir era un sabio. Era sereno, fumaba y miraba, no era de gritar ni de hacer gestos, nada de eso.

Cacho tiene una memoria que envidiaría una manada de elefantes. Recuerda cada detalle con absoluta precisión.

-¿Cómo fue la reacción del púbico al final?

-No, todo bien. Mira, al hincha argentino hay que aguantarlo antes y durante el partido, pero cuando termina ya no es más problema. Nosotros salíamos en el bus y nos dijeron: “Todos al piso que nos pueden romper los vidrios”. Nos tiramos al piso y no pasaba nada, empezamos a escuchar que nos aplaudían y nosotros, desde el suelo, levantábamos la mano para saludar por las ventanillas. Por último ya vimos que estaba todo tranquilo, nos sentamos y no hubo inconvenientes.

-Imaginamos la llegada a Lima…

-Nos pusieron un carro descapotable a cada jugador, íbamos en caravana saludando y eran miles y miles a ambos lados de la calle, por la Avenida Fawcett, la Avenida Colonial, la Plaza San Martín, el jirón de la Unión, hasta llegar a Palacio, todo lleno. Nunca visto, al menos en Perú. Con decirte que arribamos al aeropuerto a las nueve y cuarto de la noche y llegamos al palacio presidencial a la una y media de la mañana.

-Y tu eras el héroe…

-Es difícil explicar eso, ese día, ese momento… Pienso que fui un predestinado. Mira, íbamos con traje y camisa blanca. Los puños de mi camisa llegaron negros, pero negros, ah… porque la gente me agarraba, me tironeaba… A las cuatro y media de la mañana nos entregaron los laureles deportivos frente a una multitud.

La hazaña fue un domingo; el martes, el mismo periodista que vaticinó que poner a ‘Cachito’ era jugar con diez, publicó otra nota y tituló “Perdona, Cachito”. Está en la historia.

Oswaldo Ramírez ya había sido goleador absoluto del Perú en 1968. Y volvería a serlo luego. Fue el máximo artillero peruano de la historia durante años. Es el primer anotador peruano en la Libertadores y cumplió una campaña exitosa. Pero aquel 31 de agosto del ’69 empezó todo de cero: sus goles se convirtieron en mito.

En 1985, el presidente Alan García lo nombró titular de la Federación Peruana de Fútbol, el primer futbolista que llegaba a tal cargo, acaso en el mundo. Todo por aquellas dos corridas felices por la izquierda y esos goles que hicieron explotar de orgullo a una nación entera como nunca, desde el Imperio Incaico hasta hoy.

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La revolucionaria nueva Champions

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 30 de agosto de 2024 / 11:22

Hay que hacer un curso para entenderla: es la nueva Champions. No tiene nada que ver con la que conocimos hasta ahora ni con ningún otro torneo anterior, su formato es revolucionario.

Distinta a todo lo conocido, aunque continúa con la tendencia de la FIFA de engordar los certámenes que ya están con más equipos y más partidos. Y crear otros. Habiendo tanta actividad le va a ser difícil a cualquiera establecer una hegemonía, se llame como se llame…

Un ejemplo: para afrontar las siete competencias que le tocan esta temporada, el Madrid podría llegar a disputar 72 partidos. El año tiene 52 semanas, los futbolistas gozan de 30 días de vacaciones, con lo cual quedan 48, un mes de pretemporada las reduce a 44, y las fechas FIFA para jugar en selecciones quitan otras cinco semanas, con lo cual quedan 39.

En ese lapso debería el Madrid disputar 72 juegos. Siempre y cuando no haya Mundial o Eurocopa o Liga de Naciones. O Copa América, en el caso de los futbolistas sudamericanos.

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Una cuestión técnica

El calendario explota, pero la UEFA y la FIFA no paran de agregar torneos y partidos. Es obvio que esto conseguirá que se repartan los éxitos. Y los clubes que busquen los títulos grandes deberán tener planteles de 30 jugadores mínimo.

Pero no es igual jugar con titulares que con suplentes. Esto resentirá irremediablemente la calidad del juego. Sucede que el negocio de la televisación es tan fabuloso que hay que darle más y más. Como un león insaciable al que arrojarle una chuleta tras otra.

La pregunta que muchos se formulan: ¿este nuevo sistema podrá acabar con el monopolio del Real Madrid…? ¿Para eso se hizo…? No olvidemos que el principal enemigo de la UEFA es el club de Florentino Pérez, impulsor casi exclusivo de la Superliga, la cual nacería para hundir a la competición estrella de la Unión Europea.

Pero volvamos al nuevo sistema de disputa. Se suman 4 equipos, pasa de 32 a 36. Habrá 64 partidos más: de 125 a 189. No hay más grupos, cada equipo juega contra 8 rivales distintos, los cuales los determinó ayer una máquina. Todos a partido único, siendo local o visitante. Como ejemplo: al Madrid le tocará enfrentar al Borussia Dortmund, Milan, Salzburgo y Sttutgart en el Bernabéu, en tanto visitará al Liverpool, Atalanta, Lille y Brest.

Los 36 equipos suman en una tabla general. Los 8 de arriba pasan directamente a octavos de final y los 12 últimos quedan eliminados. Los 16 del medio, que ocupen los puestos 9° al 24° pasan a los dieciseisavos de final, una suerte de repechaje. Los ocho ganadores avanzan a octavos y desde ahí en adelante todo es igual que antes.

Los cuatro bombos de 9 clubes cada uno fueron ordenados por coeficiente de rendimiento UEFA. Por ello, en el bombo uno están los mejores, o sea Real Madrid, Manchester City, Bayern Munich, PSG, Liverpool, Borussia Dortmund, Inter, Leipzig, Barcelona. Todos enfrentarán a dos contrincantes de cada bombo. Lo novedoso es que no hubo sorteo ni bolillas, los adversarios fueron decididos por un programa de computación.

Fueron aumentados considerablemente los premios (21%). La nueva Champions repartirá 2.750 millones de dólares entre sus 36 animadores. El campeón, contando el premio por participar, los bonos por resultados (2,33 millones de dólares por victoria), las taquillas de local y el promedio obtenido por teleaudiencia podría embolsar alrededor de 220 millones de dólares.

El vencedor deberá jugar 15 partidos y no 13, como hasta la última edición. Pero incluso podrían ser 17 si es que le toca pasar por la repesca. Alemania e Italia estarán representados por 5 equipos pues ganaron un cupo adicional gracias a la buena actuación de sus clubes el año pasado. Inglaterra, España y Francia tendrán 4, Portugal, Holanda y Austria 2, en tanto Escocia, Suiza, Ucrania, Bélgica, Croacia, Serbia, Eslovaquia y República Checa contarán con uno.

La estrategia de la UEFA parece clara: habilitar a más países y repartir más dinero para que no se le disperse el ganado, que puede ser atraído por la Superliga. No obstante, Giorgio Marchetti, vicepresidente de la entidad europea, señaló: «El cambio nada tiene que ver con la Superliga. Hemos estudiado el cambio de la competición desde hace mucho tiempo, desde 2018. Consultamos con los clubes y hemos creído que era el momento de hacer una reforma en profundidad».

Florentino Pérez está totalmente en desacuerdo con esta reforma radical, ya lo había hecho saber en un durísimo discurso durante la última asamblea de socios del Real Madrid: “La nueva Champions es un formato absurdo, sin sentido… La UEFA pretende un proyecto insólito, sin partidos a ida y vuelta y con más encuentros. Van en sentido contrario. Esa no es la solución. Los derechos de los 125 partidos de la Champions de ahora se vendían en España por 360 millones. Para 2024 se han vendido 189 partidos por 320 millones de euros; 64 partidos más y 40 millones menos”.

Siguió con el mazo: “El fútbol sufre una crisis institucional sin precedentes a todos los niveles, tanto en España como en Europa. La situación es muy grave. Hay una serie de gestores que actúan sin pensar en los aficionados. El fútbol europeo no pertenece al presidente de la UEFA y el fútbol español no pertenece al presidente de LaLiga”.

Luego hizo énfasis en el negocio global del deporte: “Los clubes de fútbol hemos sido superados por los clubes americanos de otros deportes. Las diez primeras entidades deportivas del ranking Forbes son ya equipos de otros deportes. Algo deben estar haciendo muy bien los americanos y algo debemos estar haciendo muy mal en Europa”.

Contra su estilo calmo y sobrio, Pérez lanzó toda la artillería contra la UEFA: “Este modelo de competición alejará aún más a los aficionados de nuestro deporte. El nuevo modelo de la UEFA no es el que demandan los aficionados de todo el mundo, sino el que se ajusta mejor al sistema de gobernanza de la UEFA, un sistema propio de otras épocas al servicio de sus gestores. No se tienen en cuenta las demandas de los aficionados y los jugadores ni las necesidades de los clubes. La UEFA sigue gestionando las competiciones igual que hace treinta años”.

Por último, cargó con bayoneta contra la Liga Española: “Tenemos la obligación de ofrecer a los aficionados de todo el mundo el mejor espectáculo posible y abaratar el fútbol televisado. No tiene sentido cobrar 100 euros al mes por ver el fútbol televisado, el 10% del salario mínimo interprofesional. La estrategia no puede ser cobrar cada vez más a cada vez menos aficionados”.

Es una guerra abierta y declarada entre el club más ganador y poderoso del mundo (también el más atractivo de la Champions) versus la rígida y también poderosa UEFA. Superliga versus Champions. Habrá más capítulos. De momento, el Madrid está dentro del sistema. De momento…

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Una cuestión técnica

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 25 de agosto de 2024 / 23:17

Dos países han monopolizado los títulos internacionales en los años recientes. España es lo que se dice “campeón de todo”: ganador de la reciente Eurocopa 2024, de la Liga de Naciones 2023 masculina, Liga de Naciones 2024 femenina, Mundial femenino 2023, campeón Olímpico en varones 2024, Real Madrid levantó la Champions masculina, Barcelona la Champions femenina, la Roja titular europea Sub-19 mujeres y hombres… Apabullante, inédito e inigualable.

De este lado del agua, Argentina hilvanó tres perlas preciosas: Copa América, Mundial, Copa América. Nunca se había dado. También ganó la Finalissima 2022 (Europa vs. Sudamérica, arrasando a Italia). Y son frecuentes sus éxitos en torneos juveniles. El año próximo se encontrarán en la Finalissima.

¿Por qué tantos títulos concentrados en apenas dos medios futbolísticos…? Desde luego, tener buenos jugadores es una explicación. Sin embargo, hay un denominador común: sus directores técnicos. Inundan el planeta. Los españoles son los más buscados de Europa, los argentinos copan América.

Luis de la Fuente, vencedor de los últimos dos laureles ibéricos (Euro y Liga de Naciones), no dispone de un plantel que uno diga “uuuuuuhhhh…” Acontece que De la Fuente, como sus colegas paisanos, tienen una buena fundamentación táctica y, sobre todo, atacan por aire, mar y tierra.

Enfrentan a Alemania en Stuttgart y no cejan en su búsqueda ofensiva. Su antecesor, Luis Enrique, igual. Y todos los conductores españoles de la nueva guardia: Guardiola en el City, Xabi Alonso en el Leverkusen, Unai Emery en el Aston Villa, Mikel Arteta en el Arsenal.

Tres de los cuatro primeros de la Premier League son dirigidos por españoles, que han sido campeones en Inglaterra, Alemania y Francia. El mismo Xavi Hernández, que en el breve lapso de cuatro años ganó 9 títulos entre el Al-Sadd de Catar y el FC Barcelona.

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Han invadido el mundo, son muy requeridos. En España están varias de las mejores escuelas de entrenadores del mundo. Esa es una de las claves. Otra es que, sin duda, Pep Guardiola hizo huella. Con matices, la mayoría juega a la posesión y posición. Esto es: tenencia de balón para dominar el juego y no ser atacado, estar en situación permanente de búsqueda ofensiva y generar peligro en base a movimientos y combinaciones más que en jugadas individuales. Este sistema le permitió a España ganar la Eurocopa derrotando a Italia, Alemania, Francia, Inglaterra y Croacia, cuatro campeones mundiales y un subcampeón. Y sin una nómina superestelar: con un auténtico crack como Rodri en el medio, eso sí; dos chicos desequilibrantes arriba, Lamine Yamal y Nico Williams, y el ultrarendidor Dani Carvajal en el lateral derecho como estandartes. El resto, jugadores interesantes, aunque normales, correctos, acaso sobresalga Dani Olmo. Los dos centrales son franceses nacionalizados -Le Normand y Laporte-. No es una constelación justamente. La carta de triunfo llega desde el banco.

En Argentina hay centenares de escuelas de entrenadores en todo el país. Posiblemente el nivel educativo sea bueno, pero no parece ser la razón principal del suceso y la penetración de los DT albicelestes en el exterior. “Pasa que es un país futbolizado a mil”, opina Danilo Díaz, notable periodista chileno. “Y tienen seis finales del mundo, para los de afuera eso influye a la hora de buscar un técnico”.

De diez selecciones, la Eliminatoria sudamericana tendrá siete estrategas del país de Di Stéfano, Maradona y Messi, el mismo número que hubo en la reciente Copa América. Y hay más: Claudio Vivas dirigirá a Costa Rica tras la salida de Gustavo Alfaro y Estados Unidos anunciará en octubre a Mauricio Pochettino para su equipo nacional. Desde la Patagonia hasta Norteamérica hay 80 entrenadores argentinos en clubes y selecciones. Algunos países, como Perú, tienen 12, ocho en Primera División y 4 en Segunda; once hay en Chile, once en Ecuador entre selección, Primera y Segunda; siete en Bolivia y Honduras, cinco en México y, muy significativo, cinco en Brasil. El fútbol brasileño mira cada vez más al argentino. También hay 42 futbolistas argentos en los principales cubes del gigante amazónico.

Y un dato impresionante: de los 16 equipos que quedaron en cuartos de final de Libertadores y Sudamericana, sumados, hay 9 brasileños y sólo 3 argentinos, pero nueve técnicos son argentinos (56%).

A diferencia de los españoles, lo de contratar técnicos argentinos no es nuevo, viene de lejos. Todo comenzó en 1935, cuando Guillermo Stábile, goleador del Mundial del ’30 que había jugado en Italia y Francia, asumió como orientador del Red Star de París y lo llevó a Primera. Estuvo hasta 1939. En la Copa del Mundo de 1938 integró el cuerpo técnico de Vittorio Pozzo, en la Italia campeona. Luego volvió a la patria y dirigió por veinte años a la selección albiceleste, ganando seis veces la Copa América. En los años ’40 y ’50 hubo algunos nombres de máxima resonancia en Europa como Renato Cesarini, Yiyo Carniglia (bicampeón de Europa con el célebre Real Madrid de Di Stefano y Puskas), Alejandro Scopelli, autor de “Yo, Mister”, libro de cabecera para todos los entrenadores del mundo; Helenio Herrera, el creador del multicampeón Inter de Milan. Ellos dejaron una profunda huella y abrieron el camino a cientos de compatriotas.

Hay una demanda cada vez mayor por contratar entrenadores argentinos, desde siempre una mano de obra muy buscada. América está regada, pero también se los ve en otros continentes y hasta en lugares exóticos. Se los tiene como buenos conductores de grupos, saben llegarle al jugador, actualizados, y en general se valora su conocimiento del juego. Los mejores exponentes hoy, sin duda son Lionel Scaloni (un hallazgo increíble) y Néstor Lorenzo, quien dio un vuelco total a la Selección Colombia.

“Los argentinos fueron unos adelantados en cuanto a la carrera de dirección técnica, mucho antes que todos y tomaron una ventaja fundamental”, sostiene Ramón Jesurún, presidente de la Federación Colombiana y quien contrató a Lorenzo. “Además -agrega-, no les da miedo explorar otros mercados, se adaptan muy fácilmente a la cultura e idiosincrasia y al sistema competitivo del país donde van. Hoy ya las escuelas de técnicos se están estableciendo con éxito en todas partes, pero aquel paso inicial que tuvieron les dio ese posicionamiento y la gran credibilidad en su trabajo”.

Luciano Martínez, amigo español-colombiano, me pregunta las razones de este suceso de los Simeone, Gareca, Bielsa, hijos a su vez de los Zubeldía, Toto Lorenzo, Menotti, Bilardo, Bianchi, Basile, Pekerman. “¿Dónde se capacitan…? En España la escuela de formación técnica para entrenadores es excelente y la regenta la Federación Española… El Ajax tiene una escuela de formación famosa… y los demás países europeos, cada uno a cual mejor. Pero Argentina, tiene una nube de técnicos fantásticos y nunca se oye hablar del lugar de formación”.

Como decimos, hay escuelas, desde luego, pero el mejor aprendizaje lo adquieren en el vestuario, en la discusión del café de la esquina, en la canchita del barrio, en el club, en la charla de fútbol a toda hora y en cualquier lugar. Es un hecho cultural que parte desde la pasión: todo argentino, en el fondo, se ve técnico de fútbol.

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