La bronca de todos
Imagen: La Razón
Ricardo Bajo
Imagen: La Razón
Introducción: después de casi tres semanas de ausencia, aparece Ismael Rescalvo, técnico de The Strongest. Es la quinta vez que el Tigre llega a octavos, es la quinta vez que no avanzará a cuartos (su maldición); no lo hará esta vez por méritos del rival, sino por errores/horrores propios.
Hay quinientos hinchas de Peñarol en la curva norte. Hay poco público stronguista en las gradas; hace rato que la hinchada ha dejado de creer en un equipo/club manejado como se maneja: con un presidente interino/ilegítimo que no convoca elecciones; por un entrenador que se hace la burla; y por un plantel partido/dividido. Rescalvo repite un dibujo que no hace jugar bien a sus dirigidos: un 4-1-4-1 con Ortega fuera de sitio, con un solo punta para remontar cuatro goles.
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Nudo: la primera parte termina uno a cero con gol de Triverio sobre el final de penal. Los errores de planteo han colocado otra vez a Chura de lateral zurdo. Y lo que es peor: el español deja al cruceño toda la banda, sin apoyos para subir pues Ortega se esconde. El colombiano acabará de cinco, lateralizando todas las pelotas en un mensaje evidente: no le da la gana. En clara venganza contra un cuerpo técnico que lo ha raleado feo. Es el Tigre haciéndose daño así mismo.
El “Manya” de Montevideo -un equipo limitado- se mete atrás con un 5-4-1. Saben que la eliminatoria la han ganado en su casa. El gualdinegro abusa del centro a la olla porque no tiene juego ni fútbol. Sobre el final se apagan varios focos de la recta general. El Tigre se queda sin luces.
Desenlace: en el descanso, la curva sur comienza a gritar “fuera Crespo”. La barra, otrora apoyo del presidente, ha mandado a parar. Estos gritos serán la banda sonora de la segunda parte. El mandatario ni siquiera está en la cancha. Estaría pensando renunciar debido a este pedido unánime popular y a los graves problemas de salud sufridos en Montevideo.
Por si faltara poco, Rescalvo cambia el sistema (a un 5-3-2, con el que nunca ha jugado) en el ecuador de estos segundos 45 minutos. Mete línea de tres, saca a Joel Amoroso y cambia de banda al uruguayo Guerrero que no es más que el argentino en ese costado. Es otro tiro en el pie, el enésimo. El equipo termina jugando con tres “cinco” diferentes. A falta de diez minutos entra Roca por Chura. El español acaba escondido en la casamata, sabe que sus horas están contadas.
Post-scriptum: la bronca del pueblo stronguista es contra todo, contra todos. Contra una presidencia que no va a convocar elecciones este año (los tiempos/plazos no dan), contra un entrenador irresponsable, contra un equipo que ha perdido la fe, incluso la garra. Y estamos en agosto.