Un Tigre fuera de campo
Imagen: Archivo La Razón
Ricardo Bajo
Imagen: Archivo La Razón
Introducción: estamos apenas mil personas en el Siles para ver un The Strongest-Royal Pari. Las barras de la Curva Sur y de la Recta Inmortal se quedan en los pasillos del estadio al inicio del “match”. Van a entrar para alentar en el minuto cinco. El fuera de campo es un concepto cinematográfico. Grafica todo lo que pasa fuera de escena, las imágenes que no se graban pero están ahí. En el Tigre pasan más cosas fuera de la cancha que en el propio terreno de juego.
Rescalvo insiste con un dibujo “contra natura”. Insiste con Chura de lateral, con Ortega pegado a la línea de cal por izquierda. Y con un solo delantero: esta vez castiga a Triverio y premia a Miranda. Royal Pari es prácticamente un equipo descendido.
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Nudo: The Strongest es un club dividido, en descomposición, anímicamente en estado depresivo. Ganará por tres goles a uno pero su juego sigue siendo ramplón, miserable, apático. El presidente es un hombre enfermo (y no es una metáfora), es un mandatario ausente. No está ni se lo espera. Los dirigentes y empleados que lo “acompañan” han optado por el abandono. En tarde de domingo ni siquiera hacen acto de presencia. El cuerpo técnico es altamente irresponsable.
El entrenador Rescalvo se hace expulsar (otra vez) cuando reclama un penal ya concedido a su equipo (el que será el tres a cero). ¿Se marchará de nuevo don Ismael a Miami ahora que viene otro parate por eliminatorias? Por cierto, ¿tiene sentido detener el campeonato otra vez tres semanas?
Los jugadores, como la propia barra de la curva, no pueden ocultar el divisionismo. Juegan a media máquina. Tienen al club a su merced ante la falta de brújula y conducción dirigencial. Un “trapo” en la curva dice así: “Ni dirigentes ni jugadores, venimos por los colores”.
Ursino -que a ratos juega de delantero- se hace expulsar al filo de los 45 minutos iniciales tras dar un codazo a un rival después de recuperada ya la pelota.
Desenlace: tras una primera parte para el despropósito y jugando con uno menos, el Tigre sentencia al contragolpe ante un Royal Pari que se anima solo al final. En los últimos diez minutos, entra Roca por un desplomado Ortega (que cuando mete su gol reclama apoyo a la curva). El colombiano recibe tímidos aplausos de los 300 hinchas que están en la “Prefe”. Roca se coloca como lateral y Chura pasa a su posición natural; son los mejores momentos de Jeyson. ¿Tan difícil es jugar así?
Post-scriptum: una radiografía de los cuatro estamentos del club (presidente, dt, jugadores e hinchada) muestra el estado enfermizo que asola el “corpus” stronguista. El Tigre sufre una enfermedad autoinmune, se hace daño así mismo, es su peor enemigo.