La revolucionaria nueva Champions
Imagen: Oswaldo
Jorge Barraza, columnista de La Razón
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Hay que hacer un curso para entenderla: es la nueva Champions. No tiene nada que ver con la que conocimos hasta ahora ni con ningún otro torneo anterior, su formato es revolucionario.
Distinta a todo lo conocido, aunque continúa con la tendencia de la FIFA de engordar los certámenes que ya están con más equipos y más partidos. Y crear otros. Habiendo tanta actividad le va a ser difícil a cualquiera establecer una hegemonía, se llame como se llame…
Un ejemplo: para afrontar las siete competencias que le tocan esta temporada, el Madrid podría llegar a disputar 72 partidos. El año tiene 52 semanas, los futbolistas gozan de 30 días de vacaciones, con lo cual quedan 48, un mes de pretemporada las reduce a 44, y las fechas FIFA para jugar en selecciones quitan otras cinco semanas, con lo cual quedan 39.
En ese lapso debería el Madrid disputar 72 juegos. Siempre y cuando no haya Mundial o Eurocopa o Liga de Naciones. O Copa América, en el caso de los futbolistas sudamericanos.
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El calendario explota, pero la UEFA y la FIFA no paran de agregar torneos y partidos. Es obvio que esto conseguirá que se repartan los éxitos. Y los clubes que busquen los títulos grandes deberán tener planteles de 30 jugadores mínimo.
Pero no es igual jugar con titulares que con suplentes. Esto resentirá irremediablemente la calidad del juego. Sucede que el negocio de la televisación es tan fabuloso que hay que darle más y más. Como un león insaciable al que arrojarle una chuleta tras otra.
La pregunta que muchos se formulan: ¿este nuevo sistema podrá acabar con el monopolio del Real Madrid…? ¿Para eso se hizo…? No olvidemos que el principal enemigo de la UEFA es el club de Florentino Pérez, impulsor casi exclusivo de la Superliga, la cual nacería para hundir a la competición estrella de la Unión Europea.
Pero volvamos al nuevo sistema de disputa. Se suman 4 equipos, pasa de 32 a 36. Habrá 64 partidos más: de 125 a 189. No hay más grupos, cada equipo juega contra 8 rivales distintos, los cuales los determinó ayer una máquina. Todos a partido único, siendo local o visitante. Como ejemplo: al Madrid le tocará enfrentar al Borussia Dortmund, Milan, Salzburgo y Sttutgart en el Bernabéu, en tanto visitará al Liverpool, Atalanta, Lille y Brest.
Los 36 equipos suman en una tabla general. Los 8 de arriba pasan directamente a octavos de final y los 12 últimos quedan eliminados. Los 16 del medio, que ocupen los puestos 9° al 24° pasan a los dieciseisavos de final, una suerte de repechaje. Los ocho ganadores avanzan a octavos y desde ahí en adelante todo es igual que antes.
Los cuatro bombos de 9 clubes cada uno fueron ordenados por coeficiente de rendimiento UEFA. Por ello, en el bombo uno están los mejores, o sea Real Madrid, Manchester City, Bayern Munich, PSG, Liverpool, Borussia Dortmund, Inter, Leipzig, Barcelona. Todos enfrentarán a dos contrincantes de cada bombo. Lo novedoso es que no hubo sorteo ni bolillas, los adversarios fueron decididos por un programa de computación.
Fueron aumentados considerablemente los premios (21%). La nueva Champions repartirá 2.750 millones de dólares entre sus 36 animadores. El campeón, contando el premio por participar, los bonos por resultados (2,33 millones de dólares por victoria), las taquillas de local y el promedio obtenido por teleaudiencia podría embolsar alrededor de 220 millones de dólares.
El vencedor deberá jugar 15 partidos y no 13, como hasta la última edición. Pero incluso podrían ser 17 si es que le toca pasar por la repesca. Alemania e Italia estarán representados por 5 equipos pues ganaron un cupo adicional gracias a la buena actuación de sus clubes el año pasado. Inglaterra, España y Francia tendrán 4, Portugal, Holanda y Austria 2, en tanto Escocia, Suiza, Ucrania, Bélgica, Croacia, Serbia, Eslovaquia y República Checa contarán con uno.
La estrategia de la UEFA parece clara: habilitar a más países y repartir más dinero para que no se le disperse el ganado, que puede ser atraído por la Superliga. No obstante, Giorgio Marchetti, vicepresidente de la entidad europea, señaló: «El cambio nada tiene que ver con la Superliga. Hemos estudiado el cambio de la competición desde hace mucho tiempo, desde 2018. Consultamos con los clubes y hemos creído que era el momento de hacer una reforma en profundidad».
Florentino Pérez está totalmente en desacuerdo con esta reforma radical, ya lo había hecho saber en un durísimo discurso durante la última asamblea de socios del Real Madrid: “La nueva Champions es un formato absurdo, sin sentido… La UEFA pretende un proyecto insólito, sin partidos a ida y vuelta y con más encuentros. Van en sentido contrario. Esa no es la solución. Los derechos de los 125 partidos de la Champions de ahora se vendían en España por 360 millones. Para 2024 se han vendido 189 partidos por 320 millones de euros; 64 partidos más y 40 millones menos”.
Siguió con el mazo: “El fútbol sufre una crisis institucional sin precedentes a todos los niveles, tanto en España como en Europa. La situación es muy grave. Hay una serie de gestores que actúan sin pensar en los aficionados. El fútbol europeo no pertenece al presidente de la UEFA y el fútbol español no pertenece al presidente de LaLiga”.
Luego hizo énfasis en el negocio global del deporte: “Los clubes de fútbol hemos sido superados por los clubes americanos de otros deportes. Las diez primeras entidades deportivas del ranking Forbes son ya equipos de otros deportes. Algo deben estar haciendo muy bien los americanos y algo debemos estar haciendo muy mal en Europa”.
Contra su estilo calmo y sobrio, Pérez lanzó toda la artillería contra la UEFA: “Este modelo de competición alejará aún más a los aficionados de nuestro deporte. El nuevo modelo de la UEFA no es el que demandan los aficionados de todo el mundo, sino el que se ajusta mejor al sistema de gobernanza de la UEFA, un sistema propio de otras épocas al servicio de sus gestores. No se tienen en cuenta las demandas de los aficionados y los jugadores ni las necesidades de los clubes. La UEFA sigue gestionando las competiciones igual que hace treinta años”.
Por último, cargó con bayoneta contra la Liga Española: “Tenemos la obligación de ofrecer a los aficionados de todo el mundo el mejor espectáculo posible y abaratar el fútbol televisado. No tiene sentido cobrar 100 euros al mes por ver el fútbol televisado, el 10% del salario mínimo interprofesional. La estrategia no puede ser cobrar cada vez más a cada vez menos aficionados”.
Es una guerra abierta y declarada entre el club más ganador y poderoso del mundo (también el más atractivo de la Champions) versus la rígida y también poderosa UEFA. Superliga versus Champions. Habrá más capítulos. De momento, el Madrid está dentro del sistema. De momento…